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CÁMARA OCULTA
Columna
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Largo me lo fíais

Juanjo Giménez, con la Palma de Oro al mejor corto.
Juanjo Giménez, con la Palma de Oro al mejor corto. REGIS DUVIGNAU (REUTERS)

Las películas del festival de Cannes despiertan inevitablemente el apetito del espectador a pesar de las diferencias de opiniones entre los críticos y las fogosa polémicas sobre los jurados… o precisamente por todo ello. Pero el caso es que uno las quiere ver al calor de tanta controversia, es decir, ahora mismo.

Sin embargo, habrá que esperar ni se sabe cuánto tiempo para que lleguen a nuestras pantallas. Por ejemplo, acaba de estrenarse en España una de las películas que en el Cannes del año pasado concitó buenas críticas, la china Más allá de las montañas, de Jia Zhang Ke, que además obtuvo en el festival de San Sebastián del pasado septiembre el Premio del Público. Cuando por fin la hemos podido ver se habían esfumado los ecos de aquellos elogios y lo que podía haber sido un estreno de campanillas corre el riesgo de hacerse invisible. ¿Por qué se tarda tanto? Aunque vivimos en la época del consumo inmediato, las películas suelen demorar su llegada hasta la exasperación. ¿Quién no quiere ver hoy mismo el cortometraje español Timecode, de Juanjo Giménez, que se ha alzado hace una semana con la Palma de Oro del mayor festival del mundo? ¿Pero cuándo y dónde podremos hacerlo?

A las usuales cortapisas que tienen los largos para llegar a tiempo a las salas españolas, se añaden las propias que padecen los cortometrajes a lo largo de todo el año. Porque en las salas comerciales ya no se proyectan, los festivales especializados no dan la vuelta al mundo y quedan circunscritos a sus ciudades, y las televisiones que se interesan por ellos lo anuncian poco o mal. Queda Internet, por supuesto, pero no es ese el medio para el que seguramente fueron concebidos.

Según el Ministerio de Cultura, en el año pasado se realizaron en España 234 cortos y este año la cifra supera ya el centenar. ¿Por qué las ayudas oficiales no apoyan más su exhibición? Hay coordinadoras, asociaciones, plataformas, que luchan con encono por defender los cortos y divulgarlos. Y a fe que consiguen buenas victorias… aunque quizás no las suficientes. Si hemos tardado un año en poder ver la película china, ¿cuánto nos queda para Timecode? ¿Y cuánto para la mayor parte de los largos que se vieron en el festival de Málaga hace un mes y continúan silenciados?

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