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feria del caballo de Jerez

No se puede torear más lento

Reaparición triunfal de José Tomás en Jerez

El diestro José Tomás, sale por la puerta grande de la plaza de toros de Jerez.
El diestro José Tomás, sale por la puerta grande de la plaza de toros de Jerez.Román Ríos (EFE)

Volvió el mito, en su máxima dimensión. José Tomás reapareció en Jerez mostrando su mejor dimensión, la de un torero maduro, centrado y con un conocimiento de la lidia fuera de lo normal. Desde los primeros compases dejó impronta de su compromiso con la pureza del toreo. Deleitó con un quite por chicuelinas, tan ajustadas que los pitones rozaban la taleguilla, y subió el listón con unas gaoneras lentas marca de la casa.

La faena de muleta fue un deleite constante. Hubo emoción estética y alardes de valor. Comenzó con estatuarios, cinco sin mover los pies de la arena, y se echó la muleta a la izquierda. Más puro imposible, tampoco más largo y más lento. Hasta tres tandas de perfecto toreo mientras sonaban los compases de Manolete, su espejo inicial.

Núñez del Cuvillo / Padilla, Tomás, Manzanares

Toros de Núñez del Cuvillo, correctos de presentación. Nobles, más bronco el quinto. El segundo fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Juan José Padilla: palmas y dos orejas.

José Tomás: dos orejas y rabo y oreja.

José María Manzanares: dos orejas y silencio.

Plaza de Jerez: 8 de mayo. Tercera corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".

Improvisó con faroles para aliviar al toro al final de faena, muy inteligente y remató con pases hilados sin perder pasos. Una estocada limpia le hizo ganar los máximos trofeos.

En el quinto, más bronco, que descabalgó al picador, estuvo más técnico y poderoso, casi mandón. La estocada, entera, le hizo ganar un trofeo por una labor de maestro maduro y largo.

El diestro de Galapagar fue el único que no brindó una de sus faenas al emérito rey Juan Carlos I. Padilla en su primero dedicó su labor al monarca. Sufrió un percance en banderillas que hizo temer lo peor. Tras un breve paso por la enfermería

José María Manzanares, más preocupado por la estética que por el dominio del toreo, dejó buenos pasajes en el tercero de la tarde, pero supo a poco. La comparación con José Tomás, especialmente si se repara en el espacio que quedaba entre toro y torero en los pases, no le beneficia. En el quinto supo hilar una faena bonita, pero con menos profundidad.

La próxima peregrinación para ver al Dios de carne del toreo será el 24 de junio en Alicante.

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