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En las grietas de la Historia

El cineasta francés Christian Carion describe en 'Mayo de 1940' la huida de nueve millones de franceses ante la amenaza del nazismo

Gregorio Belinchón
Christian Carion, en el rodaje de 'Mayo de 1940'.
Christian Carion, en el rodaje de 'Mayo de 1940'.

El director francés Christian Carion (Cambrai, 1963) no ganará en Cannes. Es difícil que los críticos más radicales aprecian sus películas. Ninguna revista sesuda escogerá sus películas entre las mejores del año. Pero Carion no trabaja para ellos. No. Rueda para el público, explica con ciertas dosis de autoría aunque con una sencillez difícil de alcanzar historias escondidas en los meandros de la Historia. Se toma su tiempo, investiga, construye guiones férreos y luego los rueda con libertad. Por eso ha rechazado rodar algún gran éxito del último cine francés. "No me dejaban contar lo que yo quería contar". No desvela mucho más, ni aclara el título, aunque sonríe con su amabilidad habitual. Y continúa con la conversación, en la que repasa su carrera, en la que destaca esa mencionada pasión por la Historia, como demuestran Feliz Navidad (2005) o El caso Farewell (2009). "No soy un especialista en Historia y mi próximo proyecto se desarrollará en la actualidad", asegura.

"Mi madre fue una de esas personas. Durante años me contó la historia hasta que me fue calando"

Aunque antes ha tenido que promocionar Mayo de 1940, que tiene de fondo el mayor movimiento migratorio que hubo en la Europa del siglo XX, cuando millones de franceses se lanzaron a la carretera huyendo de los nazis. "Mi madre fue una de esas personas. Durante años me contó la historia hasta que me fue calando. Hace cinco años estaba escribiendo otro guion que no tenía nada que ver, ella enfermó y me di cuenta de que o me ponía con su historia o podía morir antes de verla en pantalla. Tiene 90 años, ha visto la película y fue muy emocionante lograr incorporar en el libreto los detalles que ella me describió. Rodé, se la enseñé y me dijo: 'Gracias. Ahora mi memoria está plasmada en pantalla". Increíblemente, a pesar de los millones de franceses que huyeron, no hay mucho reflejo en el cine de ello: "Creo que porque los franceses se avergüenzan de ello. El ejército fue derrotado, los políticos huyeron... El pueblo fue abandonado. De 8 a 10 millones de personas emigraron, no hubo nada igual". Y de esas pocas versiones en el cine, Carion destaca El tren, con Jean-Louis Trintignant, de 1973. "Con todo, casi todo el mundo huyó andando, al menos tal y como recordaba mi madre, y no en tren".

¿Por qué películas en momentos históricos? "Porque me atraen esos instantes en los que la gente corriente vive momentos excepcionales, en los que tienes que tomar decisiones importantes, debes elegir y en esos días sabes exactamente quién eres". Dicho eso, se parte de risa, porque, obviamente, Carion no ha vivido ninguna guerra. "En esos momentos tocó elegir convertirse en resistentes o en colaboracionistas. No había término medio. Otra característica de esos días fue el shock que supuso ver tanta gente en la carretera. Para Francia, donde nos creemos cuna de la cultura, fue un choque terrible".

A nadie, y menos aún a Carion, se le escapa el paralelismo entre ese momento y la migración siria que llega a Europa. "Cuando empecé con el proyecto, era el momento en que algunos inmigrantes morían en el Mediterráneo. Seguí desarrollando la película y creció el flujo de sirios. Cuando llegó el estreno, muchos vieron en pantalla ecos de las fotos que vemos en los periódicos. Yo no decidí hacer la película para dar lecciones sobre la actualidad, insisto en que en su corazón estaba el homenaje a mi madre... Pero por supuesto si me preguntas mi opinión, ¡claro que son acontecimientos similares, casi iguales! Porque mi madre hizo lo que hacen estos inmigrantes hoy en día: huir para sobrevivir, para encontrar un lugar en paz".

"Todos los países estamos conectados hoy en día. Da asco y vergüenza algunos de esos comportamientos basados en mirar a otro lado"

El cineasta no cree en parar a esa masa en las fronteras, o en devoluciones negociadas a golpe de euro. "Todos los países estamos conectados hoy en día. Da asco y vergüenza algunos de esos comportamientos basados en mirar a otro lado. Hay que trabajar juntos en encontrar soluciones comunes. En Francia crece la ultraderecha y estoy convencido de que muchos de sus votantes no son fascistas, sino que están hartos de políticos que no proponen soluciones. Es decir, algo parecido a lo que ocurrió en los años treinta del pasado siglo". Puede que también porque los europeos olvidamos muy rápidamente las cosas, como que somos fruto de varias migraciones, de muy distintas etnias: "Efectivamente, fíjate en Francia. Nuestro primer ministro tiene procedencia española. La alcaldesa de Francia, también. Más aún, los mejores cineastas del Hollywood clásico procedían de una Europa amenazada y no llegaron a Estados Unidos porque fueran los mejores (que lo eran). Eso se debió a que los países estábamos y estamos conectamos. La pesadilla terrorista que azota Europa no nace de los arrabales de Damasco, sino de los barrios de nuestras capitales. No entender que la solución debe de ser global es no querer acabar con los problemas".

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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