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El lápiz rojo del tiempo revisita ‘Animales nocturnos’

Mayorga depura el texto de su obra en el montaje de la compañía teatral El Aedo

Rocío García

Juan Mayorga lo tiene claro. Es el lápiz rojo del tiempo el que se empeña en ir adaptando las historias. Es la propia vida la que va reescribiendo las obras, la que tacha, subraya o extiende, la que desengrasa o desangra un texto. El dramaturgo español vivo más traducido y representado revisita de nuevo Animales nocturnos, una obra escrita en 2002, junto con la joven compañía El Aedo para representarla a partir de hoy en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Dirigido por Carlos Tuñón, el montaje está interpretado por Jesús Torres, Pablo Gómez-Pando, Viveka Rytzner e Irene Serrano hasta el próximo 5 de junio.

Fue el teatro Royal Court de Londres el que en 2002 pidió a varios dramaturgos piezas breves sobre la situación política de sus respectivos países. De ahí surge Animales nocturnos. Juan Mayorga (Madrid, 1965) se decide entonces a escribir sobre la ley de extranjería porque le parecía el hecho decisivo del momento. “Las leyes de extranjería son nuestra verdadera constitución en la medida que plantean lo fundamental, que es quién está dentro y quién fuera, quién tiene derechos y quién carece de ellos, quién es ciudadano y quién no lo es”, explica el dramaturgo. La obra, estrenada en Madrid un año después en el teatro de la Guindalera, ha dado lugar a más de 18 producciones profesionales en numerosos países. Siente Mayorga que esa frecuencia en la llegada a escena de la obra es porque toca un asunto fundamental en nuestras sociedades. “A través de cómo un hombre con papeles ejerce un poder y un dominio sobre otro que carece de ellos se puede hablar de otras formas de violencia más o menos invisibles, más o menos aceptadas en nuestra vida cotidiana”, añade el autor, entusiasmado con la dimensión poética, además de la social y la política, y el interés de esta compañía tan joven por su trabajo.

Pequeñas variaciones

Por el metro, en el supermercado, en la calle. Juan Mayorga se ha ido encontrando a los cuatro personajes de Animales nocturnos una y otra vez. “Unas pequeñas variaciones que son decisivas. De lo que se trata siempre es de llevar cada situación de la obra o cada personaje a sus propios límites”. Hoy, el autor ha descubierto que esas dos características a que alude el titulo de la obra se han acrecentado. “Con el tiempo he ido descubriendo más formas de animalización de los seres humanos, de dominio de un hombre sobre otro, más formas de violencia y, además, más nocturnidad, una mayor capacidad de hacer daño con la astucia para enmascararse, con unos personajes que tienen más secretos, más desvanes o sótanos de los que yo les había atribuido” añade Mayorga, que a 24 horas del estreno de este nuevo montaje sigue cambiando frases, palabras, gestos. Lleva los papeles en la cartera con tachones y añadidos y los muestra orgulloso. El teatro más vivo que nunca.

Esa primera escena de dos vecinos, en la que se intuye ya el dominio de uno sobre el otro, se abre para entrar a una caja que alberga la intimidad de dos parejas. Una gran caja, explica Carlos Tuñón, con seres encerrados como animales en un zoológico que se mueven al acecho del otro ocultando sus miedos y sus necesidades más profundas. Más animales y más nocturnos.

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