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BOB YARI | DIRECTOR Y PRODUCTOR DE CINE ESTADOUNIDENSE

“Rodar en Cuba me enseñó una visión distinta de Hemingway”

La primera película de EE UU filmada en la isla en medio siglo se estrena este viernes

Silvia Ayuso

La Habana anda estos días revuelta con el rodaje de la superproducción estadounidense Rápido y Furioso, que ha elegido la capital cubana para grabar parte de la octava entrega de la saga de coches y testosterona. Hasta la prensa oficial local se ha hecho eco de las idas y venidas de sus protagonistas, Vin Diesel y Michelle Rodríguez, por las calles habaneras. Un revuelo que confirma el deseo del productor y director norteamericano Bob Yari de que el cine se convierta en un “catalizador” del deshielo entre Estados Unidos y Cuba iniciado en diciembre de 2014 y reafirmado con la visita del presidente Barack Obama en marzo.

Fotograma de la película.
Fotograma de la película.AP

Antes que Rápido y furioso, y antes de la cascada de producciones norteamericanas que se espera elijan Cuba como escenario de rodajes, antes, incluso, del deshielo, Bob Yari se convirtió en el primero en rodar una película estadounidense en la isla en medio siglo. El resultado, Papa: Hemingway en Cuba, se estrenó en EE UU el  último viernes de abril. Yari habló con EL PAÍS de lo que significó rodar en la isla y los retos que supone.

Pregunta. Su película narra los años más oscuros de Hemingway en Cuba, antes de suicidarse. ¿Por qué esta historia y por qué en Cuba?

Respuesta. Me encantó la historia porque era una especie de puente entre los dos pueblos, el cubano y el estadounidense, y daba una visión sobre el personaje de Hemingway que no hemos visto hasta ahora. Pero el motivo de que quisiera filmarla en Cuba es que siempre pensé que Cuba en sí era un tercer personaje en la película, tan importante como los actores, y nunca creí que se pudiera rodar en otro lugar. Siempre pensé que teníamos que ir a Cuba, a las verdaderas localizaciones donde sucedieron estos hechos reales.

P. La película fue rodada unos meses antes de que se anunciara la normalización de relaciones. ¿Qué pensó cuando escuchó el anuncio del presidente Barack Obama?

R. Me sentí entusiasmado, muy feliz. Cuando estábamos rodando la película empecé a sentir qué gran efecto sanador tienen estas experiencias artísticas en las que gente que no se conoce tiene que trabajar y experimentar juntos. Y también sentimos la injusticia del embargo. Así que ver cómo el presidente Obama trabaja para eliminar el embargo y abrir las relaciones es muy gratificante. Era algo que esperábamos ver, y espero que esta película pueda haber servido de alguna manera de catalizador para que estos dos países se encuentren de nuevo.

P. En sus viajes a Cuba, ¿ha podido apreciar algunos cambios?

R. Absolutamente. Por ejemplo, la primera vez que fui, hace unos seis años, la comida no era muy buena. Luego empezaron a permitir a los cubanos abrir pequeños restaurantes (paladares) y ahora la comida es buenísima, algunos restaurantes son maravillosos. Como ahora se permite que los cubanos trabajen por cuenta propia, eso está cambiando muchas cosas, se puede ver la mejora de la calidad de vida, hay más emprendedores. Y creo que los cambios se están acelerando ahora.

P. ¿Cuáles fueron las principales dificultades para filmar su película?

R. El guion tuvo que ser aprobado en Cuba, pero el Gobierno cubano no ejerció ninguna censura, aceptó el guion y nos dejó filmar la película como queríamos. Nos llevó dos años lograr los permisos estadounidenses, eso fue un proceso muy difícil y largo. Pero después de tener la aprobación, las dificultades fueron sobre todo de infraestructura, la disponibilidad de algunos servicios en Cuba, y la falta de costumbre de los equipos cubanos con los ritmos de Hollywood.

P. Usted abrió una puerta cerrada durante mucho tiempo. ¿Le han preguntado otros directores cómo es rodar en Cuba? ¿Qué les aconseja?

R. Sí, muchos realizadores me han llamado para preguntarme. Mi consejo es que se preparen, el factor principal es saber qué vas a afrontar cuando vas allá, y tratar de prepararte. No se trata solo de pensar qué tipo de equipos no tienen para traerlos, sino cosas como que no hay un servicio de catering en Cuba, porque ese tipo de negocio privado no existe. Nosotros tuvimos que traer a un chef de México y creamos un equipo de catering. La preparación es el componente principal, y comprender el ritmo al que trabajan los equipos y ajustarse… todos los detalles pequeños que requieren mucha más preparación.

P. ¿Habría hecho algo diferente de saber las dificultades? ¿Planea volver?

R. Me encantaría volver a rodar en Cuba si encontramos un proyecto interesante. Y bueno, siempre haces cosas diferentes en función de lo que aprendes, pero hay algo que no cambiaríamos: la gente con la que trabajamos. Nos encantó trabajar con los cubanos, con los equipos con los que nos cruzamos y nos encanta la pasión que sienten por el cine.

P. ¿Qué se lleva usted de esta experiencia?

R. Creo que hay dos cosas que aprendí. Sentí que conocía mucho mejor a Hemingway y sus tribulaciones y dolores como persona, porque hasta entonces tenía una imagen muy distinta de él, no conocía esa otra faceta suya. Y la otra es que sentí una camaradería con los cubanos, disfruté en la interacción con ellos, hice grandes amistades que espero duren mucho. Y ahora siento que conozco la cultura cubana y su manera de pensar como nunca antes, y eso lo aprecio mucho.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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