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‘Civil War’: las redes cinematográficas de Spiderman

El hombre araña regresa al cine por tercera vez en una década con 'Capitán América: Civil War'

Eneko Ruiz Jiménez

En 1991 James Cameron estaba cotizado. Tras Terminator 2, su próximo proyecto sería un evento. No había nadie mejor que Stan Lee, fundador de Marvel, para anunciar la noticia: “¡Oficial! Nuestro mayor proyecto cinematográfico está en marcha. Si piensas en Spiderman, aciertas. Cameron está determinado a hacer el mayor thriller de acción de la historia”. El director de Aliens escribió un libreto de 50 páginas, pero su hombre araña, con tintes de La Mosca de David Cronenberg y mucha acción, nunca llegó a la gran pantalla. La verdadera batalla se lidiaba en los juzgados, donde varias productoras peleaban por los derechos del trepamuros. Marvel acabó en bancarrota y Cameron nadó a las profundidades en busca de Titanic. El proyecto estaba maldito. Nadie imaginó entonces que Spiderman estaba llamada a ser una de las grandes franquicias del cine, un personaje que Hollywood acabaría relanzando dos veces en una década. El héroe fetiche de Marvel vuelve este viernes a las salas como secundario en Capitán América: Civil War. Esta vez sin que su origen parezca el día de la marmota.

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El año de Spiderman fue 2002. Meses después del 11-S, Sam Raimi convirtió el esperado estreno en un homenaje a Nueva York. El género estaba a punto de colonizar todos los veranos. “Era la película de superhéroes pura”, explica Julián Clemente, editor de Panini (Marvel en España) y escritor de Spiderman: Las historias jamás contadas. “Fue el proyecto que hizo creer a la industria que los superhéroes triunfarían. Nadie daba un duro. Marvel no preparó nada en los cómics para promocionarla”. Antes del estreno, incluso hubo que borrar las secuencias en las que Spidey tejía su red en las Torres Gemelas. 

De 2002 a 2014, las cinco películas del trepamuros sumaron tres mil millones y medio de euros en la taquilla mundial, pero ser Spiderman se hizo una tarea ingrata. Tobey Maguire no logró salir de su sombra y Andrew Garfield, pese a su parecido con el dibujo de Steve Ditko, nunca convenció a los aficionados. Nueve años después, Peter Parker cambia de rostro por tercera vez: Tom Holland, su tez más juvenil y bromista. El público ya no necesita volver a ver su origen. “Es el primer adolescente de verdad. Marvel debería aprender la lección de Harry Potter y estrenar una película al año para verlo crecer con el espectador. Sería el Spidey de una generación”, cree Clemente. Ahora el lanzarredes es parte del universo en el que campan Capitán América, Iron Man y los Vengadores. Es uno más, pero único. Pero el camino ha sido largo.

'Storyboard' del Spiderman de James Cameron.
'Storyboard' del Spiderman de James Cameron.

1977-1991: Los años perdidos

En realidad Peter Parker ya había coqueteado con la gran pantalla en los setenta, aunque de modo esquivo y cercano a serie B. En 1978, varios episodios de la serie de CBS con Nicholas Hammond como el hombre araña (el niño de Sonrisas y Lágrimas era un héroe más adulto que el habitual) se estrenaron en las salas europeas. El parecido con los cómics era bastante sutil y la serie nunca llegó a replicar el éxito global de El Increíble Hulk. Un año más tarde, el japonés Supaidāman, con robots y monstruos gigantes, también se estrenó en las salas del país del sol naciente. Esta vez, el arácnido era un motero que heredó la fórmula y el brazalete de un alienígena del Planeta Araña.

Cartel del Spiderman de Tobe Hooper.
Cartel del Spiderman de Tobe Hooper.

Fue en 1985 cuando Tobe Hooper, director de La matanza de Texas, puso por primera vez la miel en los labios a Hollywood. La productora Cannon presentó incluso un póster terrorífico. Ese Spiderman no agradó al creador Stan Lee: Era un monstruo que poco tenía que ver con el superhéroe. También lo había intentado Roger Corman y el propio Hammond, pero nada prosperó. Cannon, que puso en su mira a Tom Cruise, Katharine Hepburn y Lauren Bacall, nunca pudo sacar el proyecto adelante. La maldición persiguió a Cameron, que tenía en mente a Michael Biehn como héroe. Spiderman era el estreno anual que nunca llegaba.

2002-2007: La trilogía del éxito de Raimi

Todo cambió con el nuevo siglo, la mejorada tecnología, el éxito de Blade y X-men y la resolución en los juzgados. Raimi, lector del cómic, llevaba las riendas de un proyecto escrito por David Koepp que había pasado por las manos de Ron Howard, Ivan Reitman o David Fincher. El filme logró 730 millones de euros en taquilla y se convirtió en el éxito del año. Solo una semana después del estreno, la secuela recibió luz verde.

La escena eliminada del 11-S

El origen era el clásico. Una araña radiactiva da poderes a un adolescente, que utiliza sus habilidades para alcanzar la fama. Su vida se tuerce cuando un ladrón que dejó escapar deliberadamente mata a su tío Ben. Así descubre que “todo poder, conlleva una gran responsabilidad’’. Pocos bautizos son tan conocidos y redondos como el de Spiderman. El resto respetaba lo conocido. Maguire era un empollón de instituto, alguien normal enamorado de su vecina Mary Jane. El villano, el Duende Verde, también era parte del culebrón, padre de su mejor amigo. Entre tanta acción, todo era en realidad un drama de personajes. “Spiderman 2 es el de los cómics, el perfecto. Raimi bebió de Cameron pero el trepamuros era el de John Romita”, defiende Clemente, que ve en ese respeto a la historieta el mayor triunfo.

2012-2014: La saga del clon

La tercera parte de la trilogía no convenció demasiado a la audiencia, y, pese a triunfar en taquilla y Raimi plantear una cuarta, Sony prefirió relanzar su gran marca con nuevo director y otro protagonista. El videoclipero Marc Webb (500 días de juntos) fichó a Andrew Garfield para hacer a Parker más moderno y guay, mientras que Emma Stone sustituiría a Kirsten Dunst en el rol de la novia, la amable Gwen Stacy. El resultado nunca acabó de convencer y tras la decepción de The Amazing Spiderman, la secuela no triunfó como esperaban. Esa película estaba llamada a crear su propio universo de personajes, siguiendo los pasos de Los Vengadores, pero era el momento de replantearse al héroe.

Todos los tráilers de Spiderman.

“Quisieron hacer todo diferente, aunque sonaba a visto”, explica Clemente: “Tenía buenas intenciones, pero seguía jugando el juego de la década pasada, con una saga de personaje individual. El público demandaba un universo interconectado”. 

2016: Spiderman, vengador

La única manera de relanzar a Spiderman por tercera vez en una década era hacer algo diferente. Así, Sony firmó un pacto que hace solo unos años parecía imposible. Cedió a Marvel Entertainment el derecho a compartir el personaje en sus películas. De este modo, el nuevo trepamuros sería ahora uno más en el elenco de Capitán América: Civil War. “Si hubieran lanzado otra película, nos hubiera aburrido, pero después de verlo como secundario, queremos más. Es gracioso y roba la película. Es el de siempre”, defiende Clemente.

Curiosamente, el Spiderman más juvenil y clásico llega cuando hace tiempo que el Peter Parker de los cómics es diferente. Ahora es el afrolatino Miles Morales quien adopta este estilo desenfadado, mientras que el clásico ha evolucionado como un justiciero internacional y presidente de su propia multinacional tecnológica. Un Bill Gates con poderes y spidercoches que en sus ratos libres es agente secreto. Más Bruce Wayne que el Parker de Lee, Ditko y Romita. Esa transformación, eso sí, es uno de los signos del personaje desde 1961. Pese a que al principio cambiara con más rapidez, su status quo muta constantemente, por la muerte de su novia adolescente o por su boda. 

El nuevo Peter Parker del cómic.
El nuevo Peter Parker del cómic.Marvel

“Al llevarlo al universo compartido, heredan muchos conceptos interesantes como el periódico Daily Bugle y los villanos”. También una Tía May joven con el cuerpo de Marisa Tomei y con quien ya coquetea Tony Stark (Robert Downey Jr.). Iron Man (en su octava en Marvel) será el invitado de lujo a Spiderman: Homecoming (2017), la película en la que Jon Watts asentará las bases del nuevo héroe al que ya todo el mundo conoce. Un año más tarde llegará a las salas una versión animada del trepamuros escrita por los responsables de La Legopelícula. Entre tanto superhéroe, Spiderman quiere mantener su hueco como líder de la manada y columpiarse en taquillas millonarias.

La galería de villanos

Una de las grandes cualidades de Spiderman es la originalidad de sus villanos, múltiples y extravagantes. Cameron tanteó al Hombre de Arena y Electro e incluso pensó en Arnold Schwarzenegger como Doctor Octopus, pero, cuando Raimi tomó las riendas concluyó que el Duende Verde de Willem Dafoe podía imponer el terror y drama personal que necesitaba. Ya tendría tiempo de hacer su versión de Doc Ock, el Hombre de Arena e incluso del más moderno Veneno, aunque fuera a merced del argumento de su última película. "Se dieron cuenta de que tenían demasiados villanos. Ahora deberían volver a la esencia, a los villanos de Lee y Ditko", argumenta Clemente. Los planes del director para la cuarta entrega incluían, además, a la Gata Negra (Anne Hathaway) y Buitre (John Malkovich), el alado que parece será el elegido para enfrentarse al trepamuros de Holland (aunque Michael Keaton haya dicho no al proyecto). "Es un anciano pero podría dar batallas aéreas espectaculares", anticipa Clemente.

También Marc Webb, que adaptó a Electro, Rhino y El Lagarto, se quedó con ganas de expandir la galería de villanos. Una de las últimas escenas de The Amazing Spiderman 2 servía de prólogo a un derivado sobre los Seis Siniestros que nunca llegó. "Puedes poner 20 fechas de estreno y creértelo, pero si la gente no se ilusiona no salen adelante. Fue una apuesta fracasada", recuerda Clemente. En la secuencia, Webb anticipaba la llegada de Misterio y Kraven, dos de los más interesantes enemigos que no han saltado a la gran pantalla. Al mejor héroe lo define un buen villano. Spiderman tiene una colección.

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Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.

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