Series agonizantes

No hay cosa peor para una serie que no la dejen morir con dignidad. La obsesión por estirar y estirar las historias de éxito suelen llevar al desastre o a un desgaste extremo que hace que pierda relevancia. Un ejemplo claro: Los Simpson hace tiempo que no son lo que eran. En los dramas la cosa es evidente. Cada historia necesita un tiempo para ser contada, y siempre es mejor quedarse corto que pasarse. Las grandes series de la historia lo son porque supieron despedirse a tiempo, había un plan detrás para que tuvieran un principio, un desarrollo y un final. Breaking Bad, The Wire, Los Soprano, A dos metros bajo tierra.

En los próximos días se despedirá otra de las grandes series de los últimos años, The Good Wife, que se marcha cuando quiere y como quiere. Con cierto desgaste, sí, pero con mucha dignidad.

Esta semana fue noticia la salida (forzada, según se cuenta) de la actriz Stana Katic, Beckett en Castle, una serie que en España cuenta con un enorme seguimiento gracias, sobre todo, a las innumerables reposiciones de sus capítulos, que se pueden disfrutar fácilmente de forma aislada sin necesidad de haber visto los anteriores para seguir el hilo. Y también gracias a la pareja protagonista, la policía Kate Beckett y el escritor / investigador Richard Castle, y la tensión sexual no resuelta hasta hace unas temporadas. Después vino un tira y afloja que, por lo que se ha ido conociendo en los últimos días, parece que era más intenso —y desagradable— al otro lado de las cámaras. Un culebrón que ha terminado con la no renovación de ella anunciada en un comunicado en el que no había ni una triste mención a su compañero de reparto.

El futuro de Castle todavía no está asegurado por la cadena estadounidense ABC, pero parece que se podrían plantear una entrega más breve solo con él. ¿Tiene sentido dejar que la serie agonice durante otros 13 capítulos de esa forma? ¿No es mejor darle una muerte digna y dejar un bonito cadáver?