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Durmiendo en la exposición

Cada noche, dos visitantes podrán pernoctar en la muestra de Carsten Höller que abre la Semana del Arte de Milán

'Two Roaming Beds', la instalación de Carsten Höller en Milán.
'Two Roaming Beds', la instalación de Carsten Höller en Milán.Carsten Höller (EL PAÍS)

La sensación es la de entrar en un parque de atracciones, fascinante e inquietante, con las sillitas del carrusel vacías, que se mecen lentamente como si las empujara la mano de un demiurgo oculto. Es el fantasmagórico espacio de Doubt, la muestra de Carsten Höller (Bruselas, 1961), que Vicente Todolí ha comisariado. En este espacio onírico, que requiere la participación activa del visitante, se podrá disfrutar de la sensación del vuelo, de enfrentarse a diversas ilusiones ópticas, de cruzar un laberinto, de perder las coordinadas espacio-temporales y de experimentar un carrusel para adultos que provoca emociones contradictorias entre la euforia, el estupor y el ansia. Todas estas sensaciones se incrementan y amplifican cuando el espacio queda a disposición de los dos visitantes que reserven una noche en la muestra a través de la web del centro. “Siempre hay otra posibilidad, otro modo de recorrer la muestra”, asegura Höller.

Las camas parecen convencionales, pero en realidad son Two Roaming Beds, dos camas individuales y robóticas que deambulan por una de las enormes salas del viejo complejo industrial Pirelli, ahora reconvertido en HangarBicocca. Por la mañana, los visitantes podrán comprobar el camino que han recorrido, gracias a un lápiz de color estratégicamente colocado bajo su litera. “Cuando se clausure la muestra, en la sala quedará un gran mapa formado por los recorridos de los visitantes", explica el artista.

Pese a su apariencia casi hospitalaria, las camas son cómodas y llevan un set de tres pastas de dientes, que Höller denomina “activadores de emociones”, ya que su empleo debería potenciar la experiencia vivencial. Pese a la turbadora presencia de la escultura cinética Flying Mushrooms, los visitantes pueden estar tranquilos, no son dentífricos alucinógenos, sino sustancias inocuas, aptas también para niños. “Los dentífricos son tus colores, el cepillo tu pincel y el sueño se convierte en pintura”, afirma Höller. La noche para dos personas cuesta 500 euros con desayuno incluido. A través de las redes sociales se pondrán a la venta unas noches a precio más asequible.

La nueva muestra de Todolí es una de las inauguraciones estrella de la semana del arte de Milán, que se organiza alrededor de la feria de arte moderno y contemporáneo Miart, basada en el diálogo entre las vanguardias históricas y las expresiones más contemporáneas de la creatividad. El otro gran proyecto, producido por Miart y la Fundación Trussardi, relaciona a Sarah Lucas, la chica más mala del arte inglés encumbrada en la última Bienal de Venecia, con una joya del Art decó milanés, los baños públicos construidos por el arquitecto Piero Portaluppi en 1923, ahora en ruina. En este spa ante literam, Lucas ha creado una instalación que se debe recorrer y descubrir. La artista se ha traído de la campiña de Londres, donde vive, los materiales —medias, trapos y pelusa— que utiliza para elaborar sus obras. “Donde tu ves la silla desvencijada de un barbero yo veo un cuerpo”, dice Lucas, completamente hechizada por un lugar que parece hecho a medida para sus metáforas sexuales, entre intimidad y provocación.

El diálogo entre el presente y pasado continúa por toda la ciudad. Desde las salas del Palazzo Reale ocupadas por una retro-prospectiva sobre la trayectoria de Studio Azzurro, el más importante colectivo de arte electrónico italiano, hasta la colección Giuseppe Iannaccone, que junto a muchas piezas de museo presenta el proyecto escultórico del joven Luca de Leva. En el Mudec, se puede ver una selección de obras de Joan Miró, reunidas en la muestra La fuerza de la materia.

El rescate de Milán como ciudad de arte

Desde hace cuatro años, bajo la dirección de Vicenzo de Bellis, miart empezó una renovación que la ha llevado a ser la más importante feria italiana y a liderar el rescate de Milán como capital del arte contemporáneo. Este año las galerías son 154, un poco más del 50% extranjeras, incluida cinco madrileñas The Goma, Nogueras Blanchard, Marta Cervera, García Galería (en la sección comisariada dedicada a los emergentes) y Machado - Muñoz, en la sección de Arte y Design, una de las características identitarias de miart. Más allá de sus stands, el arte español está casi ausente, si no fuera por Santiago Serra en Prometeo y Daniel Steegman Magrané en Esther Schipper. Lo que sí hay son obras de primerísima división una lata de Manzoni de ocho millones de dólares (solo hay dos y la otra la tiene el Moma), varios Fontana y un mapa de Boetti alrededor de los dos millones de euros.

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