_
_
_
_
_
CRÍTICA | ‘Some Explicits Polaroids’
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El verbo hecho carne, vendido por onzas

Mark Ravenhill diagnostica el giro de mentalidad que se dio en Europa al final del siglo XX

Javier Vallejo
Emilio Gómez (izquierda) y Víctor Miró, en un momento de ‘Some Explicits Polaroids’.
Emilio Gómez (izquierda) y Víctor Miró, en un momento de ‘Some Explicits Polaroids’.MARÍA MARCOS PATIÑO

Some Explicits Polaroids

Autor: Mark Ravenhill. Traducción: Gloria Echevarrías. Intérpretes: David Amón, Claudia Escobar, Emilio Gómez, Víctor Miró, Paloma Montero y Paco Roma. Dirección: Lidio Sánchez Caro.
Madrid. Teatro Lagrada, del 24 al 27 de marzo, y 1 y 8 de abril.

Tras pasar quince años en la trena, Nick se siente tan desconcertado como Anne Shapiro, canadiense que al despertar de un coma de tres décadas se creyó que su marido era su suegro: la Thatcher y John Major lo han privatizado todo, desde los autobuses urbanos de Londres y el ferrocarril hasta los monopolios naturales (agua, gas y electricidad); Helen, su excompañera, ha abandonado sus ideales y solo pugna por hacerse un hueco en las listas electorales de la izquierda diluida de Tony Blair, y la gente de a pie parece más preocupada por la moda primaveral que por la política. Un individualismo feroz se ha instalado en Gran Bretaña. Todo se compra y se vende. Tim ha comprado a Víctor, joven ruso con el que sella una relación erótica degradante, versión actualizada y proletaria de la que mantuvo Alain Robbe-Grillet con Catherine, su esposa sumisa.

En Some Explicits Polaroids (Algunas fotos comprometedoras, podríamos traducir libremente), Mark Ravenhill, autor de la corrosiva comedia Shopping & Fucking, hace un inteligente diagnóstico del giro de mentalidad copernicano que se dio en el Reino Unido y en Europa durante la última década y media del siglo XX, cuando ese amplio sector juvenil fuertemente ideologizado de finales de los setenta empieza a tocar poder, se acomoda y es relevado generacionalmente por una oleada de jóvenes instruida en un individualismo feroz, en los principios fundamentales del liberalismo y en la creencia de que hasta los problemas sociales y macroeconómicos son de naturaleza individual y, por tanto, deben ser afrontados con manuales de autoayuda, terapias o entrenadores personales.

Para Nadia, bellísima gogó a la que Nick salva de recibir la enésima paliza del tipo con el que se acuesta, basta con ser positiva para que todo vaya bien (“Si Simon no me pegase no te hubiera conocido”, le dice) y su invitación a revolverse contra quien la maltrata, le parece signo de rabia, rencor y negatividad. Es de ese tipo de gente que cree que si alguien tiene un cáncer, sin duda es porque lo generó con su actitud.

Aunque busque en Nick una relación a corazón abierto, Nadia coincide con Tim y con Víctor en su visión del mundo dócil, ingenua y gregaria: confunde el placer con la felicidad. “El éxtasis es mejor que el socialismo”, dice Víctor. Lidio Sánchez Caro, director mexicano afincado en Madrid, y alguno de sus intérpretes, extreman los rasgos de los personajes hasta la linde de lo expresionista (sin caer en la farsa), para que quede más claro el violento contraste entre el mundo de Nick, periclitado aparentemente, y el de sus antagonistas, que se creyeron aquello de “el fin de la Historia” y de que el mundo no es más que una inmensa oportunidad de negocio. Una función aguda, entretenida y dialéctica, bien interpretada por David Amón, Claudia Escobar, Emilio Gómez, Víctor Miró, Paloma Montero y Paco Roma.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_