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CRÍTICA | REMEMBER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En busca de Atom Egoyan

El clímax final, con los desgraciados contraplanos de los familiares, colma el vaso del descuido del director

Javier Ocaña
Bruno Ganz y Christopher Plummer, en la película.
Bruno Ganz y Christopher Plummer, en la película.

Si se ve en términos de verosimilitud, de relato realista sobre anciano superviviente de campos de exterminio en busca del nazi que asesinó a toda su familia, Remember es complicada de asimilar, casi estrafalaria. Sin embargo, si se plantea mentalmente como un cuento pesadillesco sobre los mecanismos de la memoria, sobre el peso del pasado, la venganza, el remordimiento y la culpa, sin poner la lupa de la plausibilidad en cada acción, el asunto mejora. La última película de Atom Egoyan, lejos de nuevo de sus mejores tiempos, entre Next of kin (1984) y Ararat (2002), parece un encargo hecho a su medida: del creador de reflexiones sobre el peso de la historia, del turbio hacedor de atmósferas malsanas. Pero, en la cuerda floja desde hace 15 años, seis películas seguidas, el director canadiense parece inseguro incluso en la puesta en escena.

REMEMBER

Dirección: Atom Egoyan.

Intérpretes: Christopher Plummer, Dean Norris, Martin Landau.

Género: intriga. Canadá, 2015.

Duración: 95 minutos.

El clímax final, con los desgraciados contraplanos de los familiares, y esos planos medios con el objetivo frontal, que parecen sacados de un rodaje de un culebrón televisivo rodado con tres cámaras a toda velocidad, son la gota que colma el vaso del descuido con el que Egoyan ha rodado Remember. Y, sin embargo, unos cuantos aspectos sacan a la película del derrumbe. Primero, la extraordinaria interpretación de Christopher Plummer. Segundo, el evidente entretenimiento, porque el planteamiento del relato es tan funámbulo como atractivo. Y, tercero, que Egoyan aún es capaz de captar atmósferas de degradación con apenas un gran angular y unos silencios, un perro y algo de mugre física y moral. Y la secuencia en casa del policía neonazi nos hace pensar que el artista que construyó El liquidador, El dulce porvenir, Exótica y El viaje de Felicia regresará de entre las sombras de la creación.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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