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CRÍTICA / DISCOS

Claves del himno del joven Serrat

La colección Elepé de Efe Eme continúa aportando capítulos a la todavía escasa tradición ensayística hispana en torno a álbumes emblemáticos con 'Mediterráneo'

La colección Elepé de Efe Eme continúa aportando capítulos a la todavía escasa tradición ensayística hispana en torno a álbumes emblemáticos (que quedó en suspenso con los últimos títulos de la colección Cara B de Lengua de Trapo) con Mediterráneo. Serrat en la encrucijada. Un volumen que desmenuza, en algo menos de 200 páginas, el que aún refulge como disco iniciático —que no necesariamente el predilecto: Mi niñez, su llamado disco blanco, compite en más de un escalafón devocional— para la plana mayor de seguidores de la leyenda del Poble Sec. Pocas voces se intuyen más acreditadas para ello que la del poeta y escritor Luis García Gil (Cádiz, 1974), autor de aquel completo Serrat, canción a canción (Ronsel, 2004).

La prosa de García Gil documenta, con oficio y sensibilidad, aquel milagro creativo gestado en el hotel Batlle de Calella de Palafrugell un verano de 1971. Resulta fácil extraer un sencillo deleite de la simple lectura de sus páginas, más allá de lo acertada (o no) que se revele la estructura que la cobija y la dota del necesario esquematismo. Porque nunca es sencillo enhebrar una trama que, en torno a una colección de solo 10 canciones, aúne en forma de ensayo la evocación sentimental propia con la colectiva, transpirando esa ecuanimidad que no siempre transpira con naturalidad en manos del exégeta de turno. Así, Mediterráneo. Serrat en la encrucijada no está libre de algunas reiteraciones, pero sustenta su análisis en una muy equilibrada exposición de sus causas y de sus consecuencias, del contexto sociocultural que lo alumbró y de la perspectiva actual sobre aquel trabajo.

Una muy equilibrada exposición de sus causas y de sus consecuencias, del contexto sociocultural que lo alumbró y de la perspectiva actual sobre aquel trabajo

Su gestación en el pequeño pueblo pesquero del Baix Empordà, su grabación en un estudio de Milán, el influjo que consignó sobre figuras de la actualidad como Sílvia Pérez Cruz o el análisis detallado de cada canción (no solo en sus textos, sino desde el plano de su métrica) jalonan su desglose, rematado con la visión de un nutrido coro de especialistas, formado por periodistas (Rafa Cervera, Diego A. Manrique, Carles Gámez o Jordi Bianciotto) o músicos (Marilia Andrés, Manolo Tarancón, Jaime Urrutia, José Ignacio Lapido, José María Granados, Litto Nebbia o Joaquín Carbonell), que aportan una amplia panorámica colectiva a una obra totémica en la que el tema titular, con sus arreglos a cargo de Juan Carlos Calderón, es un punto y aparte en la música popular española. Prácticamente un himno oficioso, compuesto a esa temprana edad —menos de 30 años— en la que las deidades del pasado parecían haber vivido ya al menos un par de existencias de las que esgrimen las figuras de nuestro presente cuando encaran sus primeros folios en blanco y abordan su primer pentagrama

Mediterráneo. Serrat en la encrucijada. Luis García Gil. Efe Eme, 2015. 192 páginas. 20 euros

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