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La politización del lugar

El pensamiento político se ha inspirado en el tiempo más que en el espacio, pero la globalización restaura el principio territorial

Enrique Gil Calvo
Miles de refugiados llegan a Grecia desde Turquía a principios de febrero.
Miles de refugiados llegan a Grecia desde Turquía a principios de febrero.LOUISA GOULIAMAKI (afp)

Ensayo. Parafraseando a Kant, cabría afirmar que el espacio y el tiempo son las dos formas a priori de la sensibilidad política. Pero existe un cierto desequilibrio entre ambas, pues, por razones fáciles de entender (ya que la lucha política parece igual en todas partes, y suele basarse en la instrumentación del pasado como arma para conquistar el futuro), el pensamiento político ha solido inspirarse en el tiempo mucho más que en el espacio. Esto explica su tradicional dependencia de los estudios históricos; y hoy mismo su metodología más prestigiosa es el (neo) institucionalismo de la path dependency (dependencia de la trayectoria o inercia institucional de la continuidad histórica), a partir de autores como Douglass North o Paul Pierson. Pero desde la caída del muro que fijaba la frontera entre ambos bloques geopolíticos, con la consiguiente irrupción de la globalización neoliberal, se diría que se está produciendo una cierta restauración de lo que bien se puede llamar el principio territorial, tantas veces reafirmado por Max Weber, al que los autores aquí comentados en primer lugar denominan giro espacial, reequilibrando así la paridad de los aprioris kantianos.

Y como señalan Francisco Colom y Ángel Rivero, el primer resultado de este giro espacial es la politización de los puntos cardinales que señalan las coordenadas bipolares del debate político: en el pasado, el centro de la polis o de la cives frente al entorno de los bárbaros; desde la división del imperio y sobre todo desde la irrupción del islam, Occidente frente a Oriente (más tarde traducidos tras la II Guerra Mundial en el Oeste del capitalismo democrático frente al Este del capitalismo comunista); con la revolución burguesa, la izquierda asalariada frente a la derecha propietaria; tras la invención del nacionalismo, el genius loci (el espíritu del lugar) frente al enemigo exterior; con la emergencia del populismo, los de abajo (el pueblo, la gente) frente a los de arriba (la casta, la élite); tras la globalización neoliberal, el Norte (posindustrial) frente al Sur (el club de la miseria y los BRIC emergentes); con la creación de organismos supranacionales, el centro (el eje París-Berlín) frente a la periferia (los PIGS); y así sucesivamente, en una serie de dicotopías polarizadas entre la sede etnocéntrica del nosotros frente al ahí afuera de los otros (illuc sunt leones).

No obstante, este primer catálogo compilado por Colom y Rivero de politización espacial, con ser bien interesante, resulta excesivamente académico, pues deja sin atender los flancos más politizados del debate espacial actual: el retorno del nacionalismo, la reapertura de la cruzada contra la yihad, la rebelión poscolonial contra la globalización neoimperial, el flujo hacia el norte excluyente de los refugiados y excluidos que huyen del devastado sur…; y así sucesivamente, en una serie de cuestiones espaciales bien candentes que tampoco podemos visitar aquí. Por eso me concentraré en ciertos libros recién aparecidos que aluden a otra arena crucial del debate espacial: la lucha urbana por el control político de la globalizada ciudad neoliberal.

La agenda de la gentrificación recupera toda su actualidad tras el retorno de la especulación urbanística

Es la agenda de la gentrificación urbana, que pareció detenerse tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, pero que recupera de nuevo toda su actualidad tras el retorno de la especulación urbanística que se está produciendo con la aparente salida de la crisis especulativa. Aquí destaca la antología de textos de Neil Smith (de quien Traficantes de Sueños ya tradujo hace tres años su libro La nueva frontera urbana), el gran geógrafo escocés que popularizó el término gentrificación para referirse a la expulsión de los habitantes empobrecidos de los centros urbanos para reconvertirlos, redecorarlos y comercializarlos en el mercado internacional.

E igualmente aparece otro artículo póstumo de Smith en el tercer libro comentado aquí, una compilación de Traficantes de Sueños (editorial popular vinculada con el 15-M y Podemos) donde también aparecen grandes figuras críticas como Neil Brenner, John Logan, Jamie Peck y sobre todo Loïc Wacquant.

Finalmente, cerraré esta nota con el último libro de Manuel Delgado que acaba de reeditarse, donde insiste en criticar acerbamente, con su característica iconoclastia tan bien informada, el concepto teórico mismo de espacio público, que es el escenario académico donde tiene lugar la representación ideológica de la vida urbana gentrificada. Una puesta en escena donde las mujeres y hombres de carne y hueso que habitan la ciudad y deambulan por ella, o sea, los jóvenes precarios y los viejos discriminados, los parados y los inmigrantes, las madres solteras y los excluidos de los servicios públicos, son tratados como si fueran ciudadanos abstractos teóricamente libres e iguales, para lo que se hace pudorosa abstracción de su miseria y de su rabia ante la humillante discriminación y desigualdad que sufren. De ahí el ciudadanismo como ideología de clase media (junto a otras análogas variantes suyas como el artivismo de los movimientos sociales posmodernos) que encubre, normaliza, justifica y legitima la profunda fractura que desgarra, enfrenta y contrapone en trincheras insalvables a los habitantes comunes que comparten la misma ciudad.

El espacio político. Aproximaciones al ‘giro espacial’ desde la teoría política. Francisco Colom y Ángel Rivero. Anthropos. Barcelona, 2015. 207 páginas. 19 euros.

Gentrificación urbana y desarrollo desigual. Neil Smith, Luz Marina García Herrera y Fernando Sabaté Bel. Icaria. Barcelona, 2015. 376 páginas. 24 euros.

El mercado contra la ciudad. Globalización, gentrificación y políticas urbanas. Varios autores. Traficantes de Sueños. Madrid, 2015. 280 páginas. 20 euros.

El espacio público como ideología. Manuel Delgado. Catarata. Madrid, 2015. 119 páginas. 15 euros.

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