_
_
_
_
_

Filosofía de emociones universales

La amante de San Agustín se confiesa sobre las tablas en 'Vita Brevis'

Nieves Castells es Floria Emilia en 'Vita Brevis'.
Nieves Castells es Floria Emilia en 'Vita Brevis'.

La amante de San Agustín, Padre de la Iglesia latina, fue una mujer adelantada a su tiempo, aunque su historia fue traspapelada por la tiranía del olvido. Repudiada, humillada y separada de su hijo, Floria Emilia se convirtió, a pesar del padecimiento vital que sus coetáneos le infringieron, en una reputada maestra en plenas fauces del Imperio Romano, allá por el siglo V. El escritor noruego Jostein Gaarder rescató su historia en la novela Vita Brevis, y el dramaturgo Joaquín Gómez la sube a las tablas en el off madrileño del teatro del Arte con una adaptación homónima protagonizada por Nieves Castells.

Más información
"Los jóvenes deben darse cuenta de lo breve que es la vida"
"La curiosidad mueve la vida"
Jostein Gaarder sustituye la filosofía por la fabulación sobre la naturaleza

Un fuerte arraigo a la actualidad vincula el montaje a una férrea fidelidad con la historia original. Ambas épocas se adaptan la una a la otra y dan como resultado un monólogo con el que el público se siente sumamente identificado. "Intentamos construir una mujer cotidiana, aunque la escenografía evoque la Roma clásica", explica el director. Para Joaquín Gómez, "los sentimientos no entienden de época, la misera humana tampoco ha cambiado". Floria Emilia es "un personaje que tiene que luchar por sus derechos y que tiene que seguir adelante. Es actual porque ella siente como ahora".

Sobre Nieves Castells recae todo el peso dramático de la historia. Durante más de una hora, la actriz se enfrenta a todas las luces y sombras de esta enigmática figura de la antigüedad y cree, como Gómez, que la universalidad de la obra reside en los sentimientos que expresa. "Pienso que las mujeres tenemos mucha más fuerza. Estamos arraigadas a la vida. Floria Emilia vive en la naturaleza y en los recuerdos de su hijo".

La protagonista desnuda su historia ante el público en forma de epístola, una respuesta desesperada ante las cuentas pendientes que tiene con el que más de una década fue su amante. A él dirige su diatriba, mientras que el espectador es testigo de su vida, desde los momentos más felices a los más amargos. El transfondo de la historia, no obstante, construye un universo mucho más amplio de crítica social y política. "Amar es pecado, comer es pecado, sentir es pecado... Vita Brevis habla del sectarismo. Antes la Iglesia Católica, ahora los islamistas. Todos desprecian la vida, la naturaleza y los sentimientos", asevera Gómez. 

Floria personaliza la crítica en la figura de San Agustín, por haber abandonado el amor humano por sus creencias religiosas, y se opone al machismo imperante en la sociedad en la que vivió. Sin embargo, a lo largo de la obra se va despojando del lastre vital de su dura existencia hasta dar visos de quedar en paz. "Se libera de todo, de esa carga emocional que le supone san Agustín, su relación y la muerte de su hijo", reafirma el director. Tendida debajo de un árbol, testigo de los inicios de su romance, repite por última vez un epílogo metafórico que sentencia su larga reflexión. "Primero debemos vivir. Luego podremos filosofar".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_