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CRÍTICA / LIBROS

Atrapados en un tiempo perdido

Verónica Aranda ofrece en 'Café Hafa' un viaje poetizado a un Marruecos hecho de ciudades y rincones construidos con fragmentos

Manuel Rico

Con prólogo de Álvaro Valverde, Verónica Aranda (Madrid, 1982) ofrece en Café Hafa un viaje poetizado a un Marruecos hecho de ciudades y rincones construidos con fragmentos en los que se mezcla realidad y fantasía, vigilia y ensoñación, experiencia y cultura. Tánger, quizá la ciudad del norte de África que mejor conocemos gracias a la literatura (de Barthes a Goytisolo, pasando por Ginsberg, Becket o Capote, entre otros), se prolonga en espíritu en otras ciudades marroquíes. Son lugares “donde bulle la vida, donde nada acontece”, en los que a la vez sorprendemos lo que quizá sea su esencia última: apurar el tiempo dejándolo deslizarse sobre los objetos (“un tiempo líquido, humeante”), barnizar los momentos de contemplación, acompañar las evocaciones, recrear lugares (Xauen, Mequinez, Fez…) Toda una iconografía de época se filtra en los poemas prolongando los imaginarios heredados.

A ese respecto, el poema que da título al libro es un mosaico que casi lo resume. Kerouac, Ángel Vázquez, Choukri, Tennessee Williams asoman en un texto en el que la poeta afirma: “Veo morir los mitos, mientras pienso / en la literatura”. Su verso, directo y sereno, sin roturas que fuercen el lenguaje, respira un vago aliento entre nostálgico y reflexivo, con cierto tono de confesión íntima y de felicidad contenida. Homenajes a Pavese, al Marco Ferreri de Ladrón de bicicletas o a Thomas Mann refuerzan la vertiente culturalista de un libro maduro que invita a vivir la lentitud de los viejos cafés atrapados en un tiempo perdido.

Café Hafa. Verónica Aranda. Prólogo de Álvaro Valverde. El Sastre de Apollinaire. Madrid, 2015. 82 páginas. 10 euros

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