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TEATRO

Eduard Fernández hace ‘puenting’ con Arthur Miller

El actor protagoniza ‘Panorama desde el pont’ dirigido por Georges Lavaudant

Jacinto Antón
Eduard Fernández en 'Panorama desde el pont'.
Eduard Fernández en 'Panorama desde el pont'.DAVID RUANO

Eduard Fernández vuelve al teatro en Barcelona con un verdadero salto de puenting: encarna a Eddie Carbone, el protagonista de Panorama desde el puente, una de las grandes obras de Arthur Miller, en un montaje en catalán que dirige George Lavaudant en el teatro Romea de Barcelona. Interpretar a Carbone, ese duro estibador italoamericano abocado a la tragedia, es palabras mayores, un gran reto actoral que Fernández acomete depositando una “confianza total” en Lavaudant, que apadrina su salto.“Es un placer trabajar con él, es un señor, elegante en el trato y con un conocimiento inmenso del oficio”, explica el actor mientras se fuma un pitillo antes de la rueda de prensa, recostado en la pared exterior del Romea y observando pasar la vida del Raval con ojos achinados por el humo, el sueño y la luz de un radiante mediodía barcelonés. Fernández resulta hipnotizante hasta cuando fuma y no hace nada: tiene esa calidad natural. “George te permite estar abierto, probar cosas arriesgadas para un actor, y no te juzga, te hace ser capaz de jugártela; con otro director yo no hubiera hecho esto”.

Panorama desde el pont, la versión catalana de Joan Sellent que se estrena esta noche en el Romea (hasta el 10 de abril), cuenta con un gran reparto de nueve intérpretes, entre ellos Jordi Martínez y Mercè Pons, y conmemora el centenario del nacimiento de Arthur Miller. Estrenada en 1955 (aunque el autor la revisó e hizo una segunda versión en 1956 que es la que se representa a partir de entonces), la obra —A view from the bridge— le supuso a Miller su segundo Pulitzer después del de 1949 por Muerte de un viajante. La pieza, que transcurre en los muelles junto al puente de Brooklyn, está rodeada de leyenda: coincidió con la ruptura de la amistad de su autor con Elia Kazan por la delación de este ante el Comité de Actividades Antiamericanas orquestado por el senador MacCarthy (un asunto del que hay claros ecos en la obra), y con el romance de Miller con Marilyn Monroe, su divorcio y la posterior boda de ambos. El dramaturgo y la Monroe acudieron juntos al segundo estreno de la obra en 1956, en Londres, con dirección de ¡Peter Brook!

Panorama desde el puente gira en torno al estibador Carbone, un honrado trabajador al que consume su no tan honrada pasión secreta por su sobrina, una pasión que desborda con la llegada a su casa de dos jóvenes inmigrantes ilegales, uno de los cuales es joven y guapo, una mala combinación como se verá. Carbone hace todo lo posible para impedir el inevitable romance entre su sobrina y el recién llegado y finalmente recurrirá a delatarlo a la policía. La historia acaba de la peor manera posible, con venganza meridional a navajazos.

El director del Romea, Borja Sitjà, que afronta su última temporada antes de pasar a dirigir el Théâtre de L'Archipiel de Perpiñán, donde sustituirá a otro catalán, Domènec Reixach, fue el que propuso a Lavaudant hacer la obra de Miller. “Es un teatro, el estadounidense, que él ha frecuentado poco pero me dijo que si tenía el actor protagonista y el reparto idóneo lo haría. Le pregunté a Eduard Fernández y aceptó, así que teniendo a Edu Carbone nos pusimos manos a la obra”.

Lavaudant explica que conocía mal el teatro de Miller. "Es, como todo el de EE UU de esa época, un teatro algo olvidado en Francia, calificado peyorativamente de naturalista y psicológico. Y la memoria de las películas con grandes actores de Hollywood también ha hecho de filtro de esos textos. De Panorama desde el puente, por ejemplo, nos aleja el filme de Sidney Lumet, con Raf Valone, aunque es muy bueno, muy hermoso. Esos grandes textos tienen muchas ventajas sin embargo: son de una enorme precisión y permiten grandes trabajos actorales”.

El director francés destaca la presencia del abogado-narrador que comenta la acción y actúa como corifeo de la obra y pitoniso.

“Miller parte de personajes muy cotidianos, como ese estibador que es Eddie Carbone, que no parece tener un destino y que por causas imprevistas se ve inmerso en un proceso implacable que nadie puede controlar”. Carbone, “es un hombre que se ve obligado inexorablemente a ir al límite hasta traicionar sus valores fundamentales y es en ese proceso donde nos acercamos a la tragedia”.

Lavaudant explica que han intentado buscar un equilibrio: “No ha sido un camino fácil, desprender la obra de ese sello de naturalista instalándola en un espacio puro, pero al tiempo dejando que los actores se metan completamente dentro de la piel de los personajes, sin distanciarse de ellos”.

El director destaca la traducción de Sellent que reproduce brillantemente la lengua de Miller con sus particularidades textuales. “En esas particularidades literarias vemos también que el de Miller es en realidad un falso naturalismo: todo el texto que parece transcripción de la realidad está sin embargo reinventado, reescrito. Así no hablamos en la vida, es la lengua de Arhur Miller”. Lavaudant considera que el texto de Miller “es más difícil en realidad que uno de Shakespeare o Sófocles, precisamente por lo que tiene de inesperado”.

De la actualidad del tema de la emigración, Lavaudant reconoce que ante una obra así es inevitable pensar en ello. “Pero si la pieza nos permite reflexionar es porque la situación que plantea resulta completamente diferente”.

“La palabra que mejor define al personaje es ‘tosco”

“Para hacer este personaje, para darlo en toda su dimensión hay que estar desnudo en el escenario”, reflexiona Eduard Fernández. “Y era imprescindible contar con el amor del director y de toda la compañía”. Tanto Fernández como Lavaudant y Sitjà destacan el trabajo coral de este montaje en el que, pese a la altura de su protagonista Eddie Carbone, “no hay papel pequeño”.

De Eddie, Fernández apunta: “No es fácil juzgarle, algunos lo considerarán buena persona, otros no; tiene muchos conflictos, ha trabajado toda su vida, una vida dura, ha pasado hambre, es un personaje tosco, eso es lo que quizá más lo define”.

Fernández reconoce que el estibador es un tipo machista, con muchos defectos, pero la mayoría son producto de que “no le han dejado ser lo que quería”.

El actor dice que al llegar el estreno “cualquier oficio me parece mejor que el mío, y saldría corriendo”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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