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Diccionario de un hombre de cine

Gutiérrez Aragón describe para EL PAÍS un binomio de palabras y conceptos que han marcado su vida y su carrera

Rocío García
El director Manuel Gutiérrez Aragón.
El director Manuel Gutiérrez Aragón.Bernardo Pérez

Cuando las palabras entran en tesión es cuando están frente a otras, sobre todo con sus opuestas. También en el cine. “La imagen de Humphrey Bogart entra en tensión cuando está frente a Ingrid Bergman”, explica Gutiérrez Aragón sobre la elección de las palabras y conceptos que han marcado su viaje vital.

Palabra/Silencio. "Cuando llegué a la adolescencia estuve callado casi un año. Mi familia pensaba que me estaba volviendo loco, o tonto. Había sido un alumno brillante y ahora no podía comunicarme. Fue espantoso. Simplemente, no me decidía a pronunciar las primeras palabras, a romper el silencio. Supongo que es un fenómeno que aparece en la adolescencia y luego se pasa. Bueno, a mí no se me ha pasado del todo. No es extraño, pues, que mi primer filme fuera Habla, mudita".

Traidor/Héroe. "En El corazón del bosque (1979), el protagonista es un traidor. Los traidores son necesarios para que la historia pueda librarse de su propia inercia. El caso paradigmático que me sirvió de referencia fue Adolfo Suárez. La derecha a la que representaba le recriminaba que había jurado los principios fundamentales del Movimiento y la gente le gritaba: “Suarez, traidor, cantaste el Cara al sol”. Él traicionó los principios del movimiento, pero luego su figura no ha quedado como la de un traidor, sino como un héroe. Pasó de los insultos que recibía a las largas colas para despedirle cuando falleció".

Cine/Novela. "En mi caso, lo primero fue la narración oral, no el cine o la novela. Me entrené como narrador contando cuentos a mis hermanos pequeños. Yo soy el mayor de seis. Tenía un gran éxito como narrador de crueldad refinada. Lloraban, sí, temblaban, pero pedían más y más .. Eran cuentos inventados sobre la marcha que giraban en torno a muertes, torturas, asesinatos, mazmorras… A costa de las lágrimas de mis oyentes, con aquellas narraciones familiares aprendí mucho, más que en la Escuela de Cine. Supe lo que era un creador viendo la cara que ponían mis hermanos".

Ford/Renoir. "En la Escuela de Cine o se era partidario de John Ford o de Jean Renoir, o del cine americano o del cine de autor europeo. Eran dos posturas irreconciliables. Generalmente, la parte más comprometida y progresista era partidaria del cine europeo y los más fílmicos defendían a muerte el cine americano. A Ford se le tenía por un fascista. Yo tenía un problema porque para mí Ford era como Homero en la literatura. Me parecía y me sigue pareciendo el mejor director de todos los tiempos. Políticamente, pertenecía al bando de los Renoir, un hombre muy comprometido con la izquierda, del partido comunista, pero fílmicamente al de John Ford".

Realidad/Narración. "En el cine de ficción, la realidad siempre hay que tratarla. Aunque sea una película realista, tienes que recolocarlo todo para que parezca realista. No existe el realismo total en la ficción. Por muy director realista que uno quiera ser, la realidad tiene que ser tratada para ser filmada. En la narración, tienes que reordenar la realidad. Son recursos de la ficción porque, de esta manera, funciona mejor la representación de la realidad".

Tiempo/Reloj. "Una vez, le oí decir a un guía árabe: 'Ustedes tienen el reloj nosotros tenemos el tiempo'. En el cine, los tiempos, la duración de la imagen en la pantalla, es muy importante, más que otras muchas cosas que consideran más visuales".

Rural/Urbano. "Habla, mudita, mi primera película, y La vida que te espera, una de las últimas, se desarrollan en un ambiente rural. Aunque vengo de un mundo urbano, el rural ha sido fundamental en mi vida. Siempre me resultó más plástico el ambiente rural que el urbano porque permite aislar a los personajes de un ambiente cotidiano y ordinario. Lo mítico está en los montes y prados donde se puede poner más fantasía".

Texto/Imagen. "El cine y la literatura tienen una estrategia narrativa muy parecida. Cuando se adaptan novelas al cine, la gente piensa que, al ser dos lenguajes distintos, hay que buscar las diferencias entre la literatura y la imagen. Yo siempre he sostenido que el problema viene porque se parecen demasiado. De ahí vienen las dificultades, no de las diferencias".

Plano/Contraplano. "Algunos de los inventos del cine, como las elipsis, el fundido en negro, el encadenado, el abrir y cerrar una secuencia con un iris, ya no se usan, a no ser como un recurso vintage. Pertenecen a la época de los clásicos. Pero lo que ha quedado es el plano/contraplano. Este invento no ha muerto. Es un recurso muy narrativo en el cine, que funciona muy bien para los diálogos. Personalmente, aborrezco el plano/ contraplano. ¿Qué si lo uso? Pues claro que lo uso".

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