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La Zaranda cambia Andalucía por Madrid

La compañía fundada en 1978 en Jerez pone en marcha su refundación

Raquel Vidales
Imagen del espectáculo 'El grito en el cielo', de La Zaranda.
Imagen del espectáculo 'El grito en el cielo', de La Zaranda.víctor iglesias

“Se acabó. No queremos estar donde no se nos quiere. Nos vamos de Andalucía”. Francisco Sánchez, conocido como Paco de La Zaranda, es tajante al explicar el nuevo rumbo de su compañía. “Llevamos 38 años trabajando en Jerez, hemos actuado en más de 50 países, pero en Andalucía solo nos contratan cinco o seis funciones. El año pasado llegamos casi a la quiebra por retrasos en cobros y no conseguimos ninguna ayuda. ¿Para qué más miramientos? Ya basta de quejas. Se acabó”, insiste. Los papeles ya están preparados para el cambio administrativo. La Zaranda, que durante casi cuatro décadas ha paseado por medio mundo el apellido Teatro Inestable de Andalucía la Baja, se traslada a Madrid.

La mudanza no es solo física. Coincide con el estreno en el Teatro Español de Madrid de su nuevo espectáculo, El grito en el cielo, con el que de esta compañía de culto, que arrastra devotos seguidores desde su mítico Vinagre de Jerez (1989), ha cambiado también su manera de trabajar. “Durante 40 años hemos creado en soledad, metidos en nuestra nave de Jerez. Pero este montaje nació fuera de esos muros, en ensayos abiertos en la Bienal de Venecia, en contacto con otra gente. Y allí nos dimos cuenta de que hemos estado muy encerrados, que hay muchos artistas que están llamando a nuestra puerta y que pueden enriquecernos”, recuerda Sánchez. “El teatro es más grande que La Zaranda. Y La Zaranda ya no necesita apellidos, ni de Andalucía ni de ningún sitio. Hemos abierto las puertas”.

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Consecuencia de este cambio es su intención de trabajar con otros creadores y participar en proyectos colectivos como el que prepara el Teatro Español para abril en homenaje a Cervantes, coincidiendo con el cuarto centenario de su muerte. Hay otros en marcha “que también van a sorprender, pero aún no pueden anunciarse”, dice Sánchez. ¿Es esto una refundación de La Zaranda? “Llámese como quiera. Esto no es un cambio por capricho. Es una necesidad que tenemos ahora de trabajar con otros, de escuchar para seguir haciendo”, comenta el director.

Lo que no ha cambiado ni va a cambiar es la poética existencial que ha caracterizado siempre a La Zaranda. El grito en el cielo, estrenado en noviembre de 2014 y que ha podido verse ya en ciudades como Sevilla, Valencia y Barcelona, conserva los ecos lorquianos y los aires de esperpento de Valle-Inclán, el desgarro, el humor y las metáforas habituales en sus montajes. Sus personajes, ancianos desahuciados encerrados en un geriátrico, están condenados a no tener más esperanza que la sedación paliativa, pero se resisten a dejar de soñar y se rebelan contra la defunción programada. “Al final del espectáculo habrá espectadores que piensen que es la eutanasia la que ha triunfado; otros, la liberación del alma”, explica Eusebio Calonge, autor del texto.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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