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El hombre que fue jueves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Álbum de cromos: Richard Boleslavsky

Marcos Ordóñez

Boleslavsky y su discípula hablan de Julieta y de Shakespeare. El maestro dice: “Todo lo que tiene que hacer es captar la característica del pensamiento de Shakespeare y seguirla. Julieta es espontánea, directa y abierta. Piensa a la velocidad del rayo; con una gran concentración, con una gran autoridad, incluso en los momento de duda. Usted no tiene por qué pensar como Shakespeare, aunque la calidad aparente del pensamiento debe ser la misma. Es como interpretar al personaje de un acróbata: no necesita saber cómo sostenerse sobre su cabeza, pero todos sus movimientos deben transmitir la idea de que es capaz de dar saltos mortales”. Parece escrito ayer, pero lo escribió en 1933 y está recogido en Acting: the First Six Lessons, que La Pajarita de Papel acaba de editar en castellano (“Actuación: las seis primeras lecciones”), un libro breve, conciso, que todo aspirante a actor o director debería conocer.

Richard Boleslavsky era un personaje de novela, uno de esos tipos que solo aparecen en épocas convulsas, de grandes cambios. Se llamaba Boleslaw Ryszard Srednicki, pero, muy sabiamente, se rebautizó en Estados Unidos. Antes fue oficial de la caballería polaca, cuando pertenecía a la Rusia zarista, hasta que descubrió la escena gracias a Stanislavski. Abrazó su doctrina, entró en el Teatro del Arte y actuó en Un mes en el campo, Tío Vania, Los hermanos Karamazov y El inspector, entre otras. Al triunfar la revolución de Octubre volvió a Polonia y rodó Milagro en el Vístula, sobre la heroica batalla de sus paisanos contra los Soviets en 1919.

Tres años más tarde, Stanislavski viaja con su compañía a Nueva York en la que sería su última gira. Boleslavsky y la actriz Maria Ouspenskaya se quedan para difundir las teorías del “Método” y crean el American Laboratory Theatre, gran vivero del teatro estadounidense: allí estudiaron Lee Strasberg, Stella Adler, Cheryl Crawford y Harold Clurman, que luego fundarían el Group Theatre y el Actor’s Studio.

Boleslavsky dirigió en Hollywood nada menos que veinte películas, entre ellas El velo pintado (1934), con Greta Garbo, y Los miserables (1937), con Fredric March y Charles Laughton. La forma de Actuación: las seis primeras lecciones, estructurada como una serie de diálogos, entre aristotélicos y enciclopedistas, exhala a ratos un perfume deliciosamente anticuado, pero el fulgor de sus cuestiones no ha envejecido: Jouvet, Brook o Declan Donnellan no están muy lejos.

A ratos gurú, a ratos dictador, siempre inteligente, Boleslavsky propugna que la inspiración y la espontaneidad han de surgir del cálculo y la práctica, y evangeliza a su discípula según los preceptos de su maestro: el teatro como una fe, un apostolado que busca “atrapar la vida del alma a través del arte, sumando el sueño de la perfección y el sueño de lo eterno”.

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