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CRÍTICA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Buenafuente a lo clásico

El cómico y presentador reaparece parodiando a Puigdemont en un programa más reposado y menos gamberro

Ricardo de Querol
Andreu Buenafuente, izquierda, caracterizado como Carles Puigdemont, a la izquierda.
Andreu Buenafuente, izquierda, caracterizado como Carles Puigdemont, a la izquierda.

En un corto que precedía su reaparición en televisión este lunes, Andreu Buenafuente amenazaba con lanzarse al vacío desde lo alto de la torre de Telefónica en la Gran Vía de Madrid. Al negociador le exigía un programa “a las once de la noche, de 50 minutos, con una banda en directo”. Concedido. En un país de hábitos delirantes, en el que espacios familiares como MasterChef Junior acaban cerca de la una de la madrugada, que Buenafuente empiece su programa nocturno a una hora tan razonable es una gran noticia.

No es la única novedad que ha implicado el fichaje del cómico, presentador y productor por Movistar+, que lo ha convertido en el estandarte del nuevo canal #0, por ahora en Canal+. En su anterior aventura, En el aire (laSexta), Buenafuente se dirigía a los muy trasnochadores con un programa gamberro y frenético. Cuatro meses después, en Late Motiv, el de Reus recupera un formato más clásico, el de los late night show norteamericanos de siempre. Más tranquilo y reposado, menos bufón y transgresor.

Como en todos sus proyectos, lo mejor suele ser el monólogo inicial. Esta vez Buenafuente se transformó en el nuevo presidente catalán, Carles Puigdemont, con la dificultad de parodiar a alguien aún poco conocido más allá de su alborotado flequillo. Bromeó con la cuestión catalana y aprovechó para soltar, con finura, algunos mensajes a su nuevo público madrileño (antes grababa en Barcelona): los independentistas no son bichos raros.

Luego se vio que tiene muchos amigos: le dieron la bienvenida Fernando Esteso y El Dioni, o colegas de la competencia como Mariló Montero y Pablo Motos. De los cómicos anunciados solo vimos al debutante David Suárez, que intenta ser un nuevo Follonero (como fue Jordi Évole) con entrevistas impertinentes, esta vez a dos jefes de la Fundación Nacional Francisco Franco, uno de ellos llamado Blas Piñar como su padre, con los que era difícil reírse. Estarán otros humoristas, como su inseparable Berto o el emergente David Broncano, pero lo visto ayer no indica que los gags vayan a ser el centro de Late Motiv como lo eran de En el aire. El plato fuerte será una entrevista de las tranquilas. La primera fue con Pedro Almodóvar, que estuvo poco cortés cuando le dijo al presentador que lo veía nervioso o cuando citaba a escritores dando por hecho que no los conocería.

Último y extraordinario ingrediente: la música. En un país donde las teles tienen que tirar de archivo para ofrecernos actuaciones de los años ochenta, Buenafuente se sacó de la manga una superbanda con Leiva, Fito Cabrales y Carlos Tarque, homenaje a David Bowie incluido. Sonó a gloria. Como en los hipsters, lo clásico puede resultar muy moderno.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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