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Bomba Estéreo, el cohete tropical

Los colombianos pusieron a bailar a los ritmos folclóricos caribeños con música electrónica

Ana Marcos
Kike Egurrola, Julián Salazar, Liliana Saumet y Simón Mejía.
Kike Egurrola, Julián Salazar, Liliana Saumet y Simón Mejía. R. PIÑEROS

Uno de los últimos tuits que aparece en la cuenta de Bomba Estéreo dice: “La gente normal amanece bebiendo con vallenato, en mi familia amanecemos bebiendo con Bomba Estéreo”. Estos 99 caracteres resumen lo que ha conseguido la banda colombiana en una década: miraron de frente a la cumbia, la champeta y el resto de ritmos folclóricos que suenan en la región del Caribe, y los pusieron a bailar con la música electrónica. Con respeto por la tradición y mucho vacile, hasta conseguir “un poder que es una bomba atómica”, como dice uno de sus primeros éxitos, Fuego.

Simón Mejía, bogotano, tenía la música en la cabeza cuando se topó en 2005 con Saumet, una joven de Santa Marta que había crecido rodeada de los sonidos de su tierra y de los discos de Daft Punk, The Chemical Brothers, Björk y Massive Attack, pero que hasta ese momento había sido incapaz de ordenarlos en su cabeza. En 2006 debutaron con Volumen I y tres años después convencieron a sus vecinos con La boquilla, el hit de su segundo trabajo Blow Up. Las redes sociales fueron capaces de atravesar las fronteras de un país en guerra con las FARC, al mismo tiempo que derruían los muros del mainstream.

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Este pastiche cultural en el que aparece el legado afrocolombiano, indígena y de la calle les ha permitido convertirse en los traductores de un paisaje sonoro que las nuevas generaciones colombianas desconocían. Como ya hizo Carlos Vives en los noventa sintonizando el vallenato en las radios de América Latina, Mejía, Saumet y Julián Salazar, otro de los componentes de Bomba Estéreo, se han dedicado a recordarle a los jóvenes de los ochenta en adelante que existen ritmos como la champeta (perseguido por el estigma de ser propio de las clases populares) y la cumbia que también pueden ser cool.

Para mediados del nuevo siglo el mundo ya había entendido el kuduro angoleño, el funk carioca y la electrocumbia. En parte fue gracias a sus dos siguientes álbumes Estalla (2010) y Elegancia Tropical (2012). Y por si alguien no se había enterado bien de qué trataba el nuevo mestizaje, el fútbol terminó la tarea: Fuego se convirtió en la banda sonora del videojuego FIFA 2010. La responsabilidad ya no estaba solo sobre los hombros del Waka waka de Shakira y la Camisa negra de Juanes.

Desde entonces han visitado cuatro continentes, han pisado los escenarios de Glastonbury y Lollapalooza, entre muchos otros, además de unos cuantos cuchitriles donde han conseguido que el techo acabara sudando tanto como el público. Según cálculos de Li Saumet, hubo una época en que no conseguían estar más de dos semanas seguidas en Colombia. Cada concierto no solo multiplicaba la onda como una piedra saltarina en el río, les permitía también afianzar el proyecto. Cuando la industria musical se hundía con la piratería, los directos fueron su mejor sustento.

La gente seguía bailando y el mundo cambiando, como le gusta pensar a la cantante: “El baile te sana, te limpia y te salva”. Tal y como hacían los ancestros de Saumet. “Vamos a cambiar el mundo simplemente bailando”. Como demostraron en la primera edición que el festival Sónar, de músicas avanzadas, celebró en diciembre en Bogotá. Bomba Estéreo montaron una fiesta pagana equiparable a la de Hot Chip y The Chemical Brothers. Los cabezas de cartel sobre el papel solo ganaron a los colombianos en el tamaño del escenario. El público, ajeno a las constricciones de la segunda sala, fue capaz de rumbear más pegado de lo que normalmente dicta el protocolo.

Amanecer, su cuarto disco lanzado la pasada primavera, ha terminado de cumplir la tarea. Bomba Estéreo decidió fichar por Sony Music y las puertas de nuevas experiencias se abrieron. El trabajo tiene la firma del productor Ricky Reed, responsable de éxitos marcados con la etiqueta de comerciales como Problem (Ariana Grande), Talk Dirty (Jason Derulo) y Fireball (PitBull). La coletilla les ha granjeado algunas críticas en Colombia. “No es algo que vaya a cambiar el sonido de la banda. El nuestro ha sido un camino muy sacrificado, siempre en la independencia, y creíamos que en este momento apostar por nosotros era lo más justo”, explicó Saumet en una entrevista con la revista Metrópoli de El Mundo.

En menos de un año, han conseguido dos nominaciones a los Grammy Latinos y otra a los Grammy. Además de haber convencido a Will Smith para que volviera a cantar 10 años después de entregar su último trabajo musical Lost and Found. El cantante y actor elegió a Bomba Estéreo para informarle al mundo de que está preparado para retomar su flow con una versión de Fiesta, el primer single que se lanzó de Amanecer. Por el momento, las suspicacias han sido incapaces de detener este cohete tropical.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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