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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Rajoy y la felicidad

El Arrebato, Café Quijano y Mariano Rajoy fue el cartel que el sábado presento 'Qué tiempo tan feliz'

Ángel S. Harguindey

El Arrebato, Café Quijano y Mariano Rajoy fue el cartel que el sábado presento Qué tiempo tan feliz, un programa en el que, naturalmente, la felicidad se desbordaba por esa especie de mesa camilla que comanda María Teresa Campos y en la que la dicha sólo tenía un rival: los topicazos.

El Arrebato confesó su felicidad actual. Un caso de precocidad: casado a los 19 años es abuelo a los 45. Cedió los derechos del estupendo himno del Sevilla al club. Lo canta todo el estadio a diferencia del del Madrid que sólo lo cantó una vez Plácido Domingo. Café Quijano, por su parte, reivindicaron el bolero como arma de destrucción sentimental. Cantaron Me enamoras con todo y ahí ya no hubo dudas: el siguiente sería Rajoy anunciado subliminalmente por el trío leonés.

"Y en eso llegó el Comandante y mandó parar", que cantaba Carlos Puebla. Ahí estaba en el plató Él, Mariano, reivindicando a los concejales porque estaban en contacto con la gente, y las campañas electorales porque le permitía escuchar al personal, el mismo que inventó las ruedas de prensa desde el plasma y sin preguntas. Unas fotos de su infancia y juventud, el tiempo de los guateques en Villagarcía de Arousa o, como supuso Manuel Vicent, el de la edad de las excursiones en las que a Mariano siempre le tocaba llevar la sandía. La felicidad al completo.

El presidente, fiel a sí mismo, declaró que se había evitado el rescate y que se inyectó dinero público a la banca para salvar a los cuentacorrentistas, un salvamento que en palabras del presidente del FROB se dan por perdidos 40.000 millones de euros. También declaró con satisfacción que las pensiones, ni tocarlas. Lo que sí tocaron fue la tesorería de la Seguridad Social que dejaron en 31.770, 46 millones de euros, menos de la mitad de la que se encontraron al llegar al poder. ¿Y a los profesores?, a los profesores hay que respetarlos. No se diga más. Felicidad y frases manidas.

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