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La película de la semana | 'Un paseo por el bosque'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un crepúsculo demasiado blando

Llega a las salas 'Un paseo por el bosque', la nueva película del director Ken Kwapis

Carlos Boyero

Creo que la primera vez que vi a Nick Nolte fue en la serie Hombre rico, hombre pobre. Su argumento me resulta borroso y me cuesta recordar el careto de su compañero Peter Strauss. Pero ya entonces sabía que me resultaría imposible olvidar a Nolte. Testosterona pura, facilidad congénita para meterse en todos los jaleos de la vida, nobleza interna, carne de adicciones, un magnífico perdedor, un colega lleno de peligro, pero un colega de verdad, vulnerabilidad extrema detrás de su dureza, alguien que podía ser un león, pero también aquel conmovedor príncipe de las mareas.

Un paseo por el bosque

Dirección: Ken Kwapis.

Intérpretes: Robert Redford, Nick Nolte, Emma Thompson.

Género: comedia. EE UU, 2015.

Duración: 104 minutos.

Su carrera no está repleta de obras maestras, pero siempre me ha gustado verle y escucharle; justifica el precio de la entrada. A Robert Redford le descubrí siendo pasto de la jauría humana y descalzo por el parque. Siempre poseyó encanto y una facilidad notable para moverse con soltura y veracidad en comedia, drama, wéstern, thriller. Siempre con un toque romántico. Por ello, me quedé estupefacto en los últimos años al constatar su pavor al envejecimiento, al afrontarlo de forma tan desastrosa, mediante unas transparentes y malogradas cirugías en su rostro, al convertir aquel rostro que fue luminoso en una máscara sin expresión, patética. Su cara parece haber mejorado en las dos últimas películas. Parece haberse operado otra vez para dejar de parecer la esfinge, para desestirarse.

En Un paseo por el bosque caminan juntos. Caminan excesivamente si nos atenemos a un guion con sentido de la lógica. Van a recorrer Los Apalaches, tres mil kilómetros en medio de montañas. El personaje de Nolte, con una pierna de titanio y la voz de alguien consumido por el enfisema, que susurra en vez de hablar, con las huellas de infinita nicotina y todo el alcohol que se haya podido trasegar. Y Redford a lo suyo, con toque juvenil, muy sano, también sabiendo que ya no habrá más viajes para el aventurero.

Redford la produce. Cuentan que es un antiguo proyecto suyo y que intentó convencer a Paul Newman para que la interpretaran juntos. Mejor que esta colaboración no saliera adelante. Mejor recordar a esta modélica y más que divertida pareja haciendo de Butch Cassidy y Sundance Kid, asaltando bancos, compartiendo a una mujer y huyendo de la Pinkerton, o constatar cómo aparece una embelesada sonrisa en nuestra cara cuando nos acordamos de los timadores de El golpe.

Un paseo por el bosque es la adaptación de un best-seller que no he leído. Cuentan que la historia es real. Pero el guion está al servicio exclusivo de sus viejas estrellas. Y es excesivamente amable, tópico, más que previsible, con algunas secuencias tan chapuceras y bobas que pueden despertar vergüenza ajena, como la persecución que sufre el libertino Nolte por parte del marido de una señora muy gorda a la que se ha ligado en una lavandería utilizando como pretexto la ropa interior de la dama.

El director Ken Kwapis recurre a las situaciones facilonas, al guiño permanente hacia un público determinado que puede encontrar muy gratas, e incluso irresistiblemente graciosas y tiernas, las andarinas y gruñonas movidas que surgen a lo largo del camino entre dos amigos que vagabundearon juntos en su juventud, con caracteres muy dispares y actitudes vitales enfrentadas, uno de ellos condenado a una vejez solitaria por su huida de los compromisos y su militancia en el exceso vital y el otro monógamo y confortado por una familia modélica, pero ambos con la necesidad de emprender juntos una odisea de futuro más que incierto antes de que el crepúsculo les deje postrados.

No es una película despreciable, aunque nada apasionante. Utiliza frecuentemente el tono de comedia pero abusa de la blandura, sin permitirle el paso a lo agridulce, adornada con toques esforzadamente líricos, empeñada en que no solo comprendamos a su personaje, sino a que nos derritamos ante su personalidad. Todo mi respeto y mi admiración hacia lo que han supuesto para el cine personajes como Redford y Nolte. Pero si la cosa va de despedida de las leyendas, desearía que esta llegara con un material a la altura de su talento.

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