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Guardias civiles a pie de calle

‘Comandancias’ muestra en La Sexta el trabajo de los agentes del instituto armado

Las historias de policías y ladrones, de buenos y malos, siempre han dado mucho juego. El cine y la literatura han tejido sus tramas en múltiples ocasiones con la materia prima sacada de las noticias y los reportajes de los periódicos. La televisión tampoco ha podido sustraerse al influjo de la crónica de sucesos para llenar sus contenidos en los horarios de máxima audiencia. La Sexta lo intenta ahora con su programa Comandancias —esta noche (22.30) emite su segundo episodio—, que se centra en el trabajo de los destacamentos de la Guardia Civil repartidos por toda España.

La entrega de hoy abarca desde la desarticulación de una red dedicada a organizar peleas ilegales de gallos hasta la captura de una banda de narcos, con persecución en lancha al estilo de la película El Niño incluida, pasando por la desactivación de una mina de la Segunda Guerra Mundial localizada en aguas de la Costa Brava.

Como ya hizo Atresmedia hace dos años con Policías en acción, en esta ocasión vuelve a repetir el formato, si bien ahora el hilo conductor no es la policía, sino el instituto armado. Durante seis meses, las cámaras y los reporteros han sido testigos de medio centenar de actuaciones de su Unidad Central Operativa (UCO), las unidades de Policía Judicial, los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas, el Servicio de Protección de la Naturaleza, etcétera.

De lo visto hasta ahora, cabe suponer que Comandancias no busca tanto la espectacularidad, aunque no la rehúye, cuanto ser testigo de esas que se han dado en llamar historias de interés humano: niños marroquíes y argelinos que se juegan la vida para pasar, ocultos en los bajos de un camión, desde Melilla a la Península; pobres jóvenes chinas explotadas como ganado para la prostitución; una mujer que vive bajo la amenaza permanente de un exmarido maltratador; turistas extranjeros estafados por bandas de desalmados…

Los reporteros asisten a la preparación de cada una de las operaciones desde el momento en que un testigo protegido facilita una información o desde que el pinchazo de un teléfono pone en alerta a la Guardia Civil. Sin embargo, los prolegómenos de las redadas ocupan el tiempo justo, porque no se trata de glorificar ni de convertir en héroes a los agentes. Es más, casi parece como si los inventores del programa hubieran evitado deliberadamente elegir a las unidades de élite para volcarse en aquellas que hacen tareas más pedestres. Guardias civiles a pie de calle.

Muchas de las escenas de Comandancias están grabadas con el atropello y el nerviosismo consustancial a la tensión que supone irrumpir en una vivienda o perseguir a unos delincuentes. No hay posibilidad de repetir las secuencias. Ello evidentemente resta calidad a la imagen, pero a la vez aporta frescura y realismo al relato televisivo. Pero esto no es una película de ficción, sino más bien un documental.

Es de agradecer que casi todos los agentes salgan a cara descubierta tal y como visten y como son —personas de carne y hueso—, lo que confiere verosimilitud y frescura al serial. Lo mismo ocurre con los despachos y las oficinas que sirven de escenario: son humildes y funcionales, pero son los que son. Hacerlo en otro lugar habría falseado la realidad.

El pasado jueves, el programa obtuvo el favor de un 7% de la audiencia, imponiéndose a Mentes criminales (Cuatro), que cosechó un 6,3%, en una noche en la que siguen ejerciendo su poderío Gran Hermano 16 (Telecinco) y Velvet (Antena 3). No fue un mal estreno.

Un lejano antecedente

No le falta razón a quien piense que está todo inventado. Incluso en televisión. En 1971, TVE emitió Investigación en marcha, pilotado por el periodista Enrique Rubio, que era una especie de El Caso en blanco y negro.

Aquellos programas en los que se llamaba "agentes del orden" a los policías, "beneméritos" a los guardias civiles, y "facinerosos" a los cacos fueron el prototipo de Comandancias y otros que hoy llegan a las pantallas. Claro que los actuales están realizados con muchos más medios y con unas técnicas más depuradas. Además de que la policía, la Guardia Civil y los delincuentes ya no son los mismos. Todo evoluciona.

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