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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Telepolíticos

La presencia en 'El hormiguero' de Pedro Sánchez 24 horas después del debate en la misma cadena demuestra que la televisión y los políticos se alimentan mutuamente

Ángel S. Harguindey
Pedro Sánchez en 'El hormiguero'.
Pedro Sánchez en 'El hormiguero'.

La presencia en El hormiguero de Pedro Sánchez 24 horas después del debate en la misma cadena demuestra que la televisión y los políticos son complementarios, se alimentan mutuamente. El electrodoméstico ha encontrado un filón en las declaraciones programáticas y los aspirantes a la Moncloa consideran ineludible su presencia permanente en el televisor. Del berlanguiano "siente un pobre a su mesa" hemos pasado al "siente un político en su plató". Supongo que es un salto cualitativo.

Con la presentación de Pablo Motos del líder socialista, "ha venido a divertirse", quedaban claras las aspiraciones del programa. El problema es que el concepto de diversión de Pedro Sánchez, probablemente, no es compartido multitudinariamente. Fue una exhibición de la capacidad de un presidenciable de hablar a piñón fijo: no se salió de su guion electoral ni por un momento. Prometió todo lo que, a su juicio, resultaba atractivo para su electorado: ley de igualdad salarial entre hombres y mujeres, reforma de la Constitución, denuncia de los acuerdos con la Santa Sede... lo que haga falta. Lástima que en todos los años en los que gobernó su partido no lo hicieran, es más, si unos condecoran a las Vírgenes, otras se pusieron la mantilla para asistir a alguna beatificación por más que constitucionalmente el Estado sea aconfesional. Debe de ser la diferencia entre el dicho y el hecho.

Dio la correspondiente leña a los adversarios ("el que no asistiera Rajoy al debate es un desprecio a la ciudadanía", "Podemos son las Juventudes Comunistas" y "Ciudadanos, las Nuevas Generaciones del PP"), se mostró coherentemente contradictorio al señalar que los debates no son un combate de boxeo con ganadores y perdedores para luego afirmar que había ganado y asistió educadamente a un juego de magia y al funcionamiento de una impresora 3D que trabaja con chocolate.

Una sugerencia: en el próximo enfrentamiento entre políticos, que el público actúe como actuaban los espectadores del Rocky Horror Show: declamando a gritos las promesas. Ya nos las sabemos todas.

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