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Tres siglos de leyenda salen a flote

Diez años de vida y 307 de leyenda acompañan al mítico galeón español 'San José'

Diez años de vida y 307 de leyenda acompañan al mítico galeón español San José. Su historia es la de uno de los naufragios más importantes del mundo, cargado de tesoros americanos, drama humano y político y lleno de fantasía.

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Ocurrió en mitad de la guerra de sucesión de la corona española que ostentaba Felipe V. Y fue hundido por culpa de esa batalla de poder europea. El navío bajó a la oscuridad del mar la tarde del viernes 8 de junio de 1708. Otro viernes, el 27 de noviembre, un radar de la armada colombiana detectó el pecio, y el viernes pasado el presidente de Colombia sacó la noticia a la luz.

Tres siglos de historia emergieron. El galeón zarpó de Cartagena de Indias rumbo a Cádiz cargado con unas 200 toneladas de oro (¿11 millones de monedas?), plata, piedras preciosas y múltiples tesoros americanos. Su misión no era la de cualquier otro navío procedente de las Indias para España. Esta vez, el objetivo era crucial: dar oxígeno económico y enriquecer las arcas de la corona española, aliada con Francia, cercada por Inglaterra, Países Bajos, Portugal y Alemania que consideraban que el sucesor de Carlos II debía ser de la Casa de los Habsburgo y no un Borbón. Temían otro poder como el que había ostentado Carlos I de España y V de Alemania, en el siglo XVI.

A comienzos del siglo XVIII, el mar Caribe estaba surcado por piratas y salpicado de naves inglesas que impedían la ruta de embarcaciones de las Indias hacia España.

Se dice que por cada baúl de tesoros tenía otros dos en piedras, y que solo el capitán Fernández y el comandante de la guarnición de Cartagena sabían el verdadero contenido

Aquel viernes de junio por la tarde el almirante José Fernández de Santillán, (conde de Casa Alegre) y comandante del San José, dio la orden de partir con una flotilla de 20 naves y 600 personas (hombres, mujeres y niños. 400 pasajeros y 200 tripulantes). Habia zarpado de Portobelo (Panamá).

Cerca de las coralinas Islas del Rosario, y adentrado en un mar de múltiples colores, el galeón fue atacado y hundido por el capitán del buque inglés Expedition, al mando del comodoro Charles Wager.

El combate empezó al atardecer, 30 cañones de entre 10 y 18 libras, fabricados en bronce con las asas en forma de delfín, propios de la corona española, defendían el navío cuando, de repente, el fuego cruzado fue silenciado por una explosión en el San José…Una columna de llamas y humo se elevó a medida que el galeón buscaba el fondo del mar con su anhelado tesoro dentro: un botín, dicen, de entre cinco mil y diez mil millones de dólares. Un tesoro procedente de lo que hoy es Perú, Ecuador y Colombia. Solo sobrevivieron once personas.

Terminaban diez años de vida de este galeón de guerra, construido en 1698. El San José transportaba la carga de Perú y Ecuador, acumulada de los seis años que llevaba la guerra de sucesión. En Panamá se detuvo en Portobelo, en el mes de mayo de 1708, luego zarpó para Cartagena.

Pero el 8 de junio, el San José se fue a pique para dar paso a la leyenda. Se dice que por cada baúl de tesoros tenía otros dos en piedras, y que solo el capitán Fernández y el comandante de la guarnición de Cartagena sabían el verdadero contenido.

La historia pasó de generación en generación entre los caribeños colombianos, y entró por el centro del país, río Magdalena arriba, por sus más de 1.500 kilómetros que era por donde irrumpía la civilización. Su historia está en libros y obras de ficción. Incluso, la rescató Gabriel García Márquez como un episodio clave de El amor en los tiempos del cólera, donde las aguas de la realidad y la ficción son una sola.

En los años ochenta el San José resucitó cuando una empresa de cazatesoros inició su búsqueda. Después de varios litigios, el Gobierno colombiano tomó las riendas del proyecto. Ahora lo ha encontrado sin dar muchos detalles de su contenido, para convertirlo en secreto de estado. “Es uno de los yacimientos más importantes de la historia de la arqueología sumergida”, según el presidente Juan Manuel Santos.

No se sabe aún el estado real del galeón, ni si se podrá sacar a flote. Cuentan que está intacto, apoyado en uno de sus costados. Unos cañones sobre el fondo marino y unas vasijas de cerámica es lo único que se ha visto. Dentro estaría el oro, la plata y las piedras preciosas con las cuales Felipe V buscaba apuntalar su trono.

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