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Apichatpong Weerasethakul: “Gijón me permite recuperar la libertad”

El certamen de cine homenajea esta edición al director tailandés

El director y guionista tailandés posa con un ejemplar del libro sobre su obra.
El director y guionista tailandés posa con un ejemplar del libro sobre su obra. EFE

Mientras su país lo censura, el resto del mundo celebra el cine de Apichatpong Weerasethakul. El director tailandés es el protagonista indiscutible de la edición de este año del Festival de Cine de Gijón. El certamen exhibe una retrospectiva de su obra, que ha sido el centro de un nuevo homenaje, el culmen de ésta semana de reconocimientos. “Gijón es absolutamente fantástico; es un punto muy brillante en mi carrera”, ha confesado el realizador en la presentación del libro (De)construyendo a Apichatpong Weerasethakul. El texto ahonda en la trayectoria cinematográfica del cineasta desde su otra faceta artística, la vinculada a las exposiciones en museos. 

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El centro del encuentro ha sido la libertad de expresión, o la falta de ella, tema que abandera su trabajo. "Los cineastas tenemos miedo, no nos expresamos con libertad, hay autocensura". Se refiere a la historia que contó en otro de los actos del festival. Weerasethakul explicó que el primer ministro tailandés, Chan-o-cha, amenazó de muerte a un grupo de académicos que pretendían organizar un seminario político. El cineasta ha calificado el FICX de "bálsamo" porque “el lenguaje del cine es universal y en ese sentido Gijón es un perfecto reflejo de esa libertad” inherente a la creación artística, a la cultura.

El director del festival, Nacho Carballo ha sido calificado de "emblema" del cine asiático contemporáneo y de "renovador de lo nuevo" en el cine de autor al director en la presentación del libro. Gloria Fernández, investigadora del texto, y el autor del prólogo, el cineasta y productor catalán Luis Miñarro, tampoco han escatimado en elogios hacia Weerasethakul. "Apichatpon era un tailandés de nombre impronunciable cuyas películas no se veían en las salas comerciales", señala Miñarro, quién lo introdujo en el circuito comercial de España y que forma parte del jurado internacional del certamen gijonés.

Pero el realizador se quita solemnidad y se define como un “chaval de 47 años introvertido y tímido”. Lo que siente cuando dirige es sencillo: “El cine es libertad y me permite comunicarme, encontrar mi lugar en el mundo”. Para él hacer películas no sólo es contar una historia: “El cine es una colección de instantes y de experiencias, es un viaje”.

El reconocimiento internacional le llegó en 2004 con sólo 34 años. Su carrera comenzó en 1997, y desde entonces se abría paso en los festivales y encuentros internacionales de cine de autor, pero tenía dificultades para entrar en los circuitos comerciales. La película Tropical Malady le abrió las puertas. La cinta, su cuarto largometraje, le supuso el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Desde entonces la crítica lo califica como uno de los autores "más vanguardistas" del cine asiático. Aunque él confiesa seguir siendo el mismo que aquel que siendo niño comenzara a hacer sombras chinescas con una linterna debajo de la sábana de su cama. 

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