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Neneh Cherry: “El éxito es agradable, pero he escogido la libertad creativa”

La cantante muestra en España su nueva etapa en solitario con 'Blank Project'

La artista Neneh Cherry.
La artista Neneh Cherry.

Un fulgor renacido con resquicio para mirar atrás: “La gira española la vertebra mi disco reciente, pero no faltarán los viejos éxitos dorados”. Esa expresión de Neneh Cherry (Estocolmo, 1964) sobre sus hits de hace más de dos décadas, golden oldies en inglés, denota cariño hacia ellos pero sin nostalgia. Y un punto de ironía. Con pelotazos como Buffalo Stance (1988) o 7 seconds (junto a Youssou N’Dour, en 1994) y una valiente mezcla de estilos (dance, hip-hop, pop, R&B) aunó al público y a la crítica, que la encumbra de nuevo tras años de perfil bajo o, directamente, volcada en la familia.

Barcelona, hoy miércoles, 25 de noviembre, Madrid (26) y San Sebastián (28) acogen el directo de Cherry revitalizada como artista de culto. Territorio conocido, pues vivió en Málaga entre 1993 y 1999. “No voy todo lo que quisiera, pero siempre siento los brazos abiertos en España”, apunta sin zalamería. Y la cantante y compositora se ilumina al hablar de Blank Project, su primer álbum firmado en solitario en 18 años. Aunque no le faltaron apoyos: el dúo RocketNumberNine como instrumentistas, Four Tet en la producción y, como siempre en su carrera, su marido, Cameron McVey: “Después de tanto tiempo sin sentarme a pensar en un disco, Cameron y yo creímos que había que darle máxima importancia a la composición. He perdido timidez, así que pude escribir un buen puñado de canciones mano a mano con él. Antes necesitaba recluirme”.

No imaginen música fácil, pero sí hipnóticamente adictiva. “Queríamos algo poco convencional, un álbum grabado en vivo aunque electrónico. Y RocketNumberNine, con su beats crudos y algo punk, eran perfectos para eso. Incluso les mandamos solo muestras vocales de cierto temas para no coartarles”. Como resultado, los hermanos Ben y Tom Page, que forman ese noveno cohete (nombre de una pieza de Sun Ra) propulsan la voz de Cherry por medio de percusiones y sintetizadores.

El productor de Blank Project, Four Tet (alias del gurú electrónico Kieran Hebden), retrotrajo a Neneh a las enseñanzas de su padrastro, el legendario jazzman Don Cherry con el que se crió. “Kieran se empeñó en conservar mis pequeños errores al cantar en las pocas tomas que hicimos para cada corte. Yo estaba reticente pero luego me acordé de lo que me decía mi padre, Don: “No hay nada ni muy correcto ni muy equivocado en la creatividad, las imperfecciones pueden ser perfectas”.

El retorno definitivo de Cherry, después de cantar durante la segunda mitad de la pasada década en cirKus, cuarteto de electro-soul liderado por su marido y en el que también participaba una de sus hijas, llegó en 2012 vía The Cherry thing. Era un delicioso disco, casi todo versiones, con el trío escandinavo de jazz de vanguardia the Thing: Suicide, The Stooges, Ornette Coleman o el propio Don Cherry, musa principal de los instrumentistas, figuraban entre los compositores. “Resultó, por un lado, un cierre completo de círculo respecto a mi trayectoria y, por otro, me sirvió de catarsis tras la muerte de mi madre [la diseñadora Moki Karlsson]. En el final acústico de nuestro primer show sentí como si todos los espíritus invadieran la sala y el de ella se hiciera presente en mí. Uno de esos instantes felices que da la música sin que se puedan planear”.

Hablando de colaboraciones (Pulp, the The o Gorillaz adornan las de Neneh), en Blank Project se marca un cameo la estrella pop sueca Robyn. “Tenemos mucha amistad y, ahora que lo dices, puede que la vea como a una hermana pequeña al modo en que me consideraban a mí en mi paso por The Slits”. Neneh militó fugazmente en dicha banda femenina de la escena punk londinense, donde se instaló tras dejar la casa familiar a los 16 años. Su rebeldía luego topó con la realidad: lleva casi en la sangre el jazz, uno de los ingredientes, junto al funk descangallado y a la mentalidad pospunk de Rip Rig + Panic, el grupo al que perteneció antes de lanzarse en solitario.

Si se le pregunta a Cherry por alguna artista actual con la que se identifique, M.I.A. es una de las que le viene en mente: “Siempre me resultan inspiradoras todas aquellas que rompen barreras estilísticas”. La imagen de M.I.A. embarazada actuando en la ceremonia de los Grammy en 2009 permite recordar que Neneh Cherry hizo lo propio en el Top Of The Pops de la BBC 20 años antes. “Algo que se disociaba del glamour del pop. Siempre he sido un poco agitadora, y en la industria muchos me veían como alguien que no seguía su lógica. Así que me vino al pelo para dar un aldabonazo”.

La etapa inicial de Cherry también presagió la eclosión del trip-hop desde Bristol. Ella contribuyó a financiar el primer trabajo de Massive Attack; Geoff Barrow, el cerebro de Portishead, participó en el segundo de Neneh; y Tricky lo hizo en el tercero. “Cameron colabora en el nuevo disco de Massive Attack. En cuanto a Tricky, él y yo grabamos en su día un álbum conjunto que la compañía rechazó. Algo irónico, porque ahora Blank Project entronca espiritualmente con aquella obra para la que trabajamos de modo similar”. No es el único disco perdido de Cherry: “Poco después de Man (1996), intenté la que habría sido mi cuarta entrega. Fui yo quien desistió. Hace poco escuchamos las grabaciones y supe que ya no me sentía como en aquellos tiempos maltrechos”.

La playlist que Cherry ha confeccionado para Spotify incluye, además de soul, jazz o rap, artistas ajenos a su poción sonora como Nirvana, Bon Iver o My Bloody Valentine. “Siempre he amado la música que me haga sentir algo”. Sorprende menos en la lista algún ejemplo de rap old school. “Vivía en Nueva York (desde niña Neneh ha conocido la vida nómada por la actividad de sus padres) cuando explotaron bandas de hip-hop como Sugarhill Gang. Nunca me he considerado en verdad una rapera, pero me encanta esa forma directa de expresarse que no encaja con melodías. En Londres iba de jovencita a un pequeño club donde te pagaban cinco libras por cada rap interpretado”. Y de ahí, al triunfo multinacional con Raw like sushi (1989). Aunque no en Estados Unidos. “No me veían, musicalmente, ni lo bastante negra ni lo bastante blanca. Y se equivocaron al elegir el segundo sencillo: dejaron de alimentar el fuego”. Aún así, Cherry, que ya prepara otro disco para el año próximo, vive sin pesares: “Mentiría si dijera que no es muy agradable el que tu trabajo le guste a mucha gente, pero yo he escogido otro camino: uno de más libertad creativa”.

Neneh Cherry actúa el 25 de noviembre en Barcelona (Teatre Barts), mañana 26 en Madrid (Joy Eslava. 981 Heritage Son Estrella Galicia) y el 28 en San Sebastián (Auditorio Kursaal).

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