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Juliette Binoche y la vida actual en la oscuridad

La actriz francesa recibe la Espiga de Honor de la Seminci, donde presenta ‘Nadie quiere la noche’, de Isabel Coixet

Rocío García
La actriz, Juliette Binoche, recibe la Espiga de Honor de la Seminci, de manos de la directora de cine Isabel Coixet.
La actriz, Juliette Binoche, recibe la Espiga de Honor de la Seminci, de manos de la directora de cine Isabel Coixet.nacho gallego (efe)

Pocas actrices son capaces de impregnar en sus trabajos una autoría y una personalidad tan marcada y fuerte. En la pantalla y fuera de ella. Juliette Binoche ha hecho buena gala de ello de nuevo esta tarde en el encuentro con la prensa que ha mantenido en Valladolid, donde esta noche recoge la Espiga de Honor de la Seminci, en la gala que clausura esta 60º edición y en la que se proyectó el último filme de la actriz francesa, Nadie quiere la noche, dirigida por Isabel Coixet.

Tenemos que darle la vuelta a todo, ir al amor y abrazar al enemigo, buscar en el fondo de cada uno de nosotros. Simboliza muy bien el regreso a las cosas fundamentales de la vida”

Disecciona como nadie sus personajes y reflexiona con mirada inteligente sobre los viajes que sus películas le obligan a recorrer, y no solo desde el punto de vista de la interpretación. Juliette Binoche (París, 1964) habla con pasión de la extrema aventura que realiza su personaje de Nadie quiere la noche, una mujer de la alta burguesía neoyorquina, que en 1908 decide ir en busca de su marido, un experimentado explorador, para compartir con él la gloria del descubrimiento del Polo Norte, y cómo las adversas circunstancias climatológicas y emocionales van dejando una huella en su interior. “Empieza como un pavo real y termina siendo un perro”, ha señalado la actriz, para quien el filme es una historia necesaria y urgente en momentos como los que vivimos. “Es importante contar esto hoy cuando vivimos en la oscuridad. Tenemos que darle la vuelta a todo, ir al amor y abrazar al enemigo, buscar en el fondo de cada uno de nosotros. Simboliza muy bien el regreso a las cosas fundamentales de la vida”, ha añadido Binoche sobre su primer trabajo con la directora catalana. “El amor de Isabel por el ser humano, una mujer sin miedo a las emociones y a adentrarse en las contradicciones del ser humano fue lo que me obligó a decir que sí a este proyecto”, ha añadido la intérprete de papeles esenciales del cine de autor europeo como Tres colores: Azul (Krzysztof Kieslowski), Caché y Código desconocido (Michael Haneke) y otras más comerciales como El paciente inglés, de Anthony Minghella, con el que consiguió el Oscar a mejor actriz de reparto, o Chocolat, dirigida por Lasse Hallström.

La verdad que miedo, lo que se dice miedo a las emociones, Isabel Coixet no tiene. Lo ha demostrado en público cuando ha recordado los primeros pasos con este proyecto. “Cuando leí el guion que me enviaron el productor Andrés Santana y su autor Miguel Barros, pensé tres cosas: que era una locura, que era una locura pero que merecía la pena ser contada y que si Juliette Binoche no aceptaba este reto iba a ser imposible hacerla. Pensé que ella era la única actriz en el mundo que podía enfrentarse a este personaje, porque Juliette es mucho más que una actriz, es una artista total, y esta película necesita de cómplices, de compañeros, de colaboradores. Me acuerdo que se lo llevé a Aviñón, donde ella realizaba un monólogo, y tras dejárselo en el hotel me fui a una iglesia a poner unas cuantas velas. Eso fue un mes de junio y el 23 de diciembre siguiente recibí una llamada al móvil. Era Juliette que me decía que sí, que quería hacer la película. Colgué y empecé a llorar”, ha explicado la realizadora que también hoy ha roto a llorar. A su lado, la actriz la ha compensado con un beso.

Nadie quiere la noche recorre un camino que va desde la épica, con unos paisajes gélidos y estremecedores, y unas imágenes llenas de belleza poética, hasta centrarse en una historia íntima de dos mujeres solas en un iglú que aguantan semanas y semanas de unas tormentas polares que hacen casi imposible la supervivencia. “Ha sido muy duro emocionalmente”, ha señalado la actriz. “El esfuerzo mental y físico ha sido mayor de lo que me había imaginado. Una de las cosas que más me atrajo de esta mujer, mezcla de amor, capricho, aventura y locura, fue el hecho de empezar en un extremo y acabar en el contrario. Del orgullo de una mujer blanca viaja al extremo de una unidad total con una mujer esquimal. Gana en humanidad a base de mucho dolor. A mí me gustan los personajes extremos porque es ahí donde se ve quiénes somos”.

El filme, que se ha remontado en parte tras su estreno en el último Festival de Cine de Berlín –“no me importa reconocerlo, hemos introducido la voz en off de Juliette y los cambios creo que redimensionan la historia y la hacen más compacta y coherente”, ha reconocido Coixet- se estrena en España el próximo día 27.

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