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Entrevista a Jorge Ruiz, cantante de Maldita Nerea

“Tenemos la oportunidad de cambiar la sociedad, hay que aprovecharla”

El cantante del grupo Maldita Nerea muestra su faceta menos artística

El cantante del grupo Maldita Nerea, Jorge Ruíz, durante su actuación en la tercera edición del concierto solidario 'Por ellas' de Cadena 100.
El cantante del grupo Maldita Nerea, Jorge Ruíz, durante su actuación en la tercera edición del concierto solidario 'Por ellas' de Cadena 100.Víctor Lerena (EFE)

Jorge Ruiz (Murcia, 1975) es el líder del grupo de música pop Maldita Nerea. El pasado 9 de octubre lanzó la canción Tú eres la vida, cuyos beneficios están destinados a la lucha contra el cáncer de mama a través de la Asociación Española Contra el Cáncer. Entró directa al Top 20 de ventas. Hace ya un año de su último álbum Mira Adentro, que permanece en el Top 100 de los más vendidos. Pero más allá de su negocio, a este pedagogo le preocupa por la situación social de España. No es la primera vez, ni será la última, que acude a un debate para hablar de educación. El pasado 21 de octubre conoció en persona a algunos de los padres de la Transición en un coloquio organizado por Sociedad Civil por el Debate. Entre las columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid, Ruiz se muestra agradecido a aquellos que facilitaron los inicios de la democracia, pero no oculta su crítica a un sistema que "está regido por el mercado".

"Aprendemos a interpretar códigos musicales antes que lingüísticos, por eso nuestras madres nos cantan desde pequeños instintivamente", esboza el cantante, que envuelve la entrevista con su tranquilidad y voz pausada. No le gustan las estridencias. Pero reconoce que "los políticos ahora mismo están entorpeciendo". Parafrasea el título del álbum de 2012 de Alejandro Sanz, La música no se toca: "Es la educación la que no se toca". Las palabras oportunidad y humildad cobran relevancia cuando habla de cambios… y de música. Y, aunque no la pronuncia, la frase de una de sus canciones sobrevuela alguna de sus afirmaciones: "y que el mundo nos recuerde por soñar despiertos".

Pregunta. ¿En qué escenario se encuentra más cómodo: en uno como este donde se debate o en los que cantas?

Respuesta. Yo creo que hago las mismas cosas porque mi pasión es la comunicación y mis canciones me llevan a querer transmitir lo que pienso. Yo siempre hablo de amor propio y el amor propio es la confianza en uno mismo. Tenemos que empezar desde abajo si queremos un cambio sistémico: hay que hablar de niños, de educadores y de un pacto social por la educación.

P. ¿Hay solución como sociedad?

La competitividad es excesiva en la clase política

R. Yo creo que sí. Por ejemplo, los que comunicáis sois altavoces que llegáis a un montón de personas y tenéis una función indispensable como transmisores de las historias. El valor de la historia como elemento de la educación; el maestro que te cuenta una historia que te llega es el que recuerdas. No obstante, todos tenemos una labor importante y fundamental.

P. ¿Un cambio institucional o social?

R. Para mí van unidos. Las instituciones deben preguntar a la sociedad. Siempre hablamos de ciencia y la ciencia ya no sabe decir por dónde ir a la educación. Sin embargo, eso entra en el sistema educativo a través de líderes docentes. Para hablar de la mejora de la productividad económica hay que mejorar la productividad del individuo, hay que hablar de confianza. Si preguntas a una persona qué puede hacer, cuando te responde ya está liderando, pero si no le preguntas nunca… que es lo que pasó conmigo. A mí nadie me preguntó qué quería hacer, me dijeron todo el rato lo que tenía que hacer. Y a nuestros padres les pasó lo mismo. Dejemos ya de buscar culpables y hablemos de las virtudes que hay, que hay muchas. Empecemos a fijarnos en nuestras virtudes. Y hablemos desde ahí y no diciéndole al niño haz esto, haz aquello, haz ciencias o letras…

P. ¿Cree que la sociedad está dispuesta a que se lleguen a unos acuerdos como los alcanzados en la Transición?

R. Yo creo que sí. La palabra oportunidad está muy presente, pero hay que aprovecharla. La cuestión está en que realmente recojamos ese espíritu de pactos como los que se firmaron en La Moncloa (1977) y seamos capaces de pararnos y de hablar y no de competir. La competitividad en sí no es mala o buena. Pero mi impresión es que ahora mismo es excesiva en la clase política. Hay que recuperar esa autoridad que viene de la ética para mejorar las cosas de verdad, para el futuro y no para la siguiente legislatura únicamente. Que no sean cambios accesorios y sí esenciales.

P. ¿Quién tiene que tomar el liderarzgo?

No es una generación ni ni, es que no hemos sido capaces de motivarles

R. Para mí, en mi humilde opinión, y no deja de ser un sueño, creo que la clase política tiene que liderar, pero desde la humildad. Tenemos un jefe de Estado con una influencia muy grande en el mundo y creo que es el momento de que la Corona tome el liderazgo. No creo que no pueda pasar. Me consta que son personas que escuchan y más teniendo una reina con un pasado y una vocación de escuchar. Es el momento. Venimos de una crisis económica y la sociedad ha salido a las calles con mucha frecuencia, pero no se ha dado el paso adelante. Para mí el cambio necesario está basado en un cambio educativo. Todas las transformaciones de las que se hablan vienen en esencia de un cambio educativo.

P. En 40 años de democracia hemos pasado por varias leyes educativas, ¿qué necesitamos?

R. La Constitución se hizo con la vocación de ser cambiada cuando precisara. Desgraciadamente lo que sucede es que el mercado decide los gobiernos de manera natural y eso, a su vez, decide las leyes, enfocadas a la excelencia académica, excelencia racional, no emocional ni de preguntar al individuo. Se ha creado un sistema donde no se pregunta a los maestros, no tenemos autoridad en la sociedad. Parece que solo estamos obligados a hacer cosas y no podemos preguntar a los alumnos lo que quieren hacer. Conocemos historias de emprendedores que han creado su propio futuro. Pero es curioso, porque en Infantil a los niños se les ordena en función de los intereses y nos cargamos esos espíritus emprendedores. La ley debe proteger eso.

P. ¿No se ha escuchado a los maestros?

No le digas al mundo que la música es un artículo de lujo porque te estás retratando

R. Me consta que se ha hablado con los maestros, pero creo que no se ha respetado la creatividad, el ingenio y la parte emocional. De ahí viene la raíz del cambio. Falta ese respeto por los maestros. Pero la clase política ahora mismo lo que está haciendo es entorpecer. Yo pienso que con buena voluntad, pero no lo ha conseguido. Deben ser humildes y dar un paso al lado y dejar trabajar a los que se dedican a esto. No se puede crear una educación nueva sin los profesores, los padres y las madres. Y hablar también con los empresarios que son los que marcan los horarios laborales. Es sistémico. Es una cadena.

P. ¿Cree que los nuevos partidos políticos puedan enmendar esos errores?

R. Soy muy optimista. Son una pluralidad y como tal creo que es buen momento para escuchar. Muchos de estos líderes son muy jóvenes y, por lo tanto, más sensibles aún a estos cambios.

P. ¿Las preocupaciones como ciudadano, como músico, como padre... las traslada a la hora de componer o trata de dejarlas a un lado?

R. Están en mi música lo quiera o no y no evito nada por sacarlas de ella. Fíjate si influyen, de manera inconsciente totalmente, que llevo cuatro años trabajando con la fundación Promete, que promueve un cambio humanista del individuo. Qué casualidad que mi último disco se llama Mira Dentro (2014). Se habla de la generación ni ni como si ellos fueran responsables de la herencia que les hemos legado o que nuestros padres les han legado. No es una generación ni ni, es que no hemos sido capaces de motivarles. No existe, es un constructo. Les responsabilizamos de algo que es responsabilidad nuestra. Mira Dentro es filosofía y en los conciertos la cantan niños de 12 años, que hablan de filosofía sin saberlo. La reflexión forma parte del ser humano, que necesita parar, decir qué he hecho, quién soy, a dónde voy. En la música pop es muy poco frecuente que esto suceda. A mí me gusta hablar de estas cosas y por eso las canto. Con suerte, alguien las entenderá.

Las preocupaciones como ciudadano, como padre, están en mi música y no evito nada por sacarlas de ella

P. Y el IVA…

R. España está lanzando un mensaje muy contradictorio. Cuando tú le pones a un libro el 4% de IVA y a la música el 21%, le estás diciendo a la sociedad que la música no es importante. No le digas al mundo que es un artículo de lujo porque te estás retratando. Se ve como algo baladí y sin importancia cuando es de lo más importante en comunicación. La educación que recibimos es que a ciencias van los listos y los que no somos listos, vamos a humanidades. Y luego para centrar la atención humana se utiliza el arte. Es un contrasentido. Como padre, creo que la música es imprescindible en la educación.

P. ¿Cómo cantante, cree que es necesario que los artistas se involucren en estos cambios sociales por su poder de influencia?

R. Sin duda, tenemos el poder de influencia más grande, porque la música está en el ser humano antes que el lenguaje. Por eso se nos da tanto espacio. Tú aprendes a interpretar códigos musicales antes que lingüísticos, nuestras madres nos cantan desde pequeños instintivamente. Ahí dices: yo soy músico, vivo de ese código, lo manejo. Ese atril que nos da la sociedad es una oportunidad, no lo veo como una responsabilidad. Los músicos tenemos que aprovecharla.

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