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Cine y música: ecuación perfecta

Del 29 de octubre al 8 de noviembre se celebra In-Edit Festival Internacional de Cine Documental Musical de Barcelona. Después, recalará también en Madrid, Valencia y Bilbao

Que el documental musical como género va al alza lo demuestra que estrenos cómo Amy, Cobain: Montage of Heck, uno reciente sobre Eric Clapton o el que propone Arcade Fire como diario de grabación de Reflektor, ya no son la letra pequeña de la cartelera o la rara consecuencia de un melómano obsesivo. Sonic Highways, la serie de HBO que narra el viaje musical por Estados Unidos de Foo Fighters grabando una canción en cada ciudad escenificando su pasado y su nueva realidad, también es un producto impecable, atractivo. Y gran parte de culpa de que esto sea así la tiene In-Edit Festival Internacional de Cine Documental Musical de Barcelona. Cuando hace 13 años, este proyecto empezó en un pequeño club en el barrio de Gracia de Barcelona, sus promotores nunca imaginaron que ahora tendrían sedes en Madrid, Bilbao y Valencia, y menos aún que estarían presentes de manera activa en siete países, con la clara intención de abrir más mercados.

Que Searching for Sugar Man, la misteriosa historia de Sixto Rodríguez, se convirtiera en un fenómeno inesperado que se llevó el Oscar como mejor documental ayudó mucho, tanto al festival como al sector. Al año siguiente se llevó el pato al agua A 20 pasos de la fama, un retrato franco sobre esas grandes desconocidas: las coristas. Sin embargo, In-Edit no vive con la aspiración de que se repitan esos triunfos. Su objetivo es llegar a finales de octubre con una oferta con gancho y, de ese modo, expandir la marca. Desde hace unos años, el festival no se concentra solamente en las películas. Cada vez se suman más actividades que están coordinadas en paralelo, como los conciertos llamados Doc Alive. En esta edición Edwyn Collins y Elliot Murphy tocarán en la sala de cine tras la proyección de sus películas (el año pasado el turno fue para Gruff Rhys, a la postre ganador a mejor película del certamen por American Interior), radioshows a la antigua usanza, una masterclass en el Palau de la Música Catalana a cargo del director homenajeado (en esta ocasión es Tony Palmer con más de cien títulos, aquí se pasaran sus retrospectivas fílmicas sobre The Beatles, Leonard Cohen, Maria Callas o Ginger Baker viajando por África), y los domingos a la hora del vermú sesión gratuita y feria discográfica y editorial. En las calles y establecimientos próximos al Aribau Multicines, se concentran fieles, algún curioso, seguidores de la música que ven en el cine documental la opción de aprender, descubrir y divertirse con estos relatos inverosímiles que se proyectan durante diez días en pantalla grande.

‎Al margen de que se tocan prácticamente todos los géneros musicales, hay temáticas para todos los gustos. La política, un tema tan candente ahora mismo, tiene diversos ángulos desde los que tratarla. El gospel observado desde los ojos de un crítico blanco en The Jones Family will make a way, el yihadismo, los refugiados, y la música como hilo argumental en They will have to kill us first. Y para quitarle hierro al asunto, Sweet Micky for president, o cómo una elecciones en Haití pueden ser territorio propicio para Wyclef Jean y Pras Michael. Con más de 50 títulos, siempre hay un personaje que nos roba el corazón o alimenta una sonrisa. Y todo apunta a que Adam Ant, Orion, Residents o los estrambóticos Sparks van a lograr una de las dos cosas (o ambas). Sobre ejercicios de lucha por sobrevivir combatiendo una enfermedad, dos ejemplos: Edwyn Collins y Wilko Johnson. "A diferencia de los demás, yo sé cuando voy a morir, tengo cáncer". Con el sello personal de Julien Temple, uno de los directores punteros del género, The Ecstasy of Wilko Johnson va a ser uno de los documentales más comentados, tanto a pie de calle como en redes sociales.

Con un formato convencional, y en orden cronológico, se concentran cintas que hablan de una escena concreta; Salad Days, A Decade in Washington, DC (1980-1990), el festival de heavy metal Wacken en 3D o el latin boogaloo en We like it like that. Las hazañas en vida de los managers de The Who en Lambert & Stamp, y el viaje en tren futurista al que se suben músicos y artistas de toda condición en Station to Station permitirá salir de la senda más sesuda del documental al uso, trufado con infinidad de datos. A toda esta ristra se incorporan nombres clásicos; The Jam, The Damned, Doug Sham, James Brown, Jaco Pastorius, Nina Simone, John Cage, Mavis Staples… Y finalmente, en las propuestas nacionales, cada vez con más peso, hay mucho dónde elegir. La muerte en La Alcarria es cine de autor, una road movie musical en blanco y negro con la música de Los Hermanos Cubero. El camino más largo nos enseña otra cara de Bunbury, 13. Miguel Poveda llega en un momento en el que el artista necesita descubrir secretos, y en El Ruiseñor y la noche: canta a Lorca Chavela Vargas le canta al poeta granadino. De apertura y de clausura, el contraste entre lo moderno y actual de Daft Punk, y el mito de Janis Joplin. ¿Quién da más?

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