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Proceso Pentágono, la denuncia hecha arte

El nombre del grupo aludía a la Guerra Fría, surgió en México en los 70 y sus obras sacan a la luz historias subterráneas de represión. El MUAC muestra una gran restrospectiva

'Hay que hacer un cuadro', Proceso Pentágono
'Hay que hacer un cuadro', Proceso PentágonoMUAC

La década de los setenta en México estuvo marcada por diversos intentos de organización gremial y política por parte de artistas que se resistían a limitar el arte no solo a los registros plásticos conocidos, sino al ejercicio puramente estético. Surgidos, muchos, del movimiento estudiantil de 1968, los llamados Grupos (Tepito Arte Acá, El Colectivo, Germinal, Março, Mira, No Grupo, Peyote y la Compañía, Proceso Pentágono, Suma, Taller de Arte e Ideología, Tetraedro y Fotógrafos Independientes, entre otros), veían en el trabajo colectivo "la vía idónea para vulnerar el individualismo y mercantilismo impuestos por el sistema dominante y acceder a formas amplias de socialización cultural y política", según la Declaración de principios de 1978 del Frente Mexicano de Trabajadores de la Cultura, que congregaba a las agrupaciones. Esto, en la práctica, tenía la forma de un arte, las más de las veces, público (performances, acciones urbanas, pintura mural, producción de gráfica política con mantas, pintas, carteles, volantes, etc.), mezclado con mesas redondas, discusiones, mítines y demás mecanismos de expresión colectiva.

Víctor Muñoz, Felipe Ehrenberg, Carlos Finck y José Antonio Hernández Amezcua, comenzaron a reunirse y a arrojar "ideas al aire"

Hace cinco años el Museo de Arte Moderno dedicó una amplia exposición a las andanzas del No Grupo. Aquel colectivo buscaba ofrecer una "obra desmitificadora a través de las armas del humorismo". Una guerrilla paródica, como se ha dicho. Ahora, toca el turno a Proceso Pentágono, grupo cuyas acciones han de ubicarse en un registro casi opuesto al de No Grupo, mucho más en clave de denuncia, y del que el Museo Universitario Arte Contemporáneo presenta estos días una revisión cronológica.

La agrupación Proceso Pentágono fue creada, como algunas otras, en 1976, en respuesta a la convocatoria para participar en la X Bienal de Jóvenes de París, que tendría lugar al año siguiente: la idea era mostrar ensayos colaborativos, más que esfuerzos individuales. De este modo, Víctor Muñoz, Felipe Ehrenberg, Carlos Finck y José Antonio Hernández Amezcua, comenzaron a reunirse y a arrojar "ideas al aire", hasta que los estilos personales se desvanecieron y surgió algo más parecido a un tono que a un estilo grupal.

El grupo se reúne esporádicamente para continuar lo que puede describirse como una lucha política planteada desde el espacio del arte

La entrega que hizo Proceso Pentágono a la Bienal de París y que ahora puede verse reproducida en el MUAC consistía en un cuarto delimitado por cinco paredes regulares, en cuyo interior se encontraban diversos objetos que hacían alusión al clima de represión política que se vivía entonces en algunos países latinoamericanos, incluido México. Se prestaba especial atención a la "guerra sucia" y al uso de la tortura contra los grupos disidentes. Un ambiente, como entonces se llamaba a estos ejercicios no-objetuales, mitad escultura transitable, mitad escenografía teatral, pensado para estimular "la conciencia estética y política" de los espectadores. Algo, pues, que como el grupo decía, "no deja residuos, es decir, un producto artístico que se pueda capitalizar (vender)", pero que, en cambio, como escribió en aquella época el crítico Francisco Fernández, constituye "una experiencia destinada no sólo a documentar e informar, sino también a seleccionar, influir y subvertir".

Proceso de producción de la pieza 'Sur-Norte', (1981), Grupo Proceso Pentágono.
Proceso de producción de la pieza 'Sur-Norte', (1981), Grupo Proceso Pentágono.Lourdes Grobet.

Desde entonces, y hasta la fecha, el grupo se reúne de manera esporádica para continuar lo que puede describirse como una lucha política planteada desde el espacio del arte. Con el tiempo, se sumaron nuevos integrantes, como Carlos Aguirre, Lourdes Grobet o Rowena Morales. Juntos pusieron en marcha una serie de operaciones "contra-informativas", desde la redacción de textos hasta elaboradas instalaciones casi podríamos decir realistas que buscaban poner en evidencia las modalidades del aparato de represión ("pasillos angostos y angustiantes; puertas vedadas por letreros prohibitivos que sin embargo se abren hacia habitáculos penumbrosos o turbias oficinas; ascéticas salas de cuyas paredes penden amenazantes instrumentos de tortura", según Fernández) y que, en suma, estaban destinadas a sacar a la luz la historia más bien subterránea de México, en plena Guerra Fría (de ahí el Pentágono del nombre). Y lo siguen estando, como puede observarse en su trabajo más reciente: un palimpsesto de proyecciones de video, creado específicamente para la muestra, que refiere a uno de los asuntos que sin duda han sacudido con más fuerza a la sociedad mexicana en los últimos tiempos: la desaparición forzada de 43 estudiantes en Iguala, Guerrero, en un oscuro episodio donde las complicidades se extienden, por lo menos, hasta la cúpula del gobierno local.

Su trabajo más reciente es un palimpsesto de proyecciones de vídeo que se refiere a la desaparición forzada de 43 estudiantes en Iguala

Para la exposición del MUAC se ha echado mano tanto de documentos de la época y registros fotográficos como de una muestra considerable de la producción del grupo que, por primera vez, se presenta de manera conjunta y que revela el alcance y la significación de una de las agrupaciones más transgresoras e interesantes de los años setenta. Además del mencionado Pentágono de la Bienal de París, están presentes obras fundamentales, como ¿A qué le supo el desayuno?, una instalación de 1981, conformada por una mesa que aún guarda los restos de un desayuno dejado a medias (un plato con un huevo frito y frijoles, taza de café, un cenicero con colillas y una revista abierta en una página donde se lee la noticia sobre la desaparición de la poeta y activista, Alaíde Foppa), o la todavía muy potente ambientación Proceso—1929, de 1979: 400 metros cuadrados de espacios que emulan los usos de la burocracia policíaca, que uno intuye, ay, que siguen por ahí vigentes.

Grupo Proceso Pentágono: políticas de la intervención 1969-1976-2015, Museo Universitario Arte Contemporáneo, Ciudad de México. Hasta febrero de 2016.

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