_
_
_
_
_

Las víctimas de Ciudad Juárez se levantan contra sus verdugos

El artista mexicano Artemio Narro debuta como cineasta con 'Me quedo contigo'

Fotograma de 'Me quedo contigo'.
Fotograma de 'Me quedo contigo'.

En su pieza de video-arte Apoohcalypse Now, el mexicano Artemio Narro sincronizaba a la perfección el monólogo de Marlon Brando como coronel Kurtz en el Apocalypse Now (1979) de Francis Ford Coppola con candorosas imágenes del osito Winnie the Pooh sacadas de una animación Disney. Una ejemplar muestra tanto de la madera provocadora de este creador inquieto como de la importancia que lo cinematográfico ha tenido en su obra siempre imprevisible, sostenidamente insidiosa. Llegó, no obstante, el día en que Narro se hartó de los circuitos del arte contemporáneo, decidió cerrar toda vinculación con las galerías que gestionaban su obra, se empeñó en abandonarlo todo... y, de la noche a la mañana, se hizo director de cine. Para ello, organizó una subasta de arte con obras aportadas por sus amigos -entre ellos, varios artistas españoles como Antonio de la Rosa o Maite Cajaraville- y, con los 120.000 dólares reunidos, compró el equipo necesario y autofinanció su primer largo, Me quedo contigo, una película agresiva en su trasfondo y exquisita en sus formas que se ha presentado en la sección Panorama Fantàstic de Sitges y que este sábado podrá verse también, con la presencia del autor, en La Casa Encendida de Madrid.

“Tanto Antonio de la Rosa como yo habíamos estado trabajando en Ciudad Juárez y, aunque la película se rodó en Monterrey, quisimos que, en el punto de partida de todo el proyecto, estuviera nuestra intención de darle la vuelta al escabroso tema de los feminicidios”, señala el director. En Me quedo contigo, una chica española que viaja a México para encontrarse con su novio acaba pasando, ante la incomparecencia de este, una larga noche de crueldad en compañía de un grupo de chicas que desarrollará un brutal ritual de tortura consagrado a un arquetípico machito del norte mexicano. “El cine puede ser una herramienta política, pero la nueva generación de cineastas mexicanos no lo está aprovechando como tal. Hacen un cine clasemediano y porno miserable que a mí me irrita mucho. Se habla de la violencia desde el prisma de las clases sociales, como si solo las clases bajas fueran violentas, cuando, en realidad, las clases poderosas también son hiperviolentas. Además, el cine mexicano es un gueto bien cerrado y a mí me ha tocado ser un advenedizo. Como venía del arte, muchos críticos y jurados consideraban que esto no era una película, sino una performance”, señala un Artemio Narro, que se enorgullece de que, pese al veto del sector de la exhibición y el repudio manifiesto de muchos críticos, su película se ha ido con premio de todos los festivales mexicanos en los que ha sido presentada.

En la película aparece una estrella del calibre de Diego Luna, amigo personal del director, pero eso también incluye una carga envenenada contra el statu quo de su cinematografía nacional: “Da la impresión de que, si no tienes a un famoso, no puedes hacer tu película. Así pues, la presencia de Diego Luna me sirve para transmitir ese mensaje: tenemos al famoso, pero no nos interesa. Aquí está Diego Luna, pero no lo usamos: le faltamos el respeto y solo lo tenemos en 28 segundos de nuestra película”. Para Artemio Narro, su película se mueve entre la comedia pija que encarnaba Clueless. Fuera de onda y el Funny Games de Michael Haneke: “Tenía muy claro el tipo de lenguaje visual que quería usar, con tomas muy abiertas, sin planos subjetivos. Quería que fuera una película incómoda y un poco tediosa desde el primer momento. Buscaba algo cansado y molesto, sin arcos dramáticos, sin primer, segundo, ni tercer acto. Incluso sin protagonista: aquí lo importante es el instante de esas vidas que captura la película y, sobre todo, la idea de grupo o, más bien, de manada”.

El frenesí creativo del artista no ha encontrado su plena satisfacción en el largo proceso de elaboración que conlleva hacer una película. Por eso, a partir de ahora, ha decidido no renunciar por completo al arte contemporáneo -“a pesar de que me siento como si estuviese partiendo de cero”- e ir alternando su doble faceta de artista y cineasta. “Estoy trabajando en dos nuevos proyectos cinematográficos. El primero será una comedia psicodélica alrededor del asesinato del candidato a la presidencia Colosio en 1994. Será una película que, de paso, aprovechará para burlarse de las road movies mexicanas como Y tu mamá, también. La otra será una secuela de Me quedo contigo, planteada a partir del problema de si una historia así puede tener segunda parte”.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_