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‘Fargo’ reinventa sus orígenes

La serie vuelve con historia, actores y personajes nuevos pero con su misma esencia

Para Noah Hawley, guionista, creador y showrunner de la serie Fargo, la nueva moda de las antologías comienza con los hermanos Coen. Claro que para él todo empieza con los hermanos Joel y Ethan Coen. “Ellos nunca han hecho la misma película”, es la respuesta de Hawley a EL PAÍS cuando habla de su antología televisiva, ese formato en el que cada temporada de una serie y sus personajes son completamente diferentes, aunque las aglutine un mismo título y un único universo.

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En el caso de American Horror Story, su universo es su reparto, gran parte del cual es reincidente de una temporada a otra. Con True Detective, la unidad es la temática de sus historias. Y en el caso de Fargo, el lazo común son los autores de la película homónima que dio pie a un mundo lleno de nieve manchada de sangre que ahora desgrana Hawley en televisión.

Los hermanos Coen solo mantienen el título como productores ejecutivos, pero su humor, las paranoias de sus personajes, su mundo son la fuente de la que bebe Hawley. En esta segunda temporada —que arranca esta noche en Canal + Series Xtra (22.30)—, el autor se remonta a la infancia de Molly Solverson. “Es ingeniería deconstructiva. Le muestro al público que la manía de Molly de correr hacia el peligro en lugar de rehuirlo la ha heredado de su padre. Y de su madre, su peculiar visión de la vida, esa que le permite resolver crímenes con una mirada diferente. Y que el humor le viene de su abuelo”, detalla Hawley. Señas de identidad que construyen un papel que esta vez no interpreta Allison Tolman porque la historia tiene lugar dos décadas antes del primer Fargo. Sin embargo, serán patentes en la pantalla gracias al trabajo de Patrick Wilson o Ted Danson, respectivamente, el padre y el abuelo de esta protagonista ausente.

Más curioso es que el contacto entre el reparto de la primera temporada y esta haya sido nulo. Notable es el caso de Wilson, que interpreta el mismo papel al que Keith Carradine dio vida en la primera. “Como me explicó Noah [Hawley], el personaje es el mismo en nombre, pero son momentos diferentes de su vida”, razona Wilson. Danson, un veterano de la televisión, no comprendía la necesidad de revisitar Fargo, la película, a pesar de que sus hijos le recomendaran encarecidamente ver la reinvención televisiva. Solo cuando Hawley le dijo que se tomara su papel de policía en la remota localidad de Sioux Falls como el de un “cowboy poeta” se animó a ver la primera temporada. Se la tragó de una tacada y dijo que sí.

Hawley asegura que en Fargo hay más influencias que el filme. Pero casi todas pasan por los Coen. Muerte entre las flores es otro de los títulos que más cautivó a Hawley a la hora de escribir un crimen. Y Un tipo serio o El gran Lebowski, sus mejores ejemplos de cómo crear la paranoia en un personaje. Lo mismo que El hombre que nunca estuvo allí, que le inspiró a la hora de crear la atmósfera de finales de los años setenta. De ahí, por ejemplo, el peinado a lo Farrah Fawcett que lleva Kirsten Dunst, las referencias a Nixon o a clásicos como La guerra de las galaxias, los ovnis y Encuentros en la tercera fase.

Como describe su autor, si en su primera temporada Fargo fue una serie intimista de cuatro personajes, esta vez es “una historia épica” rica en personajes y donde la década de los setenta, en concreto 1979, es un protagonista más.

El poder de las mujeres

"¿Por qué una mujer no puede ser el cabeza de familia?", pregunta la actriz Jean Smart de su papel como la viuda Floyd Gerhardt en Fargo. Su pregunta va con los tiempos, los de entonces y los de ahora, cuando Hollywood pelea por una igualdad de géneros en sueldo y oportunidades. "Me parece lo lógico, ¿no crees?", responde Kirsten Dunst.

Noah Hawley, responsable de la serie, practica con el ejemplo con una historia donde las mujeres se hacen notar. De nuevo, la culpa es de los Coen. "La identidad femenina es parte de Fargo", recuerda de un filme que consiguió el Oscar para su protagonista, Frances McDormand.

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