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La censura planea sobre ‘Gomorra’

Alcaldes italianos han expresado un rotundo 'no' al rodaje de la nueva temporada de la serie en sus ciudades

Esperada por el público pero temida por los políticos, que intentan a contrarreloj evitar que sus ciudades sean conocidas en todo el mundo por los crímenes de la mafia. Así se anuncia la segunda temporada de Gomorra-La Serie, inspirada en la novela del periodista napolitano Roberto Saviano. Tras el éxito de la primera temporada, que en Italia ha sido seguida por un millón de personas —cifra elevadísima para Sky, un canal de pago que no es precisamente económico— los alcaldes italianos han expresado un rotundo “no” los rodajes en sus ciudades. No quieren que sus barrios, plazas y calles sean conocidos por los tiroteos, asesinatos y la venta de droga de la Camorra.

El escenario principal de la serie, el barrio napolitano de La Scampia, ha limitado las zonas de rodaje. Se trata de un lugar en el que la mala fama sigue adentrándose a través de cristales rotos, montañas de desperdicios, ascensores que hace años dejaron de funcionar, escaleras pintarrajeadas y restos de las fortalezas de hierro construidas por las feroces familias de la Camorra. Bloques de pisos que han sido conocidos en todo el mundo a través de Gomorra y que ahora tratan de esconderse.

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Los alcaldes de Giugliano, Acerra y Afragola, tres ciudades a las afueras de Nápoles, han prohibido los rodajes. Y más lejos ha ido Antonio Poziello, alcalde de Giugliano, tercera ciudad de Campania (al sur de Italia), quien ha amenazado con denunciar a la productora si utiliza algunas de las escenas rodadas para la primera temporada. “Espero que los autores quieran tener un respeto y una consideración por esta ciudad diferente al que han tenido anteriormente. En caso contrario, estamos preparados a llevar la producción a los tribunales”, ha anunciado Poziello.

Prohibiciones que han encontrado el apoyo del superintendente de la ciudad, Guido Marino. “Hay programas de televisión que son ofensivos y no son representativos de la realidad que quieren representar”, ha dicho Marino. Acusa a este tipo de programas —aunque sin referirse directamente a Gomorra— de llegar a la conclusión de que el Estado está ausente y no combate el crimen organizado, algo que estima “engañoso”.

Libertad de expresión

A todos ellos, Roberto Saviano ha acusado de censurar la libertad de expresión y de no asumir su propia responsabilidad al combatir la mafia. “Que la política limite la libertad de expresión artística dice mucho sobre sus derivas autoridarias y sobre la convicción, falaz, de que es suficiente censurar los relatos para que la Camorra deje de existir”.

El autor del libro acusa a ciertos administradores de “descargar su propia responsabilidad sobre la industria cultural” y va más allá: “Si la criminalidad campa a sus anchas, no es porque existan series de televisión como Gomorra, sino por la incapacidad de la política de crear oportunidades".

De los alrededor de 2.000 jóvenes napolitanos, distribuidos en 34 grupos de corte mafioso, que protagonizan en la actualidad una lucha por el control del negocio de la droga y la extorsión tras la caída en los últimos años de los grandes jefes de la Camorra, Saviano lo tiene claro: no imitan la serie como algunos investigadores han sugerido, sino que son chavales que tienen sus familias en la cárcel y a los que el contexto en el que viven no ofrece ninguna alternativa. “Tal vez, estos chicos ni siquiera ven la televisión”, zanjó Saviano.

Saviano, amenazado de muerte

Gomorra-La Serie es la versión televisiva del libro de Saviano, que también fue llevado al cine. El autor vive con escoltas y amenazado de muerte por la mafia desde que escribió la novela en 2006. También supervisa la serie, un relato salvaje sobre la guerra entre dos clanes mafiosos que quieren hacerse con el control de Nápoles, los Savastano y los Conte.

En Italia ha sido avalada por los críticos y seguida por la audiencia, que la convirtió en la ficción más vista del canal. También ha gustado al público internacional, pues más de 70 países han comprado los derechos, entre ellos, España, que comenzó a emitirla (La Sexta) el año pasado.

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