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Ara Malikian vuelve al Real tras su nominación a los Grammy Latinos

El violinista actúa acompañado de la Joven Orquesta Sinfónica de Armenia

El violinista armenio Ara Malikian, en Madrid en 2013.
El violinista armenio Ara Malikian, en Madrid en 2013.LUIS SEVILLANO

"No sé qué tengo yo de latino, pero estoy muy feliz", dice Ara Malikian (Beirut, Líbano, 1968). El violinista acaba de recibir la noticia de su nominación a un Grammy Latino por su último DVD en directo, que grabó en el Teatro Real de Madrid. Al coliseo de la Plaza de Oriente vuelve mañana sábado, cuando rememorará sus años en el foso pero ahora desde el escenario. Lo recaudado en el concierto irá a beneficio de la Fundación Prodis, que trabaja en la integración laboral de jóvenes con discapacidad intelectual.

"Subir a un escenario es siempre emocionante, da igual si estás en el Real, en un pequeño pueblo o en un café, porque si eres un artista siempre tienes que darlo todo. El Teatro Real es un sitio maravilloso y especial, porque he trabajado allí muchos años en el foso, lo siento como mi casa", cuenta. Malikian se acompaña en esta ocasión de la Joven Orquesta Sinfónica de Armenia, con la que celebrará sus 15 años en España, pero también hay una efeméride mucho más dolorosa, el centenario del genocidio armenio. "Una parte estará dedicada a la música del país, pero luego haremos clásica, otras piezas más tradicionales, canciones de Radiohead, Led Zeppelin, algo de flamenco y algunas composiciones mías".

Los conciertos de Malikian, que suelen ser una fiesta a veces cargada de un derroche de inventiva, son fruto del propio concepto del instrumento del músico de ascendencia armenia: "Siempre quiero que el violín me divierta, me emocione, me cuente cosas. Si no me divirtiera tocando, haría otra cosa". Durante su infancia aprendió a tocar el violín de su padre, que dice que era un fanático de la música. Luego buscó su propio camino. "Me metí en la música clásica, pero luego en mis viajes aprendí otros sonidos y otras culturas. Me molestaba ese mundo de la música clásica en la que hay tantas reglas, tanto protocolo a veces, y me daba un poco de envidia el modelo de concierto de rock, con un público masivo, y me preguntaba por qué eso no pasaba con la música clásica".

Al artista no le importan las críticas de aquellos que no lo consideran un violinista lo suficientemente serio. "Estoy convencido de lo que quiero hacer y lo hago a mi manera. La interpretación es la misma, pero no tengo una actitud arrogante ni elitista. Me preguntan si lo que hago es música clásica y si los más ortodoxos se sienten molestos, pero yo vivo la música a mi manera y si cuela, cuela", expone.

El violinista está muy concienciado también con los proyectos educativos, que siempre ocupan un lugar en su agenda, intentando llevar a esos futuros melómanos los valores de la música, vayan a dedicarse a este mundo o no. "La educación en la música es fundamental. Los colegios se quejan de que hay cada vez menos música en las aulas, no solo para que los niños sean músicos. Un joven tiene que tener acceso a la música, porque crea seres más sensibles y más despiertos, su influencia sobre nosotros es solo positiva".

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