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La poesía del átomo

Fernández Mallo reúne un libro inédito y todos sus versos en 'Ya nadie se llamará como yo'. Es la voz de un auténtico poeta

Reproducción artística de una fusión nuclear.
Reproducción artística de una fusión nuclear.Getty

A Agustín Fernández Mallo (1967) no se le puede negar la capacidad de sorprender al lector. Este volumen lo hace desde su propia distribución: al incluir en primer lugar su último libro (inédito hasta ahora), y a continuación su poesía ya publicada, el autor rompe con la linealidad cronológica y con el formato convencional de las “obras completas”. Sin embargo, esta decisión no resulta del todo arbitraria, pues Ya nadie se llamará como yo compendia los diversos tonos y registros de su producción: el verso y la prosa, el agonismo punk y el deslumbramiento tecnológico, los hipervínculos y los teoremas matemáticos, los apuntes de diarios y la bulimia referencial, el vacío metafísico y la evidencia física (“Hemos vuelto a la mitología de lo tangible”, “La muerte es una fiesta de la objetividad”). El escritor define este poemario como “el más narrativo y quizá el más explícitamente biográfico” de los suyos. Si bien no hay aquí rastros de patetismo ni de efusión confesional, sí se advierte la omnipresencia de una atmósfera funeraria que recicla las metáforas sobre la caducidad: “La torre de la iglesia […] / parece el monolito de 2001”; “Sonaron / de nuevo las campanas, parecían la batería / de God Save the Queen”. Levantado sobre la frontera entre la vida y la muerte con el gato encerrado de Schrödinger como leitmotiv subyacente, Ya nadie se llamará como yo refrena la tendencia del autor a andarse por las ramas paratextuales y lo enfrenta a un planto materialista sin centro de gravedad.

Los otros libros reunidos en estas páginas nos invitan a revisitar una iconografía posmoderna donde la historia de la humanidad está pasada por la túrmix, desde las ruinas griegas (Creta Lateral Travelling) hasta la física de partículas (Antibiótico), desde la performance pop (Joan Fontaine Odisea) hasta el retablo panóptico (Carne de píxel). Tras su meticulosa deconstrucción, la realidad se identifica con un conjunto de yacimientos irónicos, como radiografías y códigos de barras, centrales nucleares y agujeros negros: “El poema: / instrumento de precisión / al servicio del vacío”. A quien patentó la fórmula magistral de la Nocilla se le ha aplicado en ocasiones la máxima de Mairena según la cual “los novedosos apedrean a los originales”: véase el ensayo Postpoesía, cuyo entusiasmo adanista solo era comparable a su inocuidad teórica. Más convincente cuando reivindica su pertenencia a la tradición de la vanguardia que cuando intenta inventar su propia vanguardia, Fernández Mallo posee la suficiente personalidad como para presentarse ante los lectores sin necesidad de etiquetas comerciales. La edición de este libro algo ampulosa en su profusión de prólogos, epílogos y bonus track permite adivinar la voz de un auténtico poeta, aunque a veces tenga que abrirse paso entre los ecos de una infinita orgía discursiva.

Ya nadie se llamará como yo. Poesía reunida (1998-2012). Agustín Fernández Mallo. Seix Barral. Barcelona, 2015. 615 páginas. 21,90 euros.

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