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Dos comedias agridulces

'Nuestras mujeres', en La Latina, y 'Bajo terapia', en el Canal, dirigidas por Gabriel Olivares y Daniel Veronese, con notables trabajos actorales, van camino del éxito

Marcos Ordóñez
Una escena de 'Nuestras mujeres en el teatro de La Latina'.
Una escena de 'Nuestras mujeres en el teatro de La Latina'.

1. Me apetecía comenzar la temporada madrileña con comedias, así que he ido a La Latina para ver Nuestras mujeres y al Canal para ver Bajo terapia. Nuestras mujeres (Nos femmes, 2013), de Éric Assous, fue un gran éxito en Francia, con Daniel Auteuil, Richard Berry y Didier Flamand, y la llevaron al cine a poco de su estreno. Tres amigos. Max, radiólogo, eterno soltero. Paul, reumatólogo, casado y con hijos. Simon, el triunfador del trío, casado, con mucha pasta. Llevan 35 años viéndose una noche a la semana para jugar al póquer, comer unas pizzas y hablar de sus cosas. Simon se retrasa y cuando llega (minuto 10) confiesa que acaba de matar a su esposa. ¿Qué harán Paul y Max? ¿Denunciarán o protegerán a Simon? Asunto delicado para una comedia de bulevar, y aquí frivolizado, banalizado, con un punto de misoginia: el asesinato de una mujer no es más que un detonante para poner a prueba una amistad, es decir, que cumple un papel no muy distinto al del célebre cuadro blanco de arte. El trío protagonista da un poco joven para estos personajes (no hay más que ver el reparto francés), especialmente Antonio Hortelano (Simon), que parece estar acabando la carrera. Ya sabemos que en el teatro prima la convención, pero Nuestras mujeres es una comedia crepuscular, donde los años tienen un peso. Hortelano defiende bien su rol con un texto de escasos mimbres, porque el autor se saca de encima a Simon durante todo el segundo acto, como si no supiera qué hacer con él, de modo que el enfrentamiento pasa de tres a dos: obviamente, Max (Antonio Garrido) y Paul (Gabino Diego).

Daniel Veronese se enamoró de la función, ganadora de un concurso para nuevos autores organizado por los productores teatrales bonaerenses

El centro de la obra, su talento y su fuerza están en ese mano a mano que es un estallido de verdades secretas, de soledades, de incomprensiones, de amarguras: el miedo a querer, las vidas poco a poco vaciadas por cobardía, por conformismo, en un tono agridulce bien modulado por el director Gabriel Olivares, que construye gags simpáticos (las luces que funcionan con palmadas) y no fuerza los efectos: quizá los monólogos, subrayados en exceso por la iluminación, requerirían mayor sutileza.

Antonio Garrido me había gustado mucho en la serie La chica de ayer, la versión española de Life on Mars, que tuvo corta vida en Antena 3. Nunca le había visto en teatro, y está estupendo de voz y de ritmo, con un gran olfato para colocar las réplicas, aunque la escena del rap, para mejor resolución cómica, exige, de nuevo, a un actor de mayor edad. También hacía tiempo que no veía a Gabino Diego. Assous le sirvió a Paul una explosión de cólera ascendente que Diego sirve muy bien, con humanidad y humor contenido. Estaría mejor si no forzara el arrastre de pies. Toda esa parte comunica muy bien con el público y es un placer verles pasarse la pelota. Sucede, sin embargo, que el detonante queda un tanto relegado, y a mitad del segundo acto, cuando la situación se empantana y comienza a dar vueltas en círculo, Assous se saca de la manga una llamada telefónica un tanto forzada. El final es previsible: bulevar manda.

2. Tres parejas, que no se conocen entre sí, acuden a una misteriosa cita nocturna de su psicóloga. Misterio dos: la dama no aparece. Misterio tres: sobre la mesa, unos sobres con instrucciones para montar; entre ellos, una terapia de grupo. Eco inevitable, al principio, de un gran éxito de nuestro teatro. Y una sorpresa final, que remite (para mí) a una gran serie americana de finales de los sesenta. Así comienza Bajo terapia, del joven dramaturgo argentino Matías del Federico. Daniel Veronese se enamoró de la función, ganadora de un concurso para nuevos autores organizado por los productores teatrales bonaerenses. La obra sigue allí en cartel y acaba de presentarse en los Teatros del Canal, con texto adaptado al castellano por David Serrano y cuidada escenografía de Elisa Sanz.

Bajo terapia es un primer texto inteligente, hábil, bien armado, con diálogos naturales, expresiones certeras, perfiles bien observados

Las tres parejas son: a) Teby (Gorka Etxea), una suerte de bufón burlesco y vitalista, que se hace con el rol de maestro de ceremonias, y Carla (Manuela Velasco), su enamorada compañera: a primera vista se diría que nada marcha mal entre ellos. b) Todo lo contrario parece suceder entre el autoritario Roberto (Juan Carlos Vellido) y la tímida y sumisa Marta (Carmen Ruiz) y, c) entre el ultraneurótico David (Fele Martínez), no menos machista que Roberto, y la ácida Laura (Melani Olivares), cuya vida en común se ha convertido en un permanente intercambio de reproches sarcásticos. El formidable reparto, sabiamente dirigido por Veronese, convierte el espectáculo en una fiesta teatral. Todos están en el tono, todos acaban mostrando su verdad. La gracia constante y la luminosidad son las bazas de Gorka Etxea y Manuela Velasco. Ha sido un gustazo reencontrarme con Fele Martínez y Melani Olivares, rebosantes de hondura y ritmo, y descubrir a dos intérpretes de la talla de Juan Carlos Vellido y Carmen Ruiz.

Bajo terapia es un primer texto inteligente, hábil, bien armado, con diálogos naturales, expresiones certeras, perfiles bien observados. Envueltos en chistes ­inesperados y tensión creciente, van aflorando secretos y sospechas. La única pega del material podría ser su exceso de peso: el último tercio, como en Nuestras mujeres, se alarga y hace pensar que el partido ya se jugó y estamos en tiempo de descuento, pero en la tanda de penaltis llega un golazo directo a la tripa, que recibimos con un silencio conmovido, un silencio de una potencia inusual en una comedia dramática. A juzgar por la acogida del público, que llenaba ambos teatros, tanto la función de Éric Assous como la de Matías del Federico van camino del éxito.

Nuestras mujeres. Texto: Éric Assous. Dirección: Gabriel Olivares. Intérpretes: Gabino Diego, Antonio Garrido y Antonio Hortelano. Teatro La Latina. Madrid. Hasta el 1 de noviembre.

Bajo terapia. Texto: Matías del Federico. Dirección: Daniel Veronese. Intérpretes: Gorka Otxoa, Manuela Velasco, Fele Martínez, Melani Olivares, Juan Carlos Vellido y Carmen Ruiz. Teatros del Canal. Madrid. Hasta el 4 de octubre.

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