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Ronda celebra hoy la corrida goyesca

Morante, José María Manzanares y Cayetano componen el cartel de este clásico festejo

Antonio Lorca

Un año más, y ya se cumplen 59, se celebra en los primeros días de septiembre la corrida goyesca de la ciudad malagueña de Ronda, encuadrada en las fiestas de la localidad, dedicadas al legendario torero Pedro Romero.

Esta tarde, los diestros Morante de la Puebla, José María Manzanares y Cayetano Rivera, y seis toros de Juan Pedro Domecq y Núñez del Cuvillo compondrán el cartel definitivo de esta edición tras la retirada obligada de Francisco Rivera Ordóñez, que aún se recupera de la grave cogida que sufrió en el vientre el pasado 10 de agosto en la feria de Huesca.

Además de la tradicional goyesca, el ciclo rondeño se completa con una novillada sin picadores, celebrada ayer, y un festejo de rejoneo, previsto para mañana, día 6.

Ayer, con poco público, se lidiaron erales desclasados de Aguadulce, y el resultado artístico fue el siguiente: Juan Márquez, palmas y ovación;Toñete, ovación tras aviso y oreja, y Carlos Llandrés, ovación tras aviso y oreja. En la cita ecuestre de mañana están anunciados Fermín Bohórquez, que se despedirá de la afición rondeña, Pablo Hermoso de Mendoza y la amazona francesa Lea Vicens, con toros del hierro portugués de Passanha.

La corrida goyesca de Ronda es una iniciativa de la dinastía Ordóñez, empresarios desde hace más de medio siglo de la Maestranza rondeña. Cayetano Ordóñez Araújo, hijo del Niño de la Palma, la inició en 1954, pero fue su hermano, Antonio Ordóñez, el gran impulsor de un festejo que cada temporada se convierte en punto de peregrinación de aficionados de todo del mundo.

El motivo inicial fue la conmemoración del segundo centenario del nacimiento de Pedro Romero, y la primera corrida contó con Antonio Bienvenida, César Girón y Cayetano Ordóñez, que había tomado la alternativa en 1948 y se anunciaba como Niño de la Palma hijo.

La iniciativa se retomó en 1957, ya con Antonio Ordóñez en el cartel, y fue este torero quien atrajo a aficionados de todos los puntos de la amplia geografía del toro, y consiguió que hacer el paseíllo en el bicentenario coso de piedra se convirtiera en un lujo para los toreros de antes y de ahora. Ordóñez la toreó en 17 ocasiones y la organizó hasta el mismo año de su fallecimiento, en 1998.

Toreó su última goyesca en 1980, y, desde entonces, Ordóñez se centró en su tarea de empresario, hasta 1998, cuando ya gravemente enfermo, volvió a presenciar y dirigir desde el callejón su última tarde. Al año siguiente, su nieto Francisco Rivera Ordóñez brindó un toro a su memoria.

Desde entonces, la plaza de Ronda, propiedad de la Real Maestranza de la ciudad, la dirige el nieto de Ordóñez. Había toreado la primera goyesca en 1995, el año de su alternativa, y se incluyó en el cartel de esta edición, pero la cogida de Huesca le ha impedido cumplir su deseo.

A pesar de ello, Ronda y su plaza serán hoy un hervidero de aficionados, curiosos y algún famoso que se acercarán a Ronda a la llamada de un festejo ya clásico, que destaca mucho más por sus reminiscencias históricas que por su entidad taurina. Sea como fuere, Ronda y su corrida goyesca, es algo más que una corrida; un referente de la tauromaquia de siempre.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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