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Johnny Depp, gánster al asalto del Lido

El actor protagoniza la película ‘Black Mass’, de Scott Cooper

Foto: atlas | Vídeo: ATLAS
Tommaso Koch

Michael Puccica vive a 270 kilómetros del Lido de Venecia. Sin embargo, las distancias son relativas si hay un objetivo al final del viaje. Este joven lo tenía tan claro que se armó de cámara fotográfica y paciencia, se subió a varios trenes y a un vaporetto y finalmente ahí estaba, ayer, frente al Palazzo del Cinema. Justo a tiempo para cumplir con la misión: ver a Johnny Depp. De hecho, llegó tan pronto que en un día normal apenas habría tenido competencia. Pero ayer no era una jornada como las demás: llegaba el vip más vip de la 72ª edición de La Mostra, y decenas de fans se amontonaron ya de madrugada ante la sede del festival, en el Lido de Venecia.

El actor, al menos en palabras, no les defraudó. "Los considero mis jefes", dijo ante la prensa. Con una americana verde y gafas de sol, el divo estadounidense alternó respuestas peculiares con otras más o menos serias sobre su última fatiga cinematográfica: Black Mass, de Scott Cooper, presentada ayer, fuera de concurso.

En ella, Johnny Depp lleva a cabo su enésima transformación. De hecho, el hombre que fue Eduardo Manostijeras o Jack Sparrow está todavía más irreconocible: sin apenas pelo pero con muchos kilos más, ojos azules y mirada de demonio, Depp se ha metido en la piel de James Whitey Bulger, gánster real que aterrorizó Boston gracias a un acuerdo con un agente del FBI: él filtraba información, la policía detenía a su competencia y le allanaba el sendero hacia la cima del Olimpo criminal.

Por el camino, Whitey se esmeró en cometer todo tipo de delitos y por lo menos 19 homicidios. De ahí que, cuando le detuvieron en 2011, tras años en busca y captura, acabara condenado a dos cadenas perpetuas. Justo el miércoles, de hecho, cumplió 86 años. En la cárcel.

Aun así, el actor intentó verle "como un ser humano". "Nadie se levanta por la mañana y dice: 'Soy malvado'. Era un tipo que era capaz de ayudar a una señora a llevar la compra a casa y poco después asesinar a alguien", añadió Depp, ante una sala de prensa abarrotada. Al fin y al cabo, después de que el actor cancelara todo tipo de encuentro ulterior con los periodistas, se trataba de la única ocasión de hablar con él.

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Marea humana

De ahí la expectación, que se comprobaba en mil detalles. Como las preguntas que uno podía recibir por las calles de Venecia: "¿Sabes cuándo viene Johnny Depp?". O como la marea humana que al final de la rueda de prensa se abalanzó sobre el actor, en busca de una foto o al menos de un apretón de manos. Prácticamente nadie pareció reparar en Dakota Johnson, actriz de la misma película que Depp pero, al menos ayer, estrella de segunda.

Y eso que en los últimos años Depp ha sido noticia también o sobre todo por comprar islas, por su relación con el alcohol y por participar en filmes tumbados por la crítica. Tanto que muchos ya auguraban el ocaso de su trayectoria. Otros muchos, tras Black Mass, le colocan en plena carrera para los Oscar.

El actor explicó que de joven intentaron convertirlo en "un chico bonito de pósteres" y que sin embargo él aspiraba a otra cosa bien distinta. Sus ídolos eran actores como Marlon Brando o John Garfield, y ser un camaleón le parece la mejor manera de acumular desafíos y no aburrir ni al espectador ni a sí mismo.

Johnny Depp y Amber Heard en el estreno de 'Black Mass'.
Johnny Depp y Amber Heard en el estreno de 'Black Mass'.Franco Origlia (Getty Images)

Desde luego, aburrida no fue tampoco su charla. Le preguntaron si había sacado por Venecia a sus perros, que recientemente le causaron una crisis diplomática con Australia. Contestó: "He matado a mis perros y los he comido por orden de un gordo australiano". Y, antes incluso de empezar, Depp cogió una botella de agua y soltó: "Esta bebida no es alcohólica, por lo que si mis palabras no son sensatas será culpa vuestra".

"Encontré el mal en mí hace tiempo y lo acepté. Somos viejos amigos", añadió el actor. "Hay una enorme responsabilidad al interpretar a alguien sacado de la vida real. Ya sea considerado bueno o malo, tienes que representarlo de la manera más verídica posible", explicó la estrella. Y contó que, más allá de algún vídeo de cámaras de vigilancia, no tuvo mucho material visual para observar e interiorizar a Whitey. De ahí que pidiera encontrarle, pero Bulger hizo lo que nadie ayer en Venecia se hubiese atrevido incluso a pensar: decir no a una cita con Johnny Depp.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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