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CRÍTICA | MIENTRAS SEAMOS JÓVENES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Estudiada espontaneidad

En su último filme, Noah Baumbach pierde un tono que por suerte recupera en la parte final

Javier Ocaña
Naomi Watts, en una imagen de 'Mientras seamos jóvenes'.
Naomi Watts, en una imagen de 'Mientras seamos jóvenes'.

El cine de Noah Baumbach siempre se debate entre la espontaneidad y la trascendencia. Pretende ser sencillo, pero acaba siendo complejo. O quizá sea al revés, y sus ansias de entidad esconden en realidad películas más pequeñas de lo que aparentan. O no. En fin, bendita duda.

Una historia de Brooklyn, Margot y la boda y Frances Ha, las tres notables, las tres interesantes, desprenden esa sensación, la de relatos pergeñados con la impronta de la urgencia, casi del desapego, cuando es probable que estén milimetrados, casi manufacturados. Algo que también ocurre con la muy atractiva Mientras seamos jóvenes, certero análisis de la crisis de la cuarentena de edad (como él, 46), que abre múltiples frentes de combate y que destaca, sobre todo, en los alrededores de la crisis creativa y de la crisis de las amistades, las de toda la vida; esa que arraiga conforme las ilusiones y las prioridades se van diversificando entre unos y otros.

'Mientras seamos jóvenes'  es un certero análisis de la crisis de la cuarentena de edad

Una película que arranca con un diálogo impreso en la pantalla de El maestro constructor, de Henrik Ibsen, está apuntando alto desde el inicio. El inexorable paso del tiempo, la ambición desmedida y el sacrificio en pos del triunfo, grandes temas en la obra del dramaturgo noruego que aquí se repiten. Y sin embargo, a pesar de la intelectualidad, Baumbach se mueve en la construcción del relato con la cotidiana sencillez de la nouvelle vague, con la efervescencia de una comedia romántica juvenil. La primera mitad, excelente en su dicotomía entre el cuarentón que cree estar en crisis, pero igual no lo está, y ese hipster que todo lo hace bien, pero que puede esconder a un trepa gorrón, es admirable.

Sin embargo, cuando se fuerza la tuerca de la extravagancia, el director pierde un tono que por suerte recupera en la parte final, cuando además de todo lo narrado reflexiona sobre la realidad y la honestidad del documental, sobre la pureza del cine, sobre sí mismo, conformando así una obra tan franca como pretenciosa. Tan francamente pretenciosa como el nombre del hijo de cinco años de Baumbach: Rohmer.

Mientras seamos jóvenes

Dirección: Noah Baumbach.

Intérpretes: Ben Stiller, Naomi Watts, Adam Driver, Amanda Seyfried.

Género: comedia. EE UU, 2014.

Duración: 97 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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