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Muere Antonio Larreta, creador de la serie ‘Curro Jiménez’

El dramaturgo uruguayo, fallecido a los 92 años, ganó el Goya con ‘El maestro de esgrima’

Gregorio Belinchón
El dramaturgo Antonio Larreta, en una imagen de 2008.
El dramaturgo Antonio Larreta, en una imagen de 2008.BERNARDO PÉREZ

Crítico de cine, director teatral, escritor ganador del Premio Planeta, guionista con un Goya, actor… y con todo, Antonio Taco Larreta, que falleció ayer miércoles a los 92 años en su casa de Montevideo, será recordado por haber creado la serie Curro Jiménez para su amigo Sancho Gracia. Larreta ha muerto tras una larga enfermedad, su velatorio será en el Teatro Solís de la capital uruguaya, como homenaje a uno de los grandes de la cultura popular sudamericana.

Nacido en Montevideo en 1922 en una familia acomodada, comenzó su carrera como actor aficionado y crítico de teatro antes de fundar la compañía Club de Teatro, con la que puso en escena todo tipo de clásicos. Tras viajar por Francia e Italia, donde estuvo becado como ayudante de Giorgo Strehler en el Piccolo Teatro de Milán en 1955, dirigió Porfiar hasta morir, de Lope de Vega, en España y obtuvo el Premio Larra por su puesta en escena. Con su amiga China Zorrilla fundó en 1961 el Teatro de la Ciudad de Montevideo.

Larreta fue crítico de cine intermitentemente en el diario uruguayo El País hasta que fue echado por una trifulca política en una primera etapa (empezó allí a finales de los años cuarenta), y para poder recibir una jubilación, en su segundo periodo. Su labor teatral le granjeó una inmensa reputación. En Montevideo, conoció a un exiliado español, Sancho Gracia, que le ayudó en su traslado a España en 1972 huyendo de la dictadura militar -vivió en Madrid hasta 1985-. Dejó el teatro, porque para Gracia escribió todos los capítulos de Curro Jiménez. En una entrevista a este diario en 2009, contaba: "Sé que los españoles me recordarán por ser el guionista de Curro Jiménez. Es pintoresco. Una noche Sancho golpeó mi puerta en Madrid, para gran susto mío, que venía de una persecución política, y me tiró una pila de libros. Me dijo: ‘Escoge el bandolero andaluz que quieras de todos estos y te escribes 13 capítulos para una serie’. Yo ni había escrito nunca un guion ni sabía mucho de Andalucía. Tres meses después me reuní con productores de TVE y un puñado de cineastas. Sancho, astuto, contrató a grandes realizadores de cine para dirigir la serie, y así conocí a Manolo Matji, Francisco Rovira Beleta, Pilar Miró, Mario Camus...”.

Durante años, en su casa de la madrileña calle Mayor quedaba con Pilar Miró, y de esa amistad nació Gary Cooper, que estás en los cielos. “Conocí a la auténtica Pilar, la mujer maravillosa que se escondía bajo una cara de dureza”. También escribió los guiones de La verdad sobre el caso Savolta, Los santos inocentes... y ganó el Premio Planeta en 1980 con Volavérunt -que acabó siendo película-. “En un momento de parón laboral, el título de un grabado de Goya me inspiró esa novela que era la primera que escribía. Nunca me ha importado si el texto es de otro o mío, sino si disfruto”. Su vuelta a Uruguay no le alejó del cine español: su nombre está detrás de Las cosas del querer, El maestro de esgrima (Goya al mejor guion adaptado en 1990) o Juana la Loca.

Como dramaturgo fue autor de las comedias Una familia feliz, La sonrisa y Oficio de tinieblas. Su adaptación de una pieza italiana a la que tituló Un enredo y un marqués alcanzó un éxito inmenso de taquilla en Uruguay. Con Juan Palmieri logró el Premio Casa de las Américas en 1971.

Obtuvo el premio Planeta con 'Volavérunt', su primera novela

A su regreso a su país natal en 1985, dirigió a la Comedia Nacional nuevamente –puesto que había ocupado en 1960- y fundó Teatro Sur. Como director de cine realizó Nunca estuve en Viena (1989), con China Zorrilla, y como actor, tras varios secundarios y algún protagonista (La memoria de Blas Quadra) y cuando pensaba en la jubilación, protagonizó el largometraje La ventana, de Carlos Sorín, en 2009. “Una noche me llamó el ministro de Vivienda uruguayo y me invitó a cenar con Sancho Gracia y con un productor del filme, José María Morales. En la cena estuvimos charlando, intimamos y descubrí que era el productor de uno de los filmes que más me gustan, Cosas que nunca te dije, de Isabel Coixet. A mitad del segundo plato, Morales me propuso actuar, yo acepté; quince días más tarde Sorín vino a mi casa y cerramos el acuerdo. Quería un actor escritor, cosa muy complicada, y yo respondía a su patrón imaginario”.

En Montevideo compartía casa con sus hermanas y en Madrid, cuando venía de visita, residía en la vivienda de sus sobrinas: la familia se había dividido a ambos lados del Atlántico. En ese piso de la capital aseguró a EL PAÍS: “No me canso de ver cine. Seguiría haciendo críticas y crónicas, pero los últimos cambios en El País uruguayo me llevaron a este estado. Además, de la noche a la mañana, se dejó de hablar de Paul Newman o Julia Roberts para dar espacio a Paris Hilton como personaje clave. Es un poco deprimente”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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