_
_
_
_
_
MÚSICA

Sufjan Stevens, la canción de la madre ausente

El músico vuelve a a lo básico en un disco en el que recupera su infancia como si fuera un sueño

Sufjan Stevens.
Sufjan Stevens.

Resulta absurdo pretender que se conoce a un creador por su obra, pero es un error en el que se cae a menudo. En el caso de Sufjan Stevens, el error lo provoca su voz: posee un timbre tan cercano que podría recitar la lista de la compra y emocionar. Además, durante más de una década ha ido soltando discos que nos hicieron creer que hablaban de él. Recorridos fascinantes por sus obsesiones. Por paisajes desconocidos que terminan resultando familiares.

Pero no ha sido hasta 2015, el año en que Stevens cumplirá 40, que ha llegado Carrie & Lowell, un álbum realmente autobiográfico. Y así hemos descubierto que no sabíamos apenas nada de su vida. La Carrie del título es su madre, una persona con problemas mentales y adicciones variadas que les abandonó a él y a su hermano en varias ocasiones. La primera, Sufjan tenía un año. La segunda era un poco mayor y es uno de los recuerdos que aparecen en las canciones. “Cuando tenía tres. Tres, quizás cuatro, nos dejó en el videoclub”, canta con una candidez asombrosa en la bellísima Should Have Known Better.

Should Have Known Better, la canción en la que Sufjan Stevens menciona el momento en que su madre le abandonó en un videoclub cuando era un niño de tres años.

Lowell era el marido de Carrie. El periodo que duró su matrimonio fue el más estable de la infancia de los hermanos Stevens. Asegura el músico en las escasas entrevistas que ha concedido tras el lanzamiento que esos años fueron lo más parecido a una infancia normal que experimentó y Lowell lo más similar a una figura paterna que hubo en su vida. Su padre biológico, con el que vivía, no era tampoco un prodigio de responsabilidad y estabilidad. Incluso cuando se separaron y Carrie desapareció, mantuvieron la relación: hoy, Lowell Brams es el director de la discográfica de Sufjan, Asthmatic Kitty.

Sufjan Stevens de niño en una foto incluida en el encarte de Carrie & Lowell. Al fondo, Carrie, su madre.
Sufjan Stevens de niño en una foto incluida en el encarte de Carrie & Lowell. Al fondo, Carrie, su madre.

Hace tres años, Carrie murió de cáncer y de esa experiencia surge este disco, una recapitulación de momentos que parecen más sensaciones que vivencias. Musicalmente Stevens vuelve a lo básico. En ocasiones la instrumentación recuerda a Simon & Garfunkel. En otras, las atmósferas creadas con sintetizadores crean un ambiente onírico. Hay una sensación global de asombro, de dolor sordo, sin aspavientos. Es todo tan sutil que hace fácil tragar la amargura, nunca rencor, que desprenden las letras.

Carrie & Lowell empapa lentamente y no deslumbra a la primera escucha. Puede incluso parecer plano: no hay grandes singles. Pero eso no es un defecto. En tiempos en los que el formato álbum se ha convertido en un anacronismo, Sufjan Stevens lo ha recuperado para contar una historia tan usual como sobrecogedora. Algo tan viejo y doloroso como la pérdida. Resulta absurdo pretender que se conoce a un creador por su obra. Pero, a veces…

Carrie & Lowell. Sufjan Stevens. Asthmatic Kitty/PopStock.

Sufjan Stevens actúa el 29 de septiembre en el auditorio Forum de Barcelona y el 30 en el Teatro Circo Price de Madrid.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_