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‘Englishman in Alpujarra’

Chris Stewart publica la cuarta entrega de su retiro granadino. Arranca con indolencia pero, finalmente, levanta el vuelo

El Valero, la finca de Chris Stewart en Órgiva (Granada).
El Valero, la finca de Chris Stewart en Órgiva (Granada).

Chris Stewart es ese tipo de inglés que nos gusta a los españoles: inquieto, tan idealista como pragmático, que sabe vernos, leernos y organizarnos como sociedad, como grupo, sin psicoanalizarnos. Mirada admirativa, curiosa, romántica, pero de afecto sincero. El inglés trotamundos, el adaptativo sin dejar de ser tan inglés. Y por aquí sentimos una admiración nunca confesada por ellos. Le envidiamos lo listos que se creen y que son, el acertar con quienes ganan las guerras, el fair play. Haber elegido la religión del capitalismo, los Beatles y acertar en colonizar la parte más fresquita de América. En definitiva: envidiamos que se lo saben hacer. A sus piratas, si robaban para la Corona los convertían en lores. Nosotros, tesoreros de partidos políticos. Por eso cuando uno de ellos se enamora de nosotros, nos conquista y dejamos que nos comente los partidos del Plus, nos diga dónde está enterrado Lorca o nos piensen el país en el siglo XIX.

Los últimos tiempos del Club del Autobús es la cuarta entrega de la aventura de Stewart, su mujer, Ana, e hija, Chloé, en una zona dura e inhóspita de la Alpujarra granadina. Propuesta vital new age sin moralina ni adoctrinamiento. No tiene sentido buscar un contenido literario a un libro que su autor parece querer negar, más artesano que artista. El humor de sus páginas no es sino optimismo y armonía, a veces, agradablemente irónica. Amable el retrato de sus personajes, meros nombres intercambiables a excepción de Ana y Chloé. Sus alpujarreños de origen y de adopción son siempre seres positivos. Nada que objetar a todo ello cuando además tienes la sensación de que este es el libro que quería escribir su autor, y eso siempre es una victoria.

Los últimos tiempos del Club del Autobús es un dietario del día a día y algunas jornadas elegidas en el cortijo El Valero, recetas culinarias, perros y sección de bricolaje a pequeña y gran escala: de una valla a un puente. Otra cosa es el cómo narras lo que narras. Stewart en ocasiones parece que haya querido hacer tan roma la superficie de la mesa que ya no sea ni mesa. Que no haya querido fabular, interesar, seducir al lector, y así nos entrega un relato casi indolente, malgastando posibilidades. Incomprensiblemente, eso sucede de forma notoria en las 90 primeras páginas. A partir de ahí, Stewart decide hacer de narrador e intervenir más en lo que narra y en el valor de su mirada de forastero. El paciente da entonces señales de vida.

Los últimos tiempos del Club del Autobús. Chris Stewart. Traducción de Patricia Antón. Salamandra. Barcelona, 2015. 254 páginas. 17 euros.

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