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“La vida del torero no corrió peligro, pero el toro lo ha podido matar”

Paquirri está estable, dentro de la gravedad, según el cirujano Enrique Crespo

Rivera Ordóñez es trasladado por compañeros.Foto: atlas

Enrique Crespo, el cirujano que operó Francisco Rivera Paquirri tras la grave cornada que sufrió ayer en la plaza de toros de Huesca, ha dicho que el estado general del diestro es ‘estable’ dentro de la gravedad y que su vida ‘no ha corrido peligro en ningún momento, aunque el toro lo ha podido matar’. Según ha revelado, ‘¡viva la Virgen del Rocío!’ fueron las últimas palabras que dijo el torero antes de que él lo operara en la misma plaza de toros.

El cirujano jefe de la plaza de toros oscense ha hecho este diagnóstico tras visitar al torero en la UCI del Hospital San Jorge de Huesca, en la que se encuentra desde ayer tras ser operado en la enfermería de la plaza de toros.

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Según ha explicado, el torero ha pasado una noche ‘tranquila y estable’, y el escáner al que ha sido sometido ‘no ha detectado nuevas lesiones’, aunque habrá que esperar a la evolución de las heridas.

Tras insistir en que no ha habido ‘ninguna complicación’ en estas horas, ha avanzado que el torero sería trasladado a la Clínica Quirón de Zaragoza, donde será visitado por su familia.

El diestro está consciente, con dolores, y ha hablado con los médicos; el doctor Crespo ha avanzado que tendrá una recuperación muy lenta, ya que las heridas tienen que cicatrizar y pueden aparecer complicaciones menores. El doctor ha resumido la situación del toreo diciendo que ‘lo bueno es que no se han detectado otras lesiones’, aunque el ‘pronóstico sigue siendo muy grave’. ‘Su vida no corrió peligro en ningún momento’, concluyó.

Francisco Rivera fue cogido mientras saludaba con el capote al segundo toro de su lote, de nombre Traidor, de la ganadería de Albarreal, que le prendió por la zona abdominal, dejándolo varios segundos colgado del pitón.

‘Es una herida terrible por lo que le ha hecho y lo que aún le puede hacer. Todos nos hemos dado cuenta cuando le hemos abierto la barriga de que el toro lo ha podido matar en el ruedo’, decía el cirujano jefe al portal Aplausos. ‘La cornada va de una fosa iliaca a otra. En la fosa derecha -continuó- le ha metido el cuerno hacia la cavidad abdominal y lo primero que ha hecho el pitón es disecarle la arteria iliaca en 3 cm. Si en vez de disecarla y contundirla la desgarra, la situación podía haber sido trágica. Además, el cuerno le ha levantado todo el colon ascendente, también el ciego, y le llega hasta la columna, donde tenemos pegada la aorta, que la ha pelado en 5 cm. Y lo mismo: si le llega a desgarrar la aorta, se nos muere’.

El médico ha insistido en que ‘la cornada es gravísima, y la suerte es que es que está vivo’.

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