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Gritos de ‘libertad, libertad’ e intento de agresión a Morante en Palma

Con los tendidos casi llenos, Alejandro Talavante salió a hombros tras cortar dos orejas

 El diestro extremeño Alejandro Talavante, sale a hombros.
El diestro extremeño Alejandro Talavante, sale a hombros. ALBERTO VERA (EFE) (EFE)

El diestro Alejandro Talavante abrió esta noche la Puerta Grande del coliseo balear de Palma gracias a las dos orejas que logró, una de cada toro de su lote, en una noche emocionante en la que los tendidos, prácticamente llenos, gritaron ‘libertad’ para un espectáculo muy amenazado en la capital balear.

Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Zalduendo, de desiguales hechuras y remates, justos de fuerzas y descastados en su conjunto. El único que se salvó fue el buen segundo.

Morante de la Puebla, ovación y ovación; José María Manzanares, oreja con petición de la segunda y silencio, y Alejandro Talavante, oreja y oreja.

El público asistente coreó el grito de "libertad, libertad" antes, durante y después del paseíllo. En el primer toro saltó al ruedo un espontáneo antitaurino que, tras intentar agredir a Morante de la Puebla, fue reducido y detenido por la Policía.

Morante de la Puebla dejó retazos de su personal tauromaquia ante el toro que abrió corrida, un ejemplar blando y muy parado de Zalduendo que no le permitió pasar de las pinceladas aisladas. Pudo haber conseguido algún trofeo si mata correctamente.

El cuarto tuvo algo más de motor sin llegar a ser un toro completo. Morante estuvo soberbio con el capote. Faroles, navarras y chicuelinas fueron la antesala de una faena muy venida a menos en la muleta, como el animal, que se quedó sin fuerzas demasiado pronto.

Manzanares cuajó una gran faena a su primero, al que toreó con mucha elegancia, empaque y cadencia, especialmente por el pitón derecho, por donde se movió más y mejor el animal. Los tendidos vibraron con el alicantino, que cerró labor de una gran estocada. Le pidieron con fuerza la segunda oreja, pero el usía solo concedió una.

El quinto fue un manso de libro, un animal huido y rajado prácticamente desde su salida por chiqueros. Manzanares lo intentó de todas las maneras posibles, mas fue imposible estructurar algo lucido.

El primero de Talavante se desplazó pero sin humillar, y el extremeño, que cuajó un importante recibo capotero, anduvo sobrado con él, toreando limpio y ligado, corriendo la mano con largura y, lo más importante, conectando con la gente. Cortó una oreja.

En el sexto salió a por todas Talavante, que inició faena de rodillas para, a continuación, crear una obra en la que la inspiración, los recursos, el buen gusto y la naturalidad se aunaron para provocar el delirio en los tendidos baleares, que sólo lo premiaron con un trofeo al faltarle al torero más contundencia con la espada.

Triunfo de Gómez del Pilar en La Adrada

El diestro Gómez del Pilar cosechó un triunfo rotundo en la localidad abulense de La Adrada, donde cortó tres orejas, dos cuales fueron de un gran toro de Antonio San Román premiado con la vuelta al ruedo.

Con media entrada, se lidiaron toros de Antonio San Román, bien presentados y de juego desigual, destacando el tercero, premiado con la vuelta al ruedo.

Serafín Marín, oreja y silencio; Javier Herrero, silencio y oreja, y Gómez del Pilar, dos orejas tras aviso y oreja.

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