_
_
_
_
_

Trigo, agua, música, vino. Sonorama en 3, 2, 1...

El festival, que empieza este miércoles 12 de agosto, se hace mayor de edad

Isabel Valdés
La plaza del Trigo durante el Sonorama 2014.
La plaza del Trigo durante el Sonorama 2014.Diego Santamaría

18 y 42. Son los años que cumplirán, el mismo día, el Sonorama Ribera y su director, Javier Ajenjo. Hoy, este miércoles 12 de agosto, uno se hace mayor de edad y el otro echa la vista atrás. Casi dos décadas han cambiado por completo la programación, la duración, la perspectiva. Pero no la espina dorsal: hacer las cosas por amor al arte. El festival nació en 1998 de la mano de Ajenjo y Susana Vicario, se embarcaron en esa empresa sin saber que se convertiría en un mastodonte para salvar la tienda de discos que tenían en aquel momento. Les tocó pagar préstamos durante diez años. A cambio, crearon uno de los eventos indies (e imperdibles) del año.   

La primera edición se enfrentaba a un panorama todavía en pañales. El Espárrago Rock, aparecido en 1989, fue el primero. Cuando el Sonorama asomó la cabeza, ya había algunos más: el Festimad y el Sónar tuvieron su primera edición en 1994, el FIB un año después, y en el 96, el Viña Rock y el Contempopránea. Hoy hay alrededor de 450 festivales en España. Ninguno se gestó como el arandino, ni nuevos ni viejos: todo es a través del voluntariado, desde el máximo responsable hasta el último colaborador. Desde el segundo cumpleaños del Sonorama, la asociación cultural Art de Troya se hace cargo de la gestión. "También a partir de esa segunda edición se produjo un hecho insólito, fracasó en público y económicamente, pero hubo un tremendo éxito emocional y humano. Y seguimos", explica Ajenjo.

El escenario principal del Sonorama antes de empezar la edición de 2014.
El escenario principal del Sonorama antes de empezar la edición de 2014.Diego Santamaría

¿Cuál es el truco para mantener a un inmenso grupo de gente trabajando durante todo el año, sin cobrar nada, y poner en marcha un festival que ya ronda las 50.000 personas? Ajenjo se ríe, parece que él a veces también se lo pregunta: "Mucha limpieza. Al final, el gran problema de los colectivos es la falta de información interna, guerras económicas... Cuando empiezan a ser las cosas rentables, es cuando llega el conflicto". Sin euros no hay pelea. "A eso podemos añadir mucha voluntad y amor por Aranda". Ha debido de ser inmensa —la voluntad—, porque hasta el 2012 no empezó a ser rentable.

Han encontrado, sin duda, el equilibrio. "Se ha soltado de la mano y es un ser independiente. Aunque para ello hemos tenido que pasar por todo tipo de vicisitudes. Hace poco recordábamos cómo teníamos que hacer todo nosotros, incluso terminaba el festival y había que descargar el equipo de los camiones". Ese callo, que no solo aparecía en las palmas sino también en las agendas de cada uno, es quizás uno de los motivos por los que el festival no ha parado de crecer en pares de manos. Ahora, los voluntarios, tienen incluso una pestaña en la página web del festival. "Hay gente que viene desde hace mucho tiempo. No los vemos en todo el año, pero aparecen por la puerta y saben qué tienen que hacer y dónde tienen que estar. En un mundo donde la gente se ha acostumbrado a pensar que todo se hace a cambio de dinero, nosotros demostramos que se pueden hacer recibiendo solo la satisfacción personal y de forma profesional".

Javier Ajenjo, director del Sonorama Ribera, en la presentación de la edición de 2015.
Javier Ajenjo, director del Sonorama Ribera, en la presentación de la edición de 2015.Paco Santamaría (EFE)

La estructura no es lo único que difiere de otros festivales. Su visión de lo que debe acoger se ganó, durante un tiempo, alguna que otra crítica. Por sus escenarios han pasado Loquillo, Bebe, Calle 13, La Mala Rodríguez.... "Creo que hemos roto esa barrera del estilo, para nosotros esto tenía que ser una fiesta de la música, había que cortar ese corsé y dejar que hubiese otro tipo de música". El año pasado fue Raphael, este verano será Estrella Morente

"Envidia sana", pronuncia Ajenjo si se le pregunta por algunos festivales. "Pero nuestra función es seguir adelante y mantener el respeto por las bandas nacionales. No podemos perder la cabeza. Hay festivales que pagan millonadas por un caché internacional, y luego regatean a los grupos españoles. He visto carteles que dañan la vista, con bandas extranjeras inferiores en calidad a las nacionales siendo cabezas". Reclaman el poder de la música patria, aunque también tengan sus pequeñas perlas allende las fronteras. Franco Battiato es una de las que este año ha quedado pendiente. "Pero lo conseguiré", zanja el director. Nadie a su alrededor lo duda. Hace un par de años, hartos de los sobrecostes de los grupos foráneos, se presentaron en todas las oficinas de contratación internacional: "Y nos hicieron caso. Aunque al igual que conllevó grandes satisfacciones (Belle & Sebastian o Travis), también trajo alguna decepción (Smashing Pumpkins)". 

Poco estímulo hay en llevar la contraria a alguien que tiene, junto a otros dos amigos, una bodega que se erige como su trabajo "serio", toca en un grupo (Yani Como), y se ocupa durante todo el año del festival. "El grupo es mi forma de sentirme vivo y de expresarme. Acabamos de fichar por Universal y después de diez años, no dejamos de ser lo mismo, cinco amigos que tocan para pasarlo bien".

45.000 asistentes llenaron Aranda de Duero el pasado año.
45.000 asistentes llenaron Aranda de Duero el pasado año.Diego Santamaría

La filosofía de vida de Ajenjo tiene tentáculos interminables que llegan hasta cada una de las cosas que ama, hace o proyecta. También hasta el futuro del Sonorama. A 15 días del festival estaban pensando si colgar el Sold Out: "Hasta ahora, el festival ha permitido acudir a todo el mundo que ha querido, y ojalá que podamos seguir así. Estamos alcanzando un poco el límite y es importante que la gente esté cómoda". Si llegaran a sobrepasar esa línea roja, lo tiene claro, tendrían que cortar la entrada, "por un tema básico de comodidad. Aquí hay que estar bien, a gusto".

Quieren seguir siendo lo que son, no piensan romper el ecosistema de una ciudad de 30.000 habitantes que cada día del festival acoge alrededor de 15.000. "No queremos saturar más de lo que ya están restaurante y alojamientos". Hay festivaleros que tienen que dormir a más de 80 kilómetros de Aranda porque en abril suele estar todo casi al 100% de su capacidad. "Esta es nuestra idiosincrasia y no queremos convertirnos en un festival masivo". Perderían ese no sé qué si lo fueran.

Píldoras

El mejor lugar para colocarse en la plaza del Trigo.

Una anécdota de 2014.

Un concierto que no te puedes perder.

"Justo en el escenario. Hay que colocarse debajo y con tiempo, para que te llegue el agua de la manguera".

"No sabría decir, esto es un cúmulo de historias alrededor del festival. Puedo elegir una con Raphael, cuando entró por una puerta trasera, cruza por delante de los voluntarios en el comedor y ellos espontánemanete le aplauden".

"Correos, tenemos en ellos mucha confianza y mucha fe, van a estar en uno de los escenarios principales (en el Castilla y León, el sábado, a las 23.35)".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_