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PATIO DE COLUMNAS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Esto no es una columna

Javier Sampedro

Es absolutamente falso que Epiménides se pasara durmiendo 57 años. Ya Plutarco dejó claro que solo fueron 50, e incluso eso podría ser una exageración. Si hay un dato cierto sobre Epiménides no es que durmiera en exceso, sino que era un tocapelotas. Fue quien, siendo cretense, acuñó la fastidiada frase: “Todo cretense miente”. Si la frase es verdad, entonces es mentira, y si es mentira es verdad. Es la famosa paradoja de Epiménides. Que después de formularla durmiera 50 o 57 años es una cuestión que no afectará al futuro del universo, ni mucho menos al comportamiento de la Bolsa.

Miren, se lo confieso espontáneamente, Plutarco no dio ni una. Otro ídolo caído, por si no bastaba con el tema del busto. La paradoja de Epiménides, sin embargo, revela un rasgo muy profundo de cualquier sistema de conocimiento, o incluso de cualquier sistema complejo, una enfermedad de toda inteligencia, un socavón de todo universo.

Dos de los cerebros más sutiles de su tiempo, Alfred Whitehead y Bertrand Russell, soñaron en las primeras décadas del siglo XX con la idea de un robot creador de conocimiento: un conjunto de teoremas que encarnarían nuestro conocimiento del mundo y que podrían inferirse de solo las tres o cuatro verdades más simples y autoevidentes, un cuerpo de conocimiento deducido de la nada. Lo importante no es que fracasaran. Lo importante es que estaban obligados a fracasar, y que lo estaban por los principios más profundos de su propia ciencia, la lógica matemática.

Fue un futuro amigo de Einstein, el visionario lógico matemático Kurt Gödel, quien les enfrentó a su profundo error, y de paso trazó a grandes rasgos magistrales la limitación esencial de cualquier sistema, o cualquier mente, que pretenda comprender el mundo. Gödel miró el conocimiento desde el piso de arriba, desde donde puede apreciarse la arquitectura de cualquier sistema de axiomas y reglas deductivas, lo sometió a su genio matemático y dedujo un teorema que decía: “Esto no es un teorema”. La paradoja de Epiménides hecha matemática, es decir, verdad necesaria.

Una paradoja no es cualquier contradicción —como el millón de pavos de distancia entre la caja A y la caja B—, sino una contradicción entre dos verdades, entre dos modelos del mundo que deben ser ciertos en algún sentido, y que sin embargo resultan incompatibles. Como esta frase es mentira, como esto no es un teorema y como nuestra biografía, que no tiene sentido ni metida en Instagram.

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