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Gran debut

Los relatos de Klay tienen valor testimonial y un estilo de autor

La constante participación de Estados Unidos en los conflictos de guerra de los siglos XX y XXI ha generado una literatura bélica (generalmente anti) de considerable importancia en el conjunto de su narrativa. La pregunta ante un libro primerizo de relatos como este de Phil Klay, que ha obtenido nada menos que el National Book Award, es: ¿qué tiene de distinto, de singular, con respecto a toda la narrativa de guerra que le antecede? Toda ella ha coincidido en su valor testimonial, pero lo que diferencia unos libros de otros, aparte del tratamiento del asunto, es la aproximación tradicional (como en Los desnudos y los muertos) o la subjetiva (como el desquiciamiento en Trampa 22). Y la respuesta no es otra que el estilo.

En los 12 relatos que conforman Nuevo destino hay varios puntos de vista: el del soldado en acción; el de la memoria reciente, ya de vuelta del frente; el de un observador presente, pero no participante, y el del soldado que se pregunta.

En el primer caso, Klay cuenta como si la escritura fuese una cámara situada en la frente del soldado que avanza. La sensación de amenaza inminente tensiona el texto a un extremo expresivo que muestra un nuevo modo de contar (véase el relato que da título al libro). El segundo modo es más tradicional en la forma: véase ‘En Vietnam tenían putas’, donde el soldado habla con su padre, veterano de Vietnam. El tercer modo lo refleja muy bien ‘Plegaria desde el horno de fuego ardiendo’, donde un soldado invadido por la incomprensión del horror, que su conciencia es incapaz de asimilar, conversa con el capellán mientras el combate les sigue abrasando día a día, un capellán que es un acierto total como voz narradora. Es un encuentro existencial de dos personas heridas situadas en posiciones vitales diferentes dentro de la misma guerra que aporta otra visión, nueva. Por último, para cerrar los ejemplos, ‘Diez kilómetros al sur’ cuenta la historia de un soldado que ha disparado por primera vez su batería y está obsesionado por saber a cuántos enemigos ha matado; o ‘El dinero como sistema armamentístico’, una visión vitriólica del soldado de servicios auxiliares que desde segunda fila observa el efecto de la intervención de civiles que buscan beneficio del conflicto desde el campo de batalla. Hay un relato especialmente feliz y corrosivo de la demencia de la burocracia de guerra que remite a Trampa 22: ‘OLI’. Absolutamente novedoso y arriesgado.

Es el estilo el que unifica y da vida común a estos relatos, un modo de atacar cada conflicto, directo pero no lineal, hiriente, múltiple (sarcasmo, dolor, barbarie, miedo…), con etiqueta de autor. Lo que cambia de posición en cada uno de ellos es la colocación de la mirada, una mirada que no se perdona ni se compadece del lector.

Klay destaca por su capacidad de transmitir los sentimientos mientras se producen. Ahora, como escritor, le queda abrir el foco y confirmar este debut extraordinario.

Nuevo destino. Phil Klay. Traducción de Inga Pellisa. Random House Barcelona, 2015. 288 páginas. 20,90 euros.

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