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Phil Klay: “La ficción sobre la guerra será cada vez más extraña”

Un marine es un marine aunque se haya retirado y haya cambiado la provincia de Anbar, en Irak, por el Brooklyn más hipster. Pero el autor mantiene el porte y la actitud

Marc Bassets
Phil Klay, exmarine y autor de la colección de cuentos 'Nuevo destino', el pasado mayo en Brooklyn.
Phil Klay, exmarine y autor de la colección de cuentos 'Nuevo destino', el pasado mayo en Brooklyn.Fernando Sancho

Un marine es un marine aunque como Phil Klay (Nueva York, 1983), se haya retirado y haya cambiado la provincia de Anbar, en Irak —ahora en manos del Estado Islámico—, por el Brooklyn más hipster; un escenario que se parece más al de un capítulo de la serie Girls que de El francotirador. Pero el autor de Nuevo destino (Literatura Random House), mantiene el porte y la actitud —cortés, contenida, aristocrática— de muchos miembros del Marine Corps.

PREGUNTA. Cuando llegó a Irak, ¿sabía que escribiría un libro?

RESPUESTA. No. Siempre había escrito, pero nunca sobre la guerra. En la universidad estudié escritura, inglés e historia. En Irak escribí un poco, pero no sobre la guerra. Es curioso porque yo siempre había sido un gran lector, pero aparte de los clásicos, como la Ilíada, la Odisea o Nada nuevo en el Oeste, antes de decidir entrar en el Cuerpo de Marines no había leído muchos libros de guerra. En la universidad tuve un mentor, Tom ­Sleigh, un poeta fantástico, que me dijo algo así como: “Si vas a ir a la guerra, debes leer a las mentes más brillantes que han pensado sobre ella”. Así que me hizo leer Guerra y paz; Caballería roja, de Isaak Bábel; Viaje al final de la noche, de Céline; Entre paréntesis, de David Jones; Heming­way y mucho más.

P. Uno de los temas de su libro es cómo los civiles no entienden la guerra. ¿Es posible lograr que la comprendan por medio de la literatura?

R. Lo que ocurre es que a veces ni los propios veteranos se entienden a sí mismos. Cuando estás inmerso es difícil tener perspectiva. El veterano de Vietnam Karl Marlantes escribió What it is Like to Go to War (Cómo es ir a la guerra), y dijo: “Pregúntele a un soldado veterano de combate de 20 años qué se siente al matar a un hombre” y, si es honesto, su respuesta probable, y furiosa, será: ‘Nada’. Pero si a ese veterano le hace la misma pregunta 40 años después, puede que la respuesta sea muy diferente. Y no dependerá sólo del soldado, sino de la comunidad que le rodea”. Damos sentido a las cosas de forma colectiva. A veces para un veterano es difícil porque en ocasiones los recuerdos son dolorosos, porque la cultura militar es tan distinta de la civil, y también porque en nuestra cultura hay tantas ideas establecidas en torno a la guerra que tienes que navegar entre ellas. En el libro hay muchos personajes que cuando la gente sabe que son veteranos, se forman ideas sobre quiénes son y lo que vivieron y lo que esto significa. Con frecuencia hay una idea política sobre lo que significa ser veterano. Y esta idea sobre la guerra nunca se ajustará a las experiencias de una persona

P. En su libro, adopta la voz de distintos soldados y marines.

R. Como escritor, recurres a tu propia paleta emocional para que los narradores sientan cosas distintas y contradictorias. Quería que, sin importar desde qué perspectiva se leyese, perturbara al lector y lo implicara.

P. ¿Cómo se cierra la distancia entre los veteranos de guerra y la sociedad?

R. Yo intenté escribir un libro. Y hay mucha más literatura de veteranos. Pero es una batalla constante. Muy pocas personas sirven en las Fuerzas Armadas…

P. ¿Debería haber más gente?

R. Sí, pero no creo que ocurra nunca.

P. ¿Cuál sería la solución?

R. Un amigo mío bromea con que deberíamos tener unas Fuerzas Armadas casi únicamente voluntarias que, en un pequeño porcentaje, estuviesen compuestas de militares reclutados obligatoriamente entre los hijos del 1% [más rico] y de los legisladores. Y entonces se resolverían todos los problemas. Pero no ocurrirá. A pesar de ello, creo que el servicio público, no sólo en las Fuerzas Armadas, sino también en el Peace Corps, el servicio diplomático o en cualquier otro ámbito, es extremadamente valioso.

P. ¿Usted entró en los Marines con esta vocación?

R. Sí.

P. Estuvo destinado a la provincia de Anbar, ahora en manos del Estado Islámico.

R. Sí, en 2007, durante el surge [el aumento de tropas impulsado por el general David Petraeus, y que sirvió para estabilizar la provincia].

P. ¿Qué siente ahora al ver el Estado Islámico controlando este territorio?

R. Dolor y rabia. Es horrible. He conducido por estas ciudades, conozco a algunas de esas personas. Es horroroso para ellas. Espantoso.

P. Uno de sus personajes dice: “Estoy harto de contar historias de guerra”. ¿Usted también lo está?

R. Quedan muchas historias por contar, así que no tengo esa sensación, pero entiendo por qué él [su personaje] la tiene. En parte está cansado de un tipo de historia de guerra en particular, y yo tampoco quiero más historias de guerra de esas. Quiero historias en las que ni he pensado, historias de guerra que nunca hemos oído, historias de guerra que me sorprendan. Cada vez habrá más ficción bélica y cada vez será más extraña.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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