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Te quiero aunque no te haya visto (ni te vaya a ver)

No todas las historias de amor empiezan con un flechazo en el primer segundo. La de Gabriel y Leonardo es una de ellas, está contada en 90 minutos y dirigida por Daniel Ribeiro

Isabel Valdés
El director de la película 'A primera vista', Daniel Ribeiro.
El director de la película 'A primera vista', Daniel Ribeiro.Jaime Villanueva

El momento en el que alguien duerme enfundado en la prenda de otra persona, está francamente jodido. Entiéndase jodido por enamorado. Es ese instante, en el que Leonardo se abraza con la sudadera de Gabriel e inspira el olor de la chaqueta caqui como quien va a zambullirse en el agua, cuando el espectador lo sabe con certeza: Leonardo es gay y está enamorado de Gabriel. Hilado con aguja fina, va despiezando y dejando migas sin golpes de efecto, ni obviedades, ni tópicos. A primera vista está dirigida por Daniel Ribeiro (São Paulo, 1982) y ha recibido más de cuarenta premios internacionales. Son 90 minutos de luz sobre un tema que aun arrastra recovecos oscuros.

"Normalmente las películas que hablan sobre la homosexualidad en la adolescencia, o la homosexualidad en general, son pesadas, tienen un final triste o son negativas... Yo quería hacer un filme solar, claro, positivo", explica Daniel Ribeiro en la sala de un hotel en pleno centro de Ópera, en Madrid. Iba a quedarse en España un par de días y tuvo que alargar la estancia hasta una semana. La película tiene una pequeña laña invisible, tal vez sea la conjunción de una estética luminosa, matizada por colores desaturizados, una historia con fondo pero sin saña y un personaje ciego, sin pesares ni traumas. Nada de evidencias. Hermosa, en el más estricto sentido de la palabra y aunque sea un adjetivo despojado de su significado más primario por el uso.

El instante previo al "gran momento" final de la película.
El instante previo al "gran momento" final de la película.

A primera vista sube un escalón en la visualización de la homosexualidad en Brasil, un país que reconoció el matrimonio homosexual en 2012 en el estado de Alagoas y al que poco a poco se fueron sumando el resto de estados. Sin embargo, la contradicción entre lo que se ve y lo que se siente sigue siendo palpable. El país tiene una de las tasas más altas de asesinatos por homofobia del mundo, según el Grupo Gay de Bahia. "Socialmente cada vez se acepta más pero sigue habiendo muchos problemas, muchos casos de violencia", corrobora el director. "A pesar de que la homosexualidad ha sido muy tratada en el cine y en la televisión y sugiere una aproximación de la población con este tema, la profunda religiosidad de Brasil colabora para que este sea un tema no bien resuelto".

Algo que sí logra el filme, elegido por Brasil como candidato a los Oscars 2015 como mejor película extranjera (aunque no llegó a ser candidato por la Academia). Ribeiro mezcló los clichés de cualquier historia de amor con un adolescente homosexual y ciego que empieza a despertar al deseo y a todas aquellas emociones que, en la superficie, parecen más fáciles para quienes pueden ver. "La historia se parece a mi historia. Yo también tenía una mejor amiga en el instituto, también llegó un chico nuevo a la clase, y también acabé enamorándome de él. Siempre tuve muy claro quién era y batallé por ello, sin negarme jamás a mí mismo". Salvando cualquier distancia, la relación podría ser la de cualquier adolescente, "solo que al tener un personaje homosexual y la forma natural en la que está tratado, convierte la película en reivindicativa".

Daniel Ribeiro ya ha vuelto a Brasil después de recorrer más de una veintena de países con su película. La que abrió el debate entre los espectadores, la que recibió decenas de premios del público; la misma con la que Ribeiro quiere intentar cambiar una parcela de su mundo, la que muchos critican por ser bonita y tener final feliz. "Cierto que no es la regla. Pero es posible".

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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